Es uno de los referentes más importantes en lo que a Holando se refiere. Jurado de la rural de Palermo, llevó sus animales al evento que ya se consolida como uno de los más relevantes de la zona en materia lechera.
En diálogo con Campolitoral, planteó una mirada crítica hacia el área oficial y hacia algunas estrategias del sector privado. Y destacó la necesidad de girar hacia una selección por velocidad de conversión de alimento. Finalmente, resaltó la importancia de una buena genética para la actividad lechera.
“Hay dos maneras de evaluar a un animal: a través del fenotipo, que es lo que vemos, o a través de un prueba genética (genoma), que es un análisis genético”, explicó. “Nosotros cuando hacemos una análisis fenotípico del animal evaluamos el ADN más el efecto del ambiente, pero cuando hacemos el análisis genético, estamos viendo los resultados de algo que no se ve externamente. Por ejemplo, la tasa de preñez, de fertilidad, cuánto va a vivir una vaca, y entonces lo ideal es combinar las dos cosas”.
Consultado sobre la importancia de retener esa genética en la zona, opinó que la lechería está creciendo “a pasos abismales”, y entonces toda la genética que se importa a través de semen queda acá. “Uno trabaja todo el año en la Cabaña para vender genética, y cuando esa genética queda en la zona es muy bueno, porque potencia porque le da un valor agregado a la genética local de cada productor”.
Apostar a la conversión
Fux insiste con que dos vacas iguales -una de mayor y otra de menor valor genético- comen lo mismo. Y que todas las especies (también aves y cerdos) vienen trabajando en la eficiencia de producción. “El pollo en los últimos 15 años fue ganando un día por año, y recién hace 3 años la lechería está empezando a seleccionar por eficiencia de conversión, esto quiere decir que con un kilo de materia seca que come una vaca, normalmente venía dando dos litros de leche, pero actualmente las nuevas líneas genéticas ya están dando 3. Quien tiene la posibilidad de llevarse eso a su campo o algún hijo se estos toros le está dando un valor agregado a la genética de su tambo”, expresó.
Respecto del rumbo de la actividad y de la falta de un concepto en Argentina, fue lacónico. “El mundo va a hacia el robot (por la escasez de mano de obra calificada) y hacia el encierre. Pero tenemos un Gobierno Nacional que pregona otra cosa: ellos son muy amigos del CREA, y el CREA te dice: autoconsumo y sistema pastoril (baja producción individual y alta carga). Entonces, en el país cada uno va a decidir lo que más le conviene. Pero de algo estoy convencido: no se puede seguir produciendo leche en estas condiciones. Los cerdos tienen confort, las aves tienen confort. ¿Es imposible que haya una línea crediticia para darle confort a las vacas lecheras? Hace 3 años atrás en Palermo en ese momento de crisis y de cierre de tambos, yo les comentaba que cada vaca que se vaya a faena, iban a ser menos leche para el consumo interno.
Una vaca produce 10.000 litros de leche por lactancia, hoy el consumo per cápita está entre 180 y 200 litros por persona, quiere decir que me van a quedar 40 chicos o 40 ancianos sin acceder al consumo de lácteos. Hoy está faltando leche en las góndolas porque nunca medimos las consecuencias de aquello”, se lamentó.
Finalmente, apuntó a la falta de políticas de Estado. “El mundo funciona bajo inversión. Y hay una ley natural que es la ley de siembra y cosecha. La inversión es la siembra, que genera ocupación y que haya mayor producción. Hoy estamos en una situación donde no hay inversión, por lo tanto hay gran desocupación y mucho menor producción.
El futuro de la Argentina no es bueno porque no hay inversión, ya que vamos en contra a esa ley natural. Me preocupa el futuro de la lechería, porque falta estructura y confort. No podemos seguir produciendo bajo estas condiciones, el mundo está produciendo en confinamiento. Nosotros estamos seleccionando genética para ir al confinamiento, pero por el otro lado no tenemos una política que ayude a este crecimiento. Lo que le pasa al productor lechero también le pasa a cualquier industrial. Si no tenemos una política crediticia, las Pymes no tienen futuro en la Argentina”.