Al abordar el tema de la cruda realidad de la economía campesina hay expertos y analistas que aseguran que la situación no es culpa del gobierno o de los mandatarios como tal, sino de una política de estado que vio muy fácil sustituir la producción de alimentos con unas importaciones de bajo costo con lo cual garantizó abastecimiento y un relativo control de la inflación sin tener en cuenta la destrucción de sectores productivos y el derrumbe en los indicadores de empleo.
Algunos confían en el gobierno de turno y destacan que el actual mandatario tiene una oportunidad única y feliz de reivindicar la ruralidad productiva porque mirando a futuro, la comida, el agua y el oxígeno serán tesoros más costosos que el oro, los diamantes, el petróleo o la energía atómica. Los versados en el tema ven en la administración Duque el momento para enderezar las cargas y así devolverle a los campesinos su verdadera credencial de salvadores y generadores de alimentos, los mismos que garantizan vida.
En este momento sigue vigente la negociación del tratado Alianza del Pacífico y desde varios puntos de vista el sector lácteo en cabeza de la Asociación Nacional de Productores de Leche, Analac, ha expresado no pocas inquietudes en compañía de otros gremios, tanto de leche como de carne, como la Federación Nacional de Ganaderos, Fedegan, la Federación Nacional de Productores de Leche, Fedecoleche, la Asociación Colombiana de Industriales de la Leche, Acoleche y con la industria láctea agrupada en Asoleche. En ese sentido el gremio lechero sigue en desacuerdo con el avance de esas negociaciones, eso sí entendiendo que el gobierno nacional tiene una presión política, bastante compleja por tratarse de compromisos que adquirió con países como Chile, México y Perú.
El Gerente General de Analac, Javier Ardila, le dijo a Diariolaeconomia.com, que viendo el entorno de negociación, hay una presión externa internacional que de alguna forma está permitiendo que dicha negociación siga considerándose. Indicó que alienta el compromiso gubernamental de no firmar más tratados de libre comercio y de abstenerse de pactar o rubricar convenios con países como Singapur, Canadá, Australia y Nueva Zelandia, aspirantes a hacer miembros de la Alianza del Pacífico, lo cual sería delicado.
“Esas políticas de estado, contrario a lo que hacen países como Estados Unidos o los de Europa que defienden a sus productores y buscan mercados externos para poner los excedentes, dejan la producción en manos internacionales porque desde la década de los 50 ese estado permitió que lo convencieran que producir trigo en Colombia era ineficiente porque resultaba más rentable importarlo de Estados Unidos, y entonces el trigo se acabó, luego fueron entregados maíz, cebada, algodón y ahora dicen que para que hay producción lechera si Estados Unidos la ordeña, así estamos, con unos sectores extintos y otros haciendo el curso”, aseveró el Gerente General de Analac.
Exportaciones a EE.UU.
La tesis de exportar leche a Estados Unidos podría ser una realidad tal y como lo han planteado algunos gobiernos, pero lamentablemente el trabajo sanitario articulado no se ha hecho como debe ser para tener un país totalmente libre de aftosa, de tuberculosis y de brucelosis, estas dos últimas patologías aún sin líderes nombrados a nivel nacional para que firmen las certificaciones que acreditan los hatos libres de esas enfermedades zoonóticas. A la fecha no hay nombramientos, expuso el dirigente, porque muchos perdieron el contrato a mediados de diciembre y eso dejó al país sin esos necesarios líderes.
Algunos nombramientos inclusive generan riesgos porque son hechos desde el punto de vista político, más no desde la cognición técnica y organizada.
Al definir los tratados comerciales y la lamentable situación de Colombia que cambió campos productivos por peladeros, Javier Ardila, especificó que de manera preocupante el país se dejó permear por las teorías económicas que impuso Estados Unidos lo cual es muy poco convincente porque la misión de los gobiernos norteamericanos ha sido defender a sus productores, igual las políticas y el modelo económico que rigen en esa nación no son consideradas en Colombia por alguna razón particular.
Estados Unidos lanza la propuesta y el estado colombiano, dijo, fue irresponsable al aceptar ese tipo de negociaciones porque una cosa es que a un país le ofrezcan pobreza y otra muy diferente que el estado opte por comprarla, puesto que cuando se aceptan importaciones masivas de alimentos se acaba el campo y sin campo no hay trabajo, no hay empresas y no hay futuro. La gran pregunta en medio del libre comercio es ¿qué va a pasar en Colombia con la seguridad alimentaria?
Un asunto a tener en cuenta es el proteccionismo y los posibles incumplimientos porque si a China le declararon una guerra comercial en un marco legal de libre comercio, lo más probable es que a muchos países les nieguen abastecimiento cuando las necesidades aumenten, lo muy grave es que si no hay comida es porque Colombia decidió desconectar el campo, abrirle paso a los condominios, olvidarse de las siembras como agro-negocio y dejar todo al garete para quedar en manos de la suerte o en el mejor escenario, de los especuladores.
La lección quizás no la aprendió Colombia pues en todos los escenarios económicos y familiares se dice que sin duda alguna lo barato sale caro y eso se ve hoy cuando la nación depende de unos despachos que con el tiempo modificarán sus precios y de unos vendedores probos porque ya hay quejas, y no pocas, de alimentos como el fríjol o el arroz que llegan contaminados e impregnados de plagas como el gorgojo.
Hay un asunto del que no debe apartarse el gobierno y la sociedad civil porque hay una producción de leche, al parecer en Boyacá, apoyada por nueva Zelandia que puede traer su doble intención ya que hay argumentos tales como que hay enseñanza, transferencia de conocimientos y otro tipo de filantropía que resultaría nociva para el sector.
Disputa de la leche, subió los precios
Analac indicó que luego de analizar con el ejecutivo el comportamiento de los inventarios de leche, a comienzos de marzo salió una resolución en la cual el precio era incrementado en 3,23 por ciento, como estaba previsto, pero aclaró que el comportamiento del alimento a nivel internacional y en el contexto interno ha tenido una distorsión que resultó favorable para los productores de leche en Colombia.
Agregó que como el precio del dólar ha estado alto, impactando el precio de la leche en polvo que sube semana por semana, el nivel de importaciones registrado en enero reportó un descenso considerable porque se hizo mucho más costoso importar leche que comprarla en Colombia. Adicional a todo, el fenómeno de El Niño que le pegó muy duro a algunas zonas del país hizo que vinieran unas bajas en la producción, muy normales para la temporada que suele ser de veraniega.
“En aquellas zonas en donde no se produce leche como la región Pacífica y la Atlántica la afectación fue mucho más grave porque allí el niño si produjo serios inconvenientes como escasez, tal y como estaba previsto”, apunto el Gerente General de Analac.
Expresó su satisfacción por la actualidad del sector lechero que ha logrado tener un buen trimestre como consecuencia del bajonazo en las importaciones de leche que evitaron la famosa y poco deseada enlechada en polvo que sucedía generalmente por esta época en los últimos años. La confortable situación, aseveró, permitió que los ganaderos empiecen a buscar mejores ofertas por parte de la industria y por ello se ha sabido que la cooperativa Colanta le quitó leche a Alpina, pero que a su vez Alpina le quitó leche a Colanta sin dejar de lado que Alquería les quito leche a las dos grandes firmas siendo igualmente víctima en un mercado dinámico en el que pujó Doña Leche, Alimentos del Valle, Alival, la italiana Parmalat y otras que entraron en una disputa de mercado que en este momento se está dando como hacía mucho rato no se veía.
“Lo que estamos tratando de hacer es que con la Superintendencia de Industria y Comercio esas denuncias gocen de blindaje para que no se filtren a la industria y así evitar retaliaciones en perjuicio de los productores o dueños de fincas y hatos”, apuntó el dirigente gremial.
Celebró que en buena hora el precio está al alza pese a las dificultades de bloqueos en el sur del país porque Nariño es normalmente un departamento que produce leche y algunos bienes como commodities y materias primas, pero no producto terminado. Un ejemplo es que ellos producen un queso que venden al interior del país, es decir de Cali hacia arriba, le ponen un empaque y lo devuelven a la región para su comercialización. Sobre las protestas anuales, ya recurrentes, de los indígenas del cauca, Ardila precisó que todo llega a esas manifestaciones en donde las vías de hecho exponen al máximo el inconformismo porque les incumplen promesas lejanas de la realidad.
Añadió que el poder que se le dio a la comunidades indígenas terminó siendo una equivocación babélica en vista que nada positivo se logró en productividad y desarrollo y sí por el contrario la buena voluntad desprendió en una serie de problemas tales como la infiltración de agentes armados ilegales de todos los pelambres que tienen intereses muy arraigados al narcotráfico que encuentran en la desestabilización de la región y de la institucionalidad, el mejor escenario para avanzar en negocios ilícitos. Todo ese entorno, afecta la oferta de leche y afecta a empresas, a ganaderos y consumidores.
Los precios
En materia de precios, Ardila comentó que el vencimiento comercial a que conlleva el Brexit con la Unión Europea, UE, y que vence muy seguramente en los inicios de marzo, está ejerciendo una presión muy importante porque el Reino Unido, al salirse del bloque comercial, pierde preferencias del TLC que tiene firmado Colombia y los países andinos con la UE. Es por eso, explicó el dirigente gremial, que los británicos están buscando que Colombia firme de alguna manera ese Brexit para que puedan ser beneficiados con unos cupos en carne y en leche, asunto muy adverso para Colombia que pagaría los platos rotos de la separación económica, comercial y política que propició el gobierno de Londres con los comunitarios.
“Al interior del Consejo Nacional Lácteo nos hemos manifestado diciéndole al gobierno nacional y al ministerio de Comercio Exterior que no estamos de acuerdo con esa situación”, afirmó el señor Ardila.
Si bien hay un lío grande en Nariño y Cauca en donde la leche se está pagando a precios muy bajos, no es el caso del promedio nacional por cuanto la leche a la fecha está cara. Un asunto a considerar es que históricamente el precio más bajo en el alimento proveniente de ordeño se da entre diciembre, enero y febrero ello explicado porque hay una pérdida de calidad que se castiga con 33 pesos, los mismos que son ajustados el primero de marzo con el decreto del ministerio de Agricultura, sin embargo este año resultó atípico porque empresas como Alpina ofrecieron una bonificación voluntaria, después de haberlas sustraído todas en 2018. Cuando muchos esperaban un ajuste de entre 32 y 33 pesos, la sorpresa fue grande cuando el alza por litro fue de 100 pesos.
La industria reconoce a quienes se certifican ante la autoridad sanitaria y cumplen a cabalidad con el ciclo de vacunación, 14,50 pesos por vacuna contra la brucelosis, otros 14,50 por prevenir la tuberculosis y 19 pesos adicionales por buenas prácticas ganaderas. En los pagos extras por vacunación, que son independientes de la tarifa bruta, igual entra la vacunación contra la fiebre aftosa.
“En este momento tenemos buenos precios y Colanta está buscando leche como lo está haciendo Alpina, Alquería, Parmalat y todas las plantas procesadoras. Según voces autorizadas, existe la intención de la cooperativa Colanta de abrir una ruta por Santander, idea que también surgió en Doña Leche, pero igual Alpina busca nuevos mercados porque se han quitado producto entre ellas mismas”, dijo.
En esa disputa por la leche, lo único cierto es que gana el productor primario, lo cual es más que justo porque los precios no daban buen reporte gracias a que se usaba un escudo llamado enlechada y la caída en las ventas. Los productores, señaló Ardila, aprendieron a negociar su producción lechera y por ello ya no permiten que algunas empresas impongan precios bajos, por fuera de los límites de la rentabilidad.
La producción lechera se ha convertido en toda una dicotomía porque no hay un solo consolidado que le de veracidad al aspecto cuantitativo. Un estimado del ministerio de Agricultura dice que la producción de leche el año anterior estuvo por el orden de los 7.200 millones de litros, pero el dato se aparta de la suma total puesto que al ver las compras de la industria se puede observar que las empresas pasteurizadoras compraron entre 10 y 11.5 millones de litros de leche por día el año anterior, así las cosas, dichas compras llegaron a 4.200 millones de litros anuales que es una producción medida por la absorción.