La llegada del otoño y el inicio de la curva ascendente en la producción auguran mejores tiempos para la lechería, al menos por el lado de la oferta.
Desde los tambos, los productores admiten que el verano fue casi letal para la producción, debido al intenso calor y a la elevada humedad que gobernaron los días estivales. A eso se sumó la presión de los costos, que hizo que muchos establecimientos redujeran su planteo productivo.
En ese contexto, la oferta de leche estacional para los primeros meses del año cayó más de lo normal.
Con menos leche disponible, la industria diagramó su flujo comercial para abastecer un mercado interno cada vez con menor poder adquisitivo.
La estrategia fue priorizar el stock de las primeras marcas por encima de las segundas, que era donde la demanda estaba más focalizada, por una cuestión de precios.
“Al tener menor volumen de leche disponible, las empresas buscan venderla a mayor precio, para recuperar costos”, admitieron desde la industria. Debido a ello, las existencias de leches UAT (larga vida) de primera línea, las que tienen un precio más elevado, son mayoría en las góndolas de los supermercados. En cambio, las refrigeradas –en especial el saché– se volvieron difíciles de conseguir.
Cambio de tendencia
Si bien la situación tendería a normalizarse en los próximos meses, cuando se prevé una recuperación en la producción, el mercado de leche fluida ha quedado con menos jugadores.
Desde que Sancor se retiró del negocio en agosto del año pasado, Mastellone es el mayor oferente nacional, a través de sus marcas La Serenísima y Armonía. Su capacidad para elaborar leche fluida ronda los dos millones de litros diarios, a lo que se suman algunas empresas proveedoras con presencia regional, como Milkaut.
Por tratarse de un negocio de mucha rotación y escaso margen, la producción de leche refrigerada no es tentadora para las usinas, que prefieren elaborar otros productos, como quesos, que tienen mayor rentabilidad.
En los últimos días, un nuevo jugador ingresó al mercado de leches UAT. Se trata de la empresa Adecoagro, que comenzó a comercializar en Buenos Aires su producto con la marca Las Tres Niñas (ex-Sancor), elaborado en la planta ubicada en Chivilcoy (provincia de Buenos Aires). La estrategia inicial es aparecer en las góndolas de los supermercados, para lo que prevé arrancar con la elaboración de 100 mil litros diarios, para luego crecer hasta 300 mil.
La restricción en la oferta de leche durante el verano generó la irrupción en el mercado de los denominados “alimentos a base de leche”. Una nueva categoría de productos lácteos que, más allá de la coyuntura, en el sector aseguran que llegó para quedarse y ser una alternativa para el consumidor.
Desde la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), aclararon los alcances de los nuevos alimentos. Cuando esos productos están elaborados con menos de 51 por ciento de leche, sus denominaciones de venta podrán ser “bebida de leche”, o “bebida a base de leche”. El envase no puede contener imágenes que sugieran que se trata de leche y debe aclarar con una leyenda que “no es sustituto” de ese producto.