La organización agraria Asaja ha apelado a la “sensibilidad” de los consumidores a la hora de elegir leche española, en especial después de que este martes entre en vigor el real decreto por el que se obliga a la leche y productos lácteos producidos en España a indicar el origen de la materia prima. Con ello se podrá contribuir a apoyar a las familias ganaderas y así favorecer el mantenimiento de población y el territorio de Castilla y León.
La obligación de indicar el origen en los productos lácteos que empezará a aplicarse mañana es, según trasladó Asaja a través de un comunicado, una reivindicación “constante” y que resulta “esencial” para que el consumidor “tenga garantías de comprar producto de proximidad, nacional y con todas las garantías de calidad”.
Este cambio coincide en el tiempo con la publicación, el pasado 16 de enero, del último informe de la Comisión Europea sobre el observatorio del mercado de la leche, en el que se comprueba que los ganaderos españoles siguen percibiendo precios muy inferiores a la media europea. Se consolida pues una tendencia, iniciada en otoño de 2016, a raíz de la liberalización de las cuotas, “injusta e incomprensible, teniendo en cuenta que España es un país deficitario en leche, y que tiene que importar una parte significativa de lo que consume, precisamente a países exportadores cuyos ganaderos están cobrando más que los españoles”, denunció Asaja.
Así, por cada 100 litros de leche, el ganadero español cobró en diciembre 32,33 euros, el belga 36,46 euros, el danés 36,97 euros, el alemán 37,16 euros, 36,35 el francés, 37,20 el italiano y 37,25 el holandés. La media de este grupo de países de referencia en la producción de leche fue de 36,24 euros por cada 100 litros, lo que representa el 12,1 por ciento más que lo que percibió el ganadero español. “Esos tres céntimos que no se está pagando serían la vida para nuestros ganaderos, un margen suficiente para que las cuentas salgan, poder invertir e incluso contratar mano de obra, en definitiva, confiar en el futuro”, indica la organización agraria.
Para Asaja “lo que no está funcionando en España es la propia industria láctea, de las más ineficientes de Europa, que tapa sus carencias y su incapacidad para adaptarse al mercado apretando a los ganaderos”, relataron. Las lácteas funcionan en la práctica “como un cártel, pactando precios a la baja, una situación que las administraciones no han tenido la valentía de controlar”, subrayó la organización agraria.
Por eso, la aplicación del nuevo real decreto “abre un camino” para que las decisiones de compra del consumidor repercutan “positivamente” en los ganaderos. “Es vital que los consumidores exijan leche de origen España, porque si este respaldo es masivo las industrias tendrán que ofrecer producto nacional, y pagarlo de forma digna, como en el resto de Europa, como es de justicia, puesto que la leche española es al menos homologable en calidad, por no decir mejor, al de resto de países”.