Dejaron la actividad de contratistas, vendieron las máquinas y compraron siete vacas con las cuales pusieron en marcha un tambo.
Alfredo, junto a su esposa Mireya, tenían un sueño: lograr que sus hijos regresaran a casa, graduados, a compartir el trabajo en la empresa familiar.
Comenzaron a producir leche, luego masa para mozzarella y al final se animaron con los quesos. El salto grande lo dieron cuando accedieron a un terreno en el Parque Industrial de Pergamino y fundaron su propia empresa láctea: “Don Eugenio”, que cuenta con un laboratorio propio y un protocolo de industrialización de leche Jersey.
Actualmente elaboran una amplia variedad de quesos blandos, semiduros y duros, que comercializan en seis locales propios en Pergamino y en comercios de la zona.