Este valor de $15,31 por litro, procesado por el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLEA) significa un 1,06 % respecto al mes anterior, y un 115,03% más respecto al mismo mes del año anterior.
Nuevamente en el panel de precios, provincia por provincia, se informa que en Buenos Aires, estado en el que predomina La Serenísima, los productores obtuvieron el mejor precio ($15,80). En orden le siguen Salta ($15,59), San Luis ($15,31), Santa Fe ($15,18), Córdoba ($15,10), La Pampa (15,04), Santiago del Estero ($14.94),y Entre Ríos ($14,84); y el promedio nacional, ponderado por industrias da $15,31 a nivel país.
Frente a estos números, una consulta realizada por TodoAgro en ocho empresas lácteas cordobesas de diversos tamaños, y una decena de productores ubicó el precio promedio en la provincia de Córdoba, más de 80 centavos por encima del valor informado para la provincia de Córdoba. Esta diferencia es consistente además con los precios en tranquera de tambo que informa TodoAgro, desde que SIGLEA comenzó a dar a conocer el panel de 18 empresas y posteriormente lo amplió a 318 empresas.
Cabe destacar que TodoAgro realiza reportes sobre el mercado de leche y de quesos en Córdoba desde hace más de 15 años y hoy es fuente de numerosas consultas de diversos puntos del país.
Por su parte, un asesor y analista lechero, indicó que con excepción de los números de La Serenísima y Saputo, en Argentina “los números que brindan las empresas dejan mucho que desear, pero son especialmente dudosos los de algunas empresas de Córdoba, sospechadas de subfacturar los precios que pagan por la leche”.
¿Es el precio de qué leche?, ¿hay una sola leche?
Otra fuerte crítica al sistema proviene -desde su inicio- desde el ala lechera de Confederaciones Rurales Argentinas, en la voz de Eduardo García Maritano quien indicó a TodoAgro que “el Estado con la información del SIGLEA se está metiendo de la peor forma en las transacciones entre privados, en las que dice públicamente no querer meterse”. El productor puntualiza que el Estado al convalidar un precio, le da entidad a ese precio aunque lamentablemente lo hace por litro, sin definir los sólidos de un litro estándar o el valor por kilogramo de sólidos de ese litro informado.
El aspecto más grave de esto –según la dirigencia de CRA- es que ese precio es la base informativa del Mercado de Futuros de Leche cruda que, a pesar de haberse anunciado pomposamente, hasta el momento no ha funcionado y está en vía muerta.
Poco tiempo después del lanzamiento del Mercado de Futuros de Leche, CRA comunicó oficialmente que el precio promedio tomado como base para las operaciones de ese mercado, incluye todas las transacciones sin distinguir composición de la leche o calidades determinadas por un estándar anterior, “lo que le daría racionalidad a la formación del precio”. El documento indicaba que “El valor Siglea no se forma en función de cotizar sobre un estándar de sólidos componentes, dando a entender que toda la leche es igual, el litro de leche vale igual para todos, haciendo caso omiso a los sólidos que contienen y que dan valor a la leche. Litro de leche Siglea no es un activo subyacente, definido y determinado, ya que no se relaciona con los sólidos que contiene.
La leche como producto agropecuario, tiene demanda derivada, es decir que vale por el producto que se realiza con ella. Los mercados de futuro que tienen que ver con la lechería en el mundo trabajan con sus productos: leche en polvo, quesos, manteca, suero, etc. “¿Valdrá lo mismo una leche con 12% de sólidos totales que una de 14% de sólidos totales? Si las uso para hacer leche en polvo, de una necesito más de 8400 litros y de la otra menos de 7.200 litros, ¿y van a valer igual?”, se preguntó CRA en aquel entonces.
Preguntado por TodoAgro, Eduardo García Maritano, referente de CRA en lechería dijo que es “como se informara el precio de la carne bovina, sin distinguir categorías o el precio de la fruta, sin distinguir manzanas, de peras y bananas, es decir todo vale lo mismo”. Frente a ello propuso que el sistema informe un precio atado a un estándar composicional y una determinada calidad higiénico-sanitaria.