Con tan solo 21 años, heredó y se hizo cargo de La Serenísima, empresa que revolucionó y transformó hasta convertirla en una de las más grandes de la Argentina y líder en el rubro.
Corría el año 1929, cuando Antonino Mastellone y Teresa Aiello decidieron crear en la localidad de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, una empresa dedicada a los lácteos llamada ‘La Serenísima’. Quién iba a pensar que, al siguiente año, nacería no solo el primero de sus seis hijos, sino la persona que llevaría a la compañía de Mastellone Hnos S.A, a convertirse en una de las más importantes del país y en toda la región con la incorporación de numerosas innovaciones. Desde que era niño, su vida estuvo ligada al mundo lácteo no solo porque colaboraba en el tambo familiar, sino que también porque acompañaba a su tío José, hermano de Antonino, en el reparto diario de los productos. El contacto y la participación en diversos ámbitos de la empresa fue constante, hasta que le llegó la hora de asumir un compromiso más grande: tomar la dirección. Tras la muerte de su padre en 1952, que le dejó enseñanzas y ejemplos, tuvo que tomar la posta de La Serenísima con tan solo 21 años. Todo un desafío que aceptó.
Don Pascual, como todos lo llamaban, falleció el 16 de agosto del 2014 afectado por una neumonía y el mal de Parkinson, se despidió dejando un legajo imborrable entre sus allegados y sus empleados. Reconocido y galardonado en varias ocasiones durante su extensa trayectoria empresarial, recibió varias distinciones como, por ejemplo, el premio Konex por sus emprendimientos y espíritu innovador que llevaron a su compañía a convertirse líder y ejemplo de las otras marcas lácteas. Definiendo al trabajo “como su vida” y revelando que no se imaginaba “haciendo otra cosa”, en sus últimas entrevistas en 2011, el empresario es un claro ejemplo de perseverancia, constancia y esfuerzo para todo emprendedor que desea iniciar su propio negocio o proyecto.
Este viernes, a las 10 de la mañana se oficiará una misa en su memoria, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en General Rodríguez.