Las autoridades y gremios del sector lechero en Colombia siguen monitoreando de cerca las compras de leche en polvo procedentes del exterior, más exactamente de los cupos sin arancel que llegan de EE. UU. y la Unión Europea como parte de lo firmado en los Tratados de Libre Comercio.
Estas importaciones no solo son relevantes por sus implicaciones económicas sino también por el impacto social que tiene en miles de familias productoras de leche en Colombia.
El reporte de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) correspondiente a las importaciones desde EE. UU., generado el pasado 2 de julio, muestra un cupo total de 17.261 toneladas. Hasta la fecha se han consumido casi 12.769 t, lo que constituye el 73,98 % del total asignado. Quedan por consumir 4.492 t (26,02 %).
El consumo de este contingente ha sido más lento en 2024 que respecto a los últimos 4 años. En 2020 el cupo de 11.790 t se agotó en solo 2 semanas; en 2021 las 12.969 t se acabaron en 3; en 2022 la industria tardó 5 meses en consumir 14.266 t, mismo lapso que se tardó en importar 15.692 t en 2023. Sin embargo, en cada caso, entre el 80 y el 90 % los contingentes se había consumido los primeros 3 meses de cada año.
Por otro lado, de acuerdo con el reporte de la DIAN, la cantidad inicial del cupo de leche en polvo proveniente de la UE es de 8.400 t. Durante el primer semestre, Colombia ha consumido 1.562,3 t, lo que representa el 18,60 % del cupo total. Aún quedan disponibles **6.837,7 t **, equivalentes al 81.40 % del cupo no consumido.
La razón por la cual el cupo arancelario de EE. UU. no se ha consumido con la misma celeridad que en años anteriores se debe al elevado inventario nacional de leche en polvo que comenzó a elevarse desde mediados de 2023.
Anticipando la caída en la producción que ocurre normalmente entre diciembre y marzo por cuenta del verano, la industria compró grandes cantidades de leche en polvo. Desde julio del año pasado está por encima de las 13.00 toneladas, en diciembre subió a más de 19 mil, y en marzo y abril de este año superó las 20.000 toneladas, una cifra que no se veía desde más de 6 años.
De hecho, el inventario mensual reportado en abril de 2024 es el más alto de la última década, de 20.672 t, en tanto que el de marzo fue el segundo más alto con 20.096 t. El tercero es el de enero de 2018, cuando se registraron 20.058 t. En esa época los cupos se mantuvieron elevados en febrero y marzo, con 19.943 t y 19.580 t respectivamente, pero disminuyeron en abril.
Importaciones siguen afectando la producción nacional
Si bien la importación de leche en polvo libre de aranceles ha disminuido este año, no significa que la industria nacional esté acopiando más leche en el país. Como lo han denunciado los productores lecheros en los últimos meses, están viviendo una grave crisis por múltiples factores, pero en resumen les están reduciendo el pago de la leche a pesar de que los costos de producción y los precios de venta al público están altos.
Como manifestó José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de Fedegán, en su columna «Volvieron las lluvias… y la leche derramada», los ganaderos están viviendo una dura realidad debido al bajo acopio formal mientras que la industria prefiere adquirir leche en polvo importada de EE. UU., de la UE y de otros países de Suramérica, como Argentina, Bolivia y Chile.
El dirigente ha argumentado desde hace años que la competencia con los productos importados, que no enfrenta barreras arancelarias, puede afectar negativamente la industria lechera nacional. La importación sin aranceles de casi 15 mil toneladas en solo seis meses refleja una tendencia que podría continuar afectando la dinámica del mercado y la sostenibilidad de los productores nacionales.
Ante esta situación, Fedegán ha dispuesto a través de su Fondo de Estabilización para el Fomento de la Exportación de Carne, Leche y sus Derivados (FEP), de $4.000 millones para incentivar las compras internas de leche en polvo, quesos maduros, quesos frescos y leche UHT, con el fin de reducir las importaciones. Así lo explicó Augusto Beltrán, secretario técnico del FEP:
«La justificación radica en los altos niveles de inventario de leche en polvo; además, en diferentes regiones del país se ha presentado una fuerte reducción en el acopio y los precios pagados al productor. Adicionalmente, siguen entrando leche en polvo y productos lácteos debido a los tratados de libre comercio suscritos por Colombia con Estados Unidos y la Unión Europea», señaló.
Por este motivo, los $4.000 millones se otorgan a través de un mecanismo de compensación a las empresas que participen en la negociación y venta de lácteos, con dos condiciones (entre otras): que comercialicen derivados de origen nacional y que no los hayan importado.
Sin lugar a dudas, aun cuando las importaciones lácteas se hayan reducido, su impacto no deja de sentirse entre los ganaderos dedicados a la producción de leche. Como remató Lafaurie en su columna, en 2 años se acabarán los cupos arancelarios de lácteos procedentes de EE. UU., de manera que la industria podrá adquirir cuanta leche necesite sin tener que pagar un solo peso en impuestos arancelarios.
«No quiero pensar en 2026, cuando la industria pueda traer de Estados Unidos toda la leche en polvo que quiera sin arancel… ¿Qué será de nuestro pequeño productor campesino?», remató.
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