China, India, EE.UU., Brasil y Pakistán son responsables de casi la mitad del impacto ambiental mundial derivado de la producción de alimentos.
IMPACTO AMBIENTAL | “Hay muchos alimentos diferentes en el planeta y numerosas formas de producirlos. Las consecuencias medioambientales son múltiples y difíciles de calcular. Si comprendemos mejor las repercusiones negativas, podremos conseguir una producción de alimentos más eficiente desde el punto de vista medioambiental. De este modo protegeremos el medio ambiente y ayudaremos a garantizar que tengamos alimentos suficientes para la población mundial”, afirma Moran en un comunicado.

“Nadie había hecho esto antes, y la cartografía ha sido una tarea gigantesca”, afirma Daniel Moran, investigador del Departamento de Energía e Ingeniería de Procesos y autor principal del trabajo, que colaboró con 16 investigadores de distintas universidades, incluidas las de Leeds y la de California Santa Bárbara.

Cuando el investigador utiliza la palabra eficiencia, se refiere al menor impacto ambiental posible por kilogramo de alimento producido. La aportación de Moran al estudio ha consistido en cartografiar el impacto ambiental que provoca el comercio internacional.

El estudio muestra que cinco países -China, India, EE.UU., Brasil y Pakistán- son responsables de casi la mitad del impacto medioambiental mundial derivado de la producción de alimentos. Los investigadores no han “coronado” a los países con menor huella ambiental por una sencilla razón: se trata de países pobres que viven con escasez de alimentos y hambre.

Los investigadores han obtenido datos sobre el 99% de toda la producción de alimentos en agua y en tierra de la que se informó en 2017. La singularidad de este estudio es que el grupo de investigación ha tenido en cuenta los principales tipos de presión que la producción de alimentos ejerce sobre el medio ambiente: Emisiones de CO2, consumo de agua, destrucción de hábitats y contaminación.

También han seguido todo el “ciclo de vida” de los alimentos -desde la siembra del grano y el nacimiento del lechón hasta el pan y el tocino en la mesa del consumidor- para determinar el impacto medioambiental total. Agotamiento del suelo, pesticidas, vertidos tóxicos, alimentación animal, irrigación, gasóleo para el transporte y emisiones de la producción de fertilizantes: todo está incluido en su gran cálculo medioambiental.

Cartografiar los “kilómetros de viaje” de los alimentos no es fácil. Una pizza congelada puede tener ingredientes de varios países. Dinamarca, que exporta carne de cerdo en grandes cantidades, importa simultáneamente pienso para cerdos, por ejemplo.

El viaje desde la vaca, pasando por la central lechera, hasta la mesa del desayuno dista mucho de ser una ruta directa. En algunos países, un producto tan sencillo como un yogur puede incluir tanto leche en polvo importada como fruta deshidratada.

El estudio considera el mar, el agua y la tierra en su conjunto. Los cerdos y las aves de corral dejan huella en el medio marino porque comen arenques, anchoas y sardinas. Y en la cría del salmón, éste consume piensos vegetales cultivados en tierra.

Con todos los datos recogidos, los investigadores crearon un gran número de mapas especializados que pueden combinarse para estudiar distintos efectos. Los mapas ofrecen una imagen sencilla que permite comparar directamente casi todos los alimentos de distintas regiones.

El estudio muestra que el 90% de toda la producción de alimentos tiene lugar en el 10% de la superficie terrestre mundial.

La producción de productos lácteos y carne de vacuno ocupa el 25% de la superficie agrícola. A menudo se ha dicho que la ganadería tiene el impacto ambiental más perjudicial porque ocupa la mayor parte de las tierras de pastoreo, utiliza mucha agua y produce grandes emisiones de metano.

Sin embargo, la encuesta muestra que la cría de cerdos supone una mayor carga medioambiental, sobre todo debido a la gran cantidad de recursos utilizados para producir piensos.

“En general, los alimentos producidos localmente son la opción más respetuosa con el medio ambiente, pero nos sorprendió lo mucho que variaba la huella de producción de un mismo producto en distintos países”, afirma Moran.

“Un producto alimentario puede ser sostenible cuando se produce en un país, pero no en otro. Por ejemplo, resultó que la producción de soja en EE.UU. es dos veces más eficiente desde el punto de vista medioambiental que en la India.”

Los investigadores no señalan ninguna dieta en particular como la mejor para el medio ambiente. La dieta óptima puede variar mucho de un país a otro. Moran señala que, aunque los alimentos locales suelen ser sostenibles, la gente puede querer encontrar un equilibrio entre su deseo de ser autosuficiente con todo tipo de alimentos y una producción lo más eficiente posible desde el punto de vista medioambiental.

 

Leé también: Cuando la vaca no es el problema, sino la solución – eDairyNews-ES

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