Hubo un momento en el que Lácteos Rodríguez SA (Larsa) lanzó su mirada a lo lejos.
La sociedad nació en Vilagarcía, con la apertura de una modesta lechería en 1947, aunque la relación de los Rodríguez con el sector se remontaba a 1933. A partir de los años 70, la compañía entra en una febril fase de expansión que la lleva a adquirir Arjeriz (Outeiro de Rei), Iberolacto (Ourense), Xeve (Pontevedra) y Vega de Oro (Meira), además de abrir sus propias plantas en Vigo y en Madrid.
Eran los tiempos dorados en los que Larsa daba empleo a 1.200 personas y distribuía sus productos a través de seis mil puntos de venta en toda España. De alguna forma, esa vocación de dominio del mercado se viene abajo en 1988, cuando la empresa cambia de manos y pasa a depender de la cooperativa Union Laitière Normande, cuyos problemas provocan un segundo traspaso, esta vez al holding Bongrain, igualmente de capital francés, en 1993.
Aquel momento había pasado de largo para desembocar en una preocupante etapa de inestabilidad, que concluye en diciembre de 1997, cuando Larsa se integra en Corporación Alimentaria Peñasanta, matriz de Central Lechera Asturiana, que también se hace con la catalana Ato. Desde entonces han transcurrido 22 años en los que Larsa se ha convertido en la marca láctea de gran consumo que más se vende en Galicia. Lo certifica el estudio Brand Footprint. Hay algunos otros hitos que merece la pena subrayar.
El yogur de vainilla, sin ningún tipo de duda su producto fetiche, es la referencia que más unidades vende en la comunidad. En general, la evolución del yogur, cuya elaboración se centraliza en Vilagarcía, ha sido espectacular en los últimos años, con porcentajes de crecimiento que oscilan entre un 30 y un 40 %.
Algunos de sus lanzamientos, como el yogur de licor café, han funcionado como un auténtico revulsivo, y la marca continúa en esta línea de diversificación, con sus sobremesas dedicadas al Camino de Santiago y su trabajo con los sabores tradicionales del paladar galaico, que incluyen la tarta de almendra o la queimada.
La leche de pastoreo
Pero si existe un hallazgo del que los responsables de la compañía se sienten especialmente orgullosos, este es la leche de pastoreo. En el 2017, Larsa pone en marcha una ambiciosa estrategia que consiste en emplear únicamente leche de pastoreo certificada.
Sus vacas pastan un mínimo de seis horas al día, con una carga que nunca supera los 2,5 ejemplares por hectárea de prado. Leche de primera calidad, cualificada, que recibe una segunda certificación, a través de la etiqueta Galega 100 %.
El éxito de esta apuesta es incuestionable. En solo dos años, Larsa ha ampliado el número de granjas con las que trabaja en Galicia a más de cuatrocientas, a las que ha logrado especializar en productos de alto valor añadido, rompiendo así uno de los principales lastres que arrastra el sector.
La compañía es, hoy por hoy, la segunda mayor recogedora de leche en la comunidad, con 450 millones de litros el año pasado, lo que quiere decir que Larsa recibe más de 1,2 millones de litros de leche gallega cada día. Y ni aún así se satisface su potencial de crecimiento.
Doble certificación
La apuesta se extiende al queso, ya que Larsa es la primera marca en certificar también la leche empleada en su elaboración. 72 años después de su fundación, la antigua lechería de los Rodríguez se ha dimensionado adecuadamente bajo la órbita de Capsa. Sus dos plantas, en Vilagarcía y Outeiro de Rei, dan trabajo a 250 personas. En el horizonte se anuncian nuevas inversiones: una nueva línea de leche en Lugo y una segunda ampliación del área de yogur en la capital arousana. Y ha tocado incluso el mercado chino. Pasado, presente y futuro de Larsa son la leche.