La crisis económica sostenida por la que atraviesa el país ofrece escenas de deterioro social alarmantes, en especial por la incapacidad del Gobierno para controlar la escalada inflacionaria, que es exponencial en productos de primera necesidad, en especial alimenticios.
El caso más problemático se vio en las últimas semanas en el segmento lácteo, a raíz del aumento de los precios y el desabastecimiento en los supermercados de marcas más baratas por una decisión empresaria monopólica, fundada en los problemas en la cadena productiva que genera la recesión.
El consumo promedio de leche descendió a 183 litros anuales por habitante (per cápita) en el primer bimestre de 2019, en comparación con igual período del año pasado. Es el nivel más bajo desde 2003, cuando se ubicó en 179 litros en promedio, según reveló un reporte del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla).
Desde el organismo atribuyen la caída a distintos motivos: la combinación de una menor producción de principios de año (cayó 8,3% en el primer trimestre), la liquidación de stocks durante 2018, producto de los mayores niveles de exportación (subió 37% en toneladas) y la necesidad de hacer caja en el mercado doméstico, sumado a una baja en el consumo, muy importante a finales del año 2018 y principios de 2019, que “generaron obviamente un menor oferta doméstica”.
“Esa menor oferta en el mercado interno se expuso mayoritariamente en el rubro leches fluidas y dentro de ellas en su versión refrigeradas, que fundamentalmente se dio producto de la mayor afluencia de consumo debido al diferencial de precios entre las presentación sachet vs. cartón y la menor cantidad de marcas disponibles en la góndolas (baja disponibilidad de materia prima y/o plantas inactivas)”, arguyó el informe de Ocla.
Por su parte, días atrás el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, afirmó que la suba en el precio de la leche se debe “a la caída en la producción”, aunque estimó que ese problema se resolverá “en la primavera cuando ésta aumente”.
El dirigente rural manifestó que “hoy tenemos el mismo nivel de producción de hace 15 años y desde entonces se perdieron unos 2.000 tambos. Cuanto más producción haya mejor”.
Pelegrina también puntualizó que “la exportación también demanda más porque mejoraron los precios y hay que cumplir con esos compromisos con el exterior”, en referencia a la devaluación que mejoró la competitividad para la salida de lácteos, a costa del consumo local, según señalan muchos actores del rubro.
No obstante, el dirigente ruralista aseguró que el presidente de la SRA sostuvo que “tanto en el tema carne como leche, la exportación se lleva sólo el 20% de la producción”.