La lechería argentina está estancada desde hace tiempo. La producción de leche se mantiene en los 10.000 millones de litros por año desde hace una década.
Entonces, ¿cómo se hace para crecer?
Por ejemplo, en Estados Unidos en la década del 40 había 25 millones de vacas y ahora sólo hay alrededor de 9 millones. Sin embargo, aumentó la producción en un 80%. En Argentina, hay 1,6 millones de vacas, menos de las 2,1 millones hace 10 años atrás, pero la producción se mantuvo.
“Necesitamos que esas vacas sean mas productivas. El secreto está ahí: en cómo hacer una empresa rentable”, puntualizó Gustavo Oliverio, asesor y coordinador en Fundación Producir Conservando.
Según Oliverio, en Argentina es posible pensar en el doble de leche, alcanzando los 20.000 millones de litros de leche con la misma estructura de tambos y vacas. “Es un tema de productividad, de confort de la vaca, de la dieta y del manejo integrado de tecnologías”, afirmó.
En Argentina, ejemplificó, cada vaca logra en promedio 20 litros de leche mientras que en otros países superan los 30 litros por animal. “Una actividad lechera está planteada para los próximos 15 años. Acá es difícil cuando cambian el tipo de cambio y la seguridad jurídica de una semana a otra”, opinó durante la 5º edición de Simposio de La Serenísima realizado días atrás.
Por eso, el bienestar animal y el uso de tecnología son claves para crecer en productividad y hacer más rentable a la actividad.
El primero de los temas fue abordado por el argentino Gustavo Schuenemann, quien se desempeña actualmente como Profesor de Extensión Veterinaria en la Universidad de Ohio, Estados Unidos. “Si se le da una buena vida a la vaca, la vaca te lo devuelve porque expresa el potencial genético que tiene”, sintetizó. “La buena vida para las vacas dan tambos rentables y eficientes. No solo dependen del precio de la leche”, agregó.
Entre los ejemplos de bienestar animal, Schuenemann, quien hace 18 años que vive en Estados Unidos, mencionó la importancia de entender cómo se para una vaca.
“Se paran con las patas traseras por lo que en superficies duras le duelen y no quieren acostarse. Por eso se han implementado camas ablandando el piso con una disqueadora y rastra, lo que ayuda a que el animal descanse y se levante más fácilmente. “Esta práctica aumenta alrededor de 3 litros la producción por vaca”, aclaró.
Asimismo, alertó por la negligencia y abuso animal que afecta al consumo de la vaca y esto, luego, impacta en la productividad. “Es fácil de cambiar pero muchas veces es un problema cultural. Hay que integrar estas medidas de manejo en la misión y visión de un tambo y educar a sus empleados, empezando por su dueño”, indicó.
Por el lado de las tecnologías, Nicolás Lyons, coordinador en el Gobierno de Australia en Tecnologías para la Lechería, destacó que a nivel mundial la adopción viene corriendo detrás de la oferta. “Hay mucha más tecnología desarrollada y disponible que de lo que se adopte. Se adopta más la automatización que sensores y datos”, describió.
Holanda Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia, están a la vanguardia en el uso de tecnología en lechería. Australia viene por detrás, y Argentina, mucho más atrás.
Según el referente, las tecnología disponibles son las mismas a nivel mundial. Pero el conocimiento en Argentina es menor porque las tecnologías han llegado recientemente.
Para Lyons, la condición macroeconómica y falta de previsibilidad hace que se demore la adopción de la tecnología en el país.
“A diferencia de otros países, a escala de sistemas son mas grandes que los países europeos y Australia por lo cual los beneficios deberían ser mayores. Y tiene una proporción de asesores, alrededor del 80%, que trabaja con productores. Si los asesores pueden ayudar a los productores para que puedan utilizar estas tecnologías, el potencial sería enorme”, cerró Lyons.