Salud, Economía y Medio Ambiente
En el mundo más de 2 mil millones de personas tienen sobrepeso y al mismo tiempo 811 millones de individuos reciben una nutrición deficiente. Esto responde no sólo a una situación económica sino también a la falta de educación de las personas encargadas de alimentar a sus familias. Cómo armar el rompecabezas de una nutrición adecuada, que sea accesible y que además tenga en cuenta el cuidado del medio ambiente es un tema que ocupa a los científicos alrededor del mundo.
Muchos piensan que una dieta que solo contenga alimentos de origen vegetal sería más saludable, menos agresiva para el medio ambiente y podría ser además más económica, pero parecen perder de vista que alimentarse no es sólo “llenar la panza”: existen requerimientos nutricionales para que nuestro organismo pueda formarse, regenerarse y energizarse para funcionar adecuadamente.
Como en casi todos los aspectos de la vida, lo que es bueno, lo es porque está en equilibrio: la dieta más completa, más amigable con el medio ambiente y más barata posible dentro de esa completud estará compuesta por lo animal y lo vegetal.
Así los investigadores encontraron que una dieta que no excluya alimentos de origen animal como la leche, puede ser hasta un 40% más económica que una dieta de sólo alimentos vegetales tendiente a alcanzar similares requisitos de energía y nutrición.
A diferencia de las frutas y las verduras que provienen de muchísimas plantas diferentes, la amplia gama de productos lácteos que existen viene de una sola fuente: Su Majestad, La Leche, que se puede procesar de muchas maneras diferentes, haciendo variar en sus combinaciones las proporciones de proteínas, grasas, vitaminas, minerales y componentes bioactivos.
Los roles de los alimentos de origen vegetal y animal son complementarios y el mensaje de que las dietas son saludables y sostenibles de acuerdo a su origen en términos de bueno o malo, plantea una falsa dicotomía.
Tanto la agricultura como la ganadería al mismo tiempo que utilizan recursos naturales, le devuelven al ambiente beneficios que están siendo subestimados.
Las plantas ayudan a eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera, por lo tanto, están directamente involucradas en la regulación del clima. Producen oxígeno, filtran y purifican el agua, protegen los suelos de la erosión.
Los rumiantes se alimentan de vegetales no comestibles por los humanos. Pastan en tierras que no son adecuadas para la agricultura reciclando celulosa en proteína, al mismo tiempo que producen estiércol como fertilizante, mejorando naturalmente la calidad de esos suelos.
Así mismo los subproductos de la ganadería y la agricultura se pueden utilizar como sustratos para los biocombustibles, ayudando a reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Todos estos servicios ecosistémicos muestran que lo vegetal y lo animal tienen una relación simbiótica y complementaria, manteniéndose mutuamente en equilibrio y prosperidad.
A medida que más hablamos de sostenibilidad, tanto el sector agrícola como el ganadero están trabajando para mejorar la eficiencia en la producción y reducir su impacto ambiental, poniendo especial atención en la las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso racional de agua y la energía, la mejora de los suelos, la biodiversidad y la gestión de residuos.
Productores, científicos, industriales y consumidores, todos somos cada vez más conscientes y estamos cada vez más preocupados y ocupados en aportar desde nuestro lugar, al cuidado del planeta. No nos olvidemos en esa vorágine, que nosotros también somos el planeta y debemos cuidarnos y alimentarnos, y ejercitarnos para estar cada vez más sanos, más fuertes y más felices.
¡Consumir lácteos hace bien! Es bueno para el planeta y es bueno para nosotros.
Vos ¿Ya tomaste tu vaso de leche hoy?
Valeria Guzmán Hamann
EDAIRYNEWS
