Actualmente “el déficit acumulado de precipitación en la zona núcleo entre 2020 y 2022 es más bajo que el registrado entre 2007 y 2009, una de las más intensas sequías que haya afectado a la región” dijo la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías en su último informe.
El clima está impactando directamente en los crecimientos de las pasturas y consecuentemente en la posterior confección de silos, lo que redundará en un aumento de costos en la alimentación. Pero las complicaciones no terminan ahí, la campaña del maíz puede ser peor que la del trigo.
El maíz temprano puede llegar a representar solo el 20% de la producción total. Esto significa que va a escasear el maíz tanto en nuestro país como en el mundo, ya que Argentina suele irrumpir en el mercado mundial con una disponibilidad de 25 millones de toneladas para el binomio marzo-abril y para el año que viene sólo se espera disponer de 9 millones exportables en esas fechas.
Sumemos a este panorama el retiro de Ucrania del mercado mundial, un Brasil que cosecha a mediados de año y EEUU con stocks sorprendentemente bajos en términos históricos nos enfrentan a un fuerte pronóstico de encarecimiento de uno de las componentes principales en la dieta de las vacas lecheras.
Hasta el momento los números de producción no se han visto afectados por las reservas que todavía tenían los productores y que han puesto a disposición de sus animales para aprovechar el comienzo de la campaña. La preocupación real es cómo se entrará al próximo otoño.
La esperanza está en que el clima cambie, pero los pronósticos no son muy positivos. La revisión del Servicio Meteorológico Nacional es dura para el trimestre Noviembre-Diciembre-Enero. El pronóstico es de Inferior a la normal sobre todo el norte, noreste y centro-este del país.
Pero además de ser mala la previsión de las precipitaciones, tampoco acompañan los pronósticos de temperaturas que serán superior a la normal sobre el centro-este del país y el centro y norte de Patagonia.
Con pronósticos tan duros por delante hay que prestarles más atención a los stocks industriales. Los últimos números que mostró el Ocla son de Agosto de este año y revelan que estamos ante el volumen más bajo para la leche en polvo desde que se inició la serie de relevamientos en 2015. En el volumen general de todos los productos sólo agosto de 2019 se evidenció por debajo de los actuales números.
Con producción que amenaza a la baja, pobres existencias en las industrias y desincentivos financieros por delante la lechería argentina enfrenta un 2023 muy complicado en su inicio.