En los últimos 30 años, la producción lechera mundial ha aumentado en más del 59 por ciento, pasando de 530 millones de toneladas en 1988 a 843 millones de toneladas en 2018.
La India es el mayor productor mundial de leche, con el 22 por ciento de la producción total, seguido por los Estados Unidos de América, China, Pakistán y Brasil.
El crecimiento de la producción lechera se debe principalmente al aumento del número de animales destinados a la producción, y no al de la productividad por cabeza. En muchos países en desarrollo, la baja calidad de los recursos forrajeros, las enfermedades, el acceso limitado a mercados y servicios, y el reducido potencial genético de los animales lecheros limitan la productividad lechera.
Además, la producción lechera se enfrenta a desafíos como el cambio climático, que afecta a la disponibilidad y calidad de los recursos naturales; la competencia por el uso del suelo y el agua con otros sectores; la presión demográfica y la urbanización; las normas sanitarias y ambientales cada vez más estrictas; y las fluctuaciones de los precios y los mercados.
Para hacer frente a estos desafíos, la producción lechera necesita innovar y adoptar prácticas más eficientes, resilientes y sostenibles. Algunas de estas prácticas son: mejorar la genética y la nutrición animal; implementar sistemas integrados de producción agropecuaria; aplicar tecnologías digitales para el manejo y la trazabilidad del ganado; promover la cooperación y la asociatividad entre los productores; fortalecer las capacidades técnicas y empresariales; y fomentar la participación en cadenas de valor inclusivas y competitivas.
La leche y los productos lácteos son alimentos altamente nutritivos que aportan proteínas, calcio, fósforo, vitaminas y otros nutrientes esenciales para el crecimiento y el desarrollo humano. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda consumir al menos 500 mililitros (ml) de leche o sus equivalentes al día para cubrir las necesidades nutricionales básicas.
Más de 6 mil millones de personas en el mundo consumen leche y productos lácteos; la mayoría de ellas vive en los países en desarrollo. Sin embargo, el consumo percápita varía considerablemente según las regiones y los países, dependiendo de los hábitos alimentarios, los ingresos, los precios, la disponibilidad y la preferencia por los distintos tipos de productos lácteos.
El consumo percápita de leche y productos lácteos es mayor en los países desarrollados, pero la diferencia con muchos países en desarrollo se está reduciendo. La demanda de leche y productos lácteos en los países en desarrollo está creciendo como consecuencia del aumento de los ingresos, el crecimiento demográfico, la urbanización y los cambios en los regímenes alimentarios. Esta tendencia es más pronunciada en Asia oriental y sudoriental, especialmente en países muy poblados como China, Indonesia y Vietnam.
El consumo de leche y productos lácteos se ve influenciado por la diversidad de productos disponibles en el mercado, que varía según las regiones y los países. La leche líquida es el producto lácteo más consumido en el mundo en desarrollo, seguido por los productos lácteos fermentados, como el yogurt y el queso. Sin embargo, los productos lácteos procesados, como la leche en polvo, la mantequilla, el queso y el helado, están adquiriendo una mayor importancia en muchos países.
El consumo de leche y productos lácteos también se ve afectado por las preferencias y percepciones de los consumidores, que están cada vez más informados y exigentes. Los consumidores buscan productos que sean saludables, funcionales, naturales, seguros, convenientes y asequibles.
Además, los consumidores se interesan por el origen, la calidad y la sostenibilidad de los productos que consumen, así como por el bienestar animal y el impacto ambiental de la producción láctea.
Para satisfacer las necesidades y preferencias de los consumidores actuales y futuros, el sector lácteo necesita innovar y ofrecer productos más diversificados, diferenciados y de valor agregado. Algunas de las tendencias que se observan en el mercado global de productos lácteos son: el desarrollo de productos lácteos con propiedades funcionales o nutracéuticas; el uso de ingredientes naturales, orgánicos o vegetales; la creación de nuevos formatos y presentaciones de los productos lácteos; la personalización y la adaptación a los gustos locales; y la certificación y la trazabilidad de los productos lácteos.