Conocer el impacto que las micotoxinas pueden tener sobre la producción animal depende de la complejidad del diagnóstico.
Las micotoxinas son metabolitos secundarios, producidos por los hongos filamentosos (o mohos), que siempre están presentes en la naturaleza y que –bajo ciertas condiciones– tienen el potencial de contaminar casi todos los ingredientes utilizados en las dietas para la producción de ganado de leche.

Es muy difícil detectar cuándo las micotoxinas están perjudicando la salud y el desempeño de los animales.

¿Cuál es el impacto de las micotoxinas sobre el ganado de leche?

Algunas micotoxinas pueden muchas veces ser identificadas fácilmente a alto niveles de concentración, como la zearalenona (que afecta principalmente la reproducción) y otros tipos de micotoxinas (que causan envenenamiento agudo o cambios drásticos en la producción de leche y en el estado de salud del animal). Pero lamentablemente, las toxinas más frecuentes –y que son las más difíciles de detectar– se presentan a bajos niveles en las raciones y sus efectos en la salud de los animales son subclínicos.

La presencia de micotoxinas en el alimento balanceado a menudo está relacionada con un aumento en la incidencia de trastornos metabólicos: como la cetosis, la placenta retenida, el desplazamiento del abomaso, la mastitis, la metritis, la cojera, un recuento de células somáticas (RCS) elevado y, en consecuencia, una ligera disminución de la producción de leche. Asimismo, las micotoxicosis subclínicas reducen la rentabilidad al disminuir la producción de leche y al aumentar los gastos por tratamientos veterinarios necesarios.

Las micotoxinas por lo general ejercen sus efectos a través de 4 mecanismos principales:

  • Una reducción de la ingesta o rechazo del alimento balanceado.
  • Una menor absorción de nutrientes y un metabolismo deteriorado.
  • Alteraciones en los sistemas endocrino y exocrino.
  • Inhibición del sistema inmune.

Conocer el impacto que las micotoxinas pueden tener sobre la producción animal depende de la complejidad del diagnóstico. Con frecuencia, los signos no son claros y pueden ser el resultado de una progresión de efectos, lo que hace difícil o imposible contar con un diagnóstico preciso (debido a resultados clínicos complejos con una gran variedad de signos).

¿Cuándo las micotoxinas constituyen una amenaza para las vacas lecheras?

Siempre presentes en el entorno de la producción animal, las micotoxinas representan una amenaza potencial, incluso, para las explotaciones lecheras mejor gestionadas.

Una exposición a las micotoxinas puede darse ya sea a través de una sola dosis alta o a través de una cantidad baja ingerida durante un período de tiempo. Este problema se complica, aún más, con la presencia de diversos tipos de micotoxinas juntas a bajas concentraciones en las raciones, lo que puede tener el mismo impacto que la existencia de una sola micotoxina a un nivel alto. Estas toxinas ingresan a las vacas a través del alimento contaminado y generalmente no son detectadas hasta después de que comienzan a afectar a los animales. Esto significa que los productores deben estar atentos a cualquier señal de amenaza de micotoxinas.

¿Cómo manejar las micotoxinas en su ganado de leche?

Desechar los alimentos que muestran una presencia evidente de hongos, puede ayudar a controlar las micotoxinas en las dietas destinadas a las vacas lecheras. Sin embargo, debido a la naturaleza imperceptible de estos compuestos tóxicos, incluso sin indicios de mohos, puede existir la amenaza de una contaminación; lo que hace que la detección de micotoxinas sea más complicada.

Al detectar este problema con anticipación, se pueden adoptar las medidas necesarias para mitigar el impacto de las micotoxinas sobre la inmunidad de su ganado y así sobre la rentabilidad de su producción.

Le presentamos 10 signos de advertencia que todo productor debe vigilar:

1.Mohos visibles en el forraje y en el alimento balanceado

Mohos como los de los géneros PenicilliumAspergillus o Fusarium –que se encuentran con frecuencia en el pasto y en el ensilaje de maíz– son productores comunes de micotoxinas. Su coloración puede ayudarnos a detectarlos, aunque todos ellos comienzan siendo blancos y solo adquieren un color con el paso del tiempo. Por lo que se debe sospechar de todos los mohos:

  • Los mohos de color blanco a rojo/rosáceo pertenecen generalmente al grupo Fusarium. Y son hongos que se generan durante el cultivo.
  • Los mohos de color azul verdoso suelen ser Penicillium, que con frecuencia están relacionados con un almacenamiento deficiente. Pero pueden crecer también en el campo bajo ciertas condiciones meteorológicas.
  • El género Aspergillus, que es muy común en climas secos, es de color verde olivo a amarillo.

2.Calentamiento del silo

El calentamiento del silo es una consecuencia natural del proceso de fermentación que se produce durante el ensilado. Sin embargo, algunas veces este proceso puede volverse inestable debido a una subida importante de la temperatura. Cuando esto sucede, se puede perder materia seca (MS) valiosa.

Durante la cosecha, el oxígeno y los microorganismos quedan atrapados en el interior del forraje. Estos dos elementos generan fermentación exotérmica (produciendo calor), lo que solo cesa cuando se ha consumido el oxígeno o cuando los microorganismos han sido eliminados o están inactivos. Durante este período, las temperaturas pueden elevarse de 50 a 60°C.

Para evitar este problema, se debe cumplir con todas las pautas señaladas en las guías de ensilado. Lo más importante es garantizar que los silos estén correctamente compactados y cubiertos. Esta fase de calentamiento es inevitable y clave para el proceso de ensilado.

Los forrajes que son cosechados y ensilados correctamente serán los menos afectados. Pero si el calentamiento dura demasiado tiempo, este puede tener un impacto negativo sobre la calidad de las proteínas presentes en el forraje y reducir la MS disponible.

El buen manejo del ensilaje es clave para asegurar que no se pierdan importantes nutrientes de la MS y de los forrajes, por causa de los procesos de calentamiento. El aumento excesivo de calor en el silo se debe a una compactación insuficiente, lo que provoca que el aire sea absorbido hacia el interior (justo hacia la base del silo). Esto permite que crezcan levaduras, mohos o bacterias que estaban latentes; y aparezca así uno de sus riesgos asociados: la producción de micotoxinas.

Para prevenir el calentamiento de los forrajes:

  • Utilice un inoculante heterofermentativo para forrajes (que esté avalado por investigaciones científicas).
  • Compacte y llene correctamente la estructura de almacenamiento del forraje.
  • Cubra el ensilado correctamente con plástico de buena calidad.
  • Selle bien la estructura del silo los antes posible después de llenarlo.
  • Utilice herramientas que permitan una extracción pareja del forraje y que aseguren un buen manejo en la cara expuesta del silo.

3. Heces sueltas y/o sin consistencia

Un signo revelador e importante de una mala salud intestinal es las heces sueltas y/o inconsistentes (como diarrea recurrente, algunas veces sanguinolenta o de color oscuro). Cuando el sistema digestivo no está funcionando de manera eficiente, debido a un desafío por micotoxinas, esto a menudo se manifiesta a través de la consistencia de las heces de las vacas.

4. Disminución de la ingesta

Una exposición a las micotoxinas, tanto a bajas como a altas concentraciones, puede tener un impacto importante sobre la salud del rumen. Estos problemas gastrointestinales pueden provocar una reducción de la ingesta del alimento e, incluso, su rechazo (afectando así el desempeño animal y la condición corporal).

El deoxinivalenol (DON) es el nombre de una micotoxina del género Fusarium detectada con mayor frecuencia (también es conocida como vomitoxina). En el ganado vacuno, el DON está asociado generalmente con una menor ingesta de alimento balanceado y con una menor producción de leche.

5. Corvejones inflamados y lomos arqueados

Además de afectar internamente a las vacas, también encontramos algunos indicadores externos que alertan posibles problemas derivados de una contaminación por micotoxinas. Por lo que debe vigilar patas traseras inflamadas, lomos arqueados e, incluso, fisuras que muestren una separación entre la pezuña y la pata.

En el oeste de Canadá se han presentado brotes esporádicos de terneros nacidos con debilidad en el tren posterior y con acortamiento de las patas. Inspecciones post-mortem demostraron que estos terneros tenían los conductos raquídeos estenosados y placas de crecimiento anormales en sus huesos. Aunque la causa no ha sido determinada con precisión, estos signos se reprodujeron al incluir paja de cebada enmohecida en las dietas y se cree que han sido provocados por una micotoxina.

6. Letargo en el ganado

Diversos estudios han demostrado que una exposición a las fumonisinas puede provocar fatiga en las vacas. Esto se puede detectar al observar que están echadas más tiempo de lo normal, que se resisten a estar de pie y que muestran apatía o un aspecto apagado.

7. Caída repentina en la producción de leche

Uno de los impactos más importantes que una contaminación por micotoxinas puede tener sobre su explotación ganadera es una menor producción de leche. Si advierte una pérdida repentina o temporal de leche en su rebaño podría ser consecuencia de complicaciones por una dieta contaminada.

8. Recuento de células somáticas elevado

El recuento de células somáticas (RCS) es un buen indicador del estado de salud mamaria del ganado de leche. Las células somáticas en la leche corresponden principalmente a los glóbulos blancos, que son producidos por las vacas para combatir los microorganismos causantes de mastitis.

Estas células están siempre presentes en la leche. Pero cuando un agente infeccioso entra en la ubre o cuando esta está dañada, entonces el recuento de células somáticas aumenta.

Las micotoxinas comprometen el sistema inmune del rebaño, haciéndolo más susceptibles a enfermedades infecciosas. Un aumento en el RCS y en la incidencia de la mastitis clínica puede ser consecuencia de la ingestión de micotoxinas a través del alimento.

9. Disminución del rendimiento reproductivo

Las micotoxinas también pueden tener un impacto sobre el rendimiento reproductivo. En algunos casos, estos efectos en la función reproductiva pueden estar directamente relacionados con alguna micotoxina en concreto (como es el caso de la zearalenona).

Diversas investigaciones han señalado un gran número de efectos clínicos atribuidos a la zearalenona. Un descenso de la fertilidad, ciclos estrales anormales, vulvovaginitis, una menor producción de leche o hipertrofia de la glándula mamaria; son algunos signos descritos con más frecuencia en el ganado vacuno.

A partir de estos cambios se han registrado efectos simples o múltiples. Así, un cambio en el ciclo estral puede manifestarse de varias formas. El celo prolongado, ausente o irregular se asocia comúnmente con la zearalenona. Y ya que estos cambios anormales en el estro no se producen solo por la toxicidad de la zearalenona, se deben investigar las causas –relacionadas con el alimento balanceado– cuando se observa que aumentan los ciclos estrales anormales en el rebaño.

No obstante, los cambios en la función reproductiva también pueden deberse a los efectos indirectos de otras micotoxinas en la salud animal, por ejemplo: las micotoxinas de la familia de los tricotecenos como el deoxinivalenol o las toxinas T-2/HT-2 están asociadas a tasas de preñez más bajas en las vacas lecheras.

10. Aumento de la incidencia de laminitis y mastitis en el ganado

La mastitis es definida como una inflamación de la glándula mamaria. Generalmente, la mastitis se desarrolla principalmente como respuesta a una infección bacteriana intramamaria. Pero también puede ser el resultado de infecciones micoplasmáticas o fúngicas intramamarias.

El daño tisular en la glándula mamaria repercute negativamente en la producción de leche de la vaca y por lo tanto en la rentabilidad de la lechería.

Otro aspecto que debe tenerse en cuenta es la mayor incidencia de cojera en las explotaciones lecheras, donde las vacas se alimentan con raciones contaminadas por micotoxinas. La cojera por sí sola produce grandes pérdidas económicas debido a una menor producción de leche, un rendimiento reproductivo alterado, y mayores tasas de eliminación y costos veterinarios.

Aunque existen diferentes causas posibles para la aparición de laminitis y de cojera en el ganado de leche (incluyendo superficies inadecuadas en los alojamientos o mala nutrición), se ha demostrado que las aflatoxinas afectan la integridad de la pezuña, lo que aumenta los costos por tratamientos de afecciones podales.

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