Como una de las primeras actividades de la mañana del viernes la Jornada de Lechería, convocada por la Sociedad Rural de Rafaela y organizada por Confederaciones Rurales Argentinas, cumplió con las expectativas de divulgación para un sector más ordenado, durante la 112º ExpoRural de Rafaela y la Región.
Hernán Palau de FAUBA planteó la necesidad de cambiar el agronegocio lechero, apuntando a una transacción más formal del bien y la especialización de cada eslabón en la actividad.
Según el Ingeniero, el único aspecto a favor de los productores respecto a la industria es la necesidad de las empresas de bajar su capacidad ociosa, pero en el resto de las condiciones el tambero tiene necesidades que lo apuran y esto lo pone en inferioridad de condiciones.
Uno de los problemas más comunes es el incumplimiento de acuerdos de palabra, lo más habitual es la falta de respeto de los plazos de pago, que termina impactando en la calidad de la materia prima. Los desincentivos en la producción tienen consecuencia en el desgano a la hora de producir.
En algunos países se aplica la Ley Antimonopolio, aunque en Argentina tiene aplicación relativa. La economía en red, el asociativismo es otra opción.
Lo que advirtió este profesional es que las transacciones se realizan cuando existe una percepción de un valor de lo que se compra, respecto a lo que vale.
Tener una definición de leche estandarizada, un piso para la materia prima de calidad respecto a sus sólidos. Especializarse cada vez más en la producción de leche, tener la motivación de acceder a una bonificación por mayor calidad de materia prima, teniendo ese rango inferior cualitativo mejora la condición a la hora de participar del negocio.
Hay que medir los valores de lo que se produce, para reducir la incertidumbre.
“El sistema lácteo presenta alta incertidumbre y activos específicos. Hay que ir hacia un contrato formal como salvaguarda y consenso de calidades con un precio de referencia por sólidos”, por lo tanto “el conflicto de la lechería es transaccional y la solución es resolverlo con productores, industria y gobierno”.
Palau añadió que la reducción de costos y la disponibilidad de un árbitro en caso de disputas es fundamental para mejorar las condiciones.
Necesidad de contratos
Existe una naturaleza jurídica en la relación entre tambero e industria, que es el vínculo necesario para poder transaccionar la materia prima. Sobre esto desarrolló su exposición Javier Bollatti, el presidente de la Sociedad Rural de Sunchales.
Lo habitual es que el productor se comunique durante los últimos días del mes con la industria para saber cuánto le van a pagar la leche, eso es un contrato de compra-venta verbal pero con imposición del valor por parte de quien industrializa la materia prima, que por uso y costumbre hace que se cobre la producción a los 40 días, habitualmente, mientras que lo que debiera corresponder es un pago inmediato en la transacción.
Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe se le solicitó al Instituto de Derecho Agrario del Colegio de Abogados de Rosario que explicite el vínculo, que legalmente es un contrato de suministro, por el vínculo constante, precisando un precio determinable.
Como sucede con los precios de referencia de los granos y la carne, la leche necesita esta herramienta.
CRA y Carsfe pregonan la puesta en marcha de esta formalidad, con contratos no obligatorios pero que dispongan pagos a los diez días del vencimiento del mes, con un estándar de calidad de leche base. Esto aclara lo que el Director Nacional de Lechería intenta imponer por no estar de acuerdo con esta mirada.
“Los contratos son consensuales, por acuerdo de partes. Los tamberos comercializan su leche por contrato de compra-venta oral y debería crecer el porcentaje de contratos de suministro que dependan del esquema de leche de referencia y precio determinable”, concluyó Bollatti.
Institucionalización
“La verdadera revolución es darnos cuenta que depende de nosotros empezar a torcer el rumbo”, comenzó explicando Andrea Passerini, productora y dirigente de Carbap que inteligentemente puso de manifiesto que el sector avanza en el debate sobre el uso de robot, la aplicación de tecnología, pero deja de lado la verdaera renta y la seguridad jurídica, para resguardar toda la inversión y el trabajo de años que en cada tambo hay tranqueras adentro.
“Estamos mal de la cabeza, lo primero que tenemos que hacer es darnos cuenta de eso y si no empezamos por ahí no vamos a convencer a nadie y se nos van a seguir riendo en la cara”.
Passerini apostó al trabajo individual, en grupos o pooles, e incluso a través de la gestión de entidades gremiales para potenciar capacidades, pero sobre todo para torcer la estructura de comercialización actual.
Seguidamente y con el ejemplo exitoso de tamberos de Tandil que con una nueva manera de comercialización conjunta, procesan su materia prima en la cooperativa Arroyo Cabral.
Con ejemplos posibles en la provincia de Santa Fe, se dio lugar a las conclusiones del Ing. Agr. Matías Lestani de CRA, que apostó a la exportación, como caso testigo en diferentes países del crecimiento de la economía.
“Poder coordinar la logística y ofrecer mejores condiciones como proveedor confiable, como son los ejemplos de muchas cooperativas, tener precios de referencia aunque sean perfectibles siempre los métodos, siempre empuja, mejora”, por lo tanto dotar de más herramientas a la producción, entender que hay que modificar muchas actitudes puede ser la clave de la transformación.