La gestión de Alejandro Sammartino al frente de la Dirección Nacional de Lechería y de Ricky Negri al frente del Senasa puede ser evaluada desde diversos ángulos, pero hay un detalle –no menor- que se les escapó: ¿Cuántos tambos existen en la República Argentina?.
En una gestión que exhibe como gran trofeo el ordenamiento de la información y las estadísticas –vía SIGLEA y otros-, el principal dato de cualquier país en materia lechera, es decir la cantidad cierta de establecimientos que producen leche, brilla por su ausencia en la República Argentina.
Lo llamativo no solo es que el Estado nacional no haya brindado en 3 años y 8 meses de gestión, ese dato, sino que las más de 15 asociaciones que representan a productores no hayan exigido que se dé a conocer ese número, habida cuenta que en años anteriores se pregonaba como uno de los principales problemas la desaparición de productores y tambos. Salvo algunas voces aisladas que plantearon el tema -de manera espasmódica- el núcleo de mensajes fue diverso, aunque el tema no estuvo entre los 10 principales de la agenda de la dirigencia agropecuaria y tambera.
Realidad mata relato
Creo que la decisión de no dar a conocer estos números, es claramente política, ya que dejaba en evidencia que el fuerte incremento de la tasa de desaparición de tambos, por lo menos se duplicó con relación a las gestiones anteriores, y nos lleva a recordar al ex ministro Kicillof cuando dijo: “No tengo el número de pobres, es una medida estigmatizante”.
Preguntado por el periodista José Carlos Rizzi de Multimedios San Guillermo en el marco de una jornada en Eusebia, Sammartino dijo respecto a la desaparición de tambos lo siguiente: “Creo que el cierre de tambos es un tema muy complejo, muy serio. Te diría que es fundamental -el número de productores-, porque si nosotros como gobierno queremos que la lechería crezca, la queremos hacer con muchos y eso es central. Si vamos a hablar del cierre de los tambos tenemos que hablar de una agenda que empieza por un proyecto familiar”.
En esa línea, el funcionario resaltó: “Las coyunturas climáticas, devaluatorias, cualquiera sea la causa, lo que hacen es disparar una decisión que ya había sido tomada como producto de que la nueva generación está acompañando. Y esta nueva generación se desencanta cuando ve que el padre está renegando y no ve que es negocio. ¿Por qué ocurre que en el mismo departamento que vecinos hacen una empresa grande, mientras que al lado hay un tambo que cierra?. Es el mismo país, es la misma política, entonces lo que vemos acá tiene que ver con la competitividad y tiene que ver claramente con un programa que esperamos lanzar en los próximos años que tiene que ver con la competitividad en la empresa familiar. Si no hay proyecto familiar el campo tiene fecha de vencimiento y las empresas agropecuarias están obligadas a crecer para que las nuevas generaciones se incorporen”. Es decir un buen relato, siempre con la muletilla de que que algo bueno está por venir, con parte de elementos verdaderos, pero que pareciera que solo quedan ajustados para una crónica periodística o una épica, y no a la obligación de postular y ejecutar políticas que mitiguen ese cuadro de situación.
La realidad es que no hubo ningún instrumento para mitigar la desaparición de tambos –en especial de pequeño porte y menor productividad- y todo quedó librado al orden del mercado. Y fue una política consistente del macrismo, en lechería y el sector agropecuario en general, lo que derivó en una enorme concentración de la producción, y ya se sabe que “a menor política, mayor ampulosidad en los gestos, mayor cantidad de acciones de marketing, del tipo estamos haciendo” o del tipo siempre ponemos la cara”.
Como atenuante de esta gestión de Sammartino y algo similar podría decirse de la gestión de Videla, es el bajo peso específico que tienen las reparticiones de la lechería en el Estado central, y a la vez queda demostrado que no se trata de poner un funcionario que sepa de lechería, porque una cosa es contar historias, y otra muy distinta es planificar políticas y llevarlas adelante.
No es exclusivo de Sammartino, es un sello de la gestión del ingeniero Macri –repitiéndose en que ya viene lo mejor-, y de su ministro Etchevehere. Para ello recomiendo ver esta excelente nota del periodista Matías Longoni, publicada en el portal Bichos de Campo ( click aquí ) que da cuenta que esta distancia -enorme en algunos casos- entre el relato y la realidad.
Es oficial: Durante el macrismo se duplicó la desaparición de tambos con relación al kirchnerismo
En la Mesa Nacional de Lechería apareció un número –que a mi juicio se queda muy corto- en donde el Senasa da a conocer que entre 2016 y la actualidad desaparecieron más de 1.500 tambos. Concretamente se dijo que “de acuerdo al relevamiento proyectado, en enero de 2016 la cantidad del registro para las actividades de producción primaria del sector agropecuario (Renspa) fue de 11.537, mientras que a enero de 2019 el índice se ubica en el orden de los 10.281. Si bien se muestra una menor cantidad de tambos, la situación es debido a que se está realizando una depuración porque muchos se encuentran inactivos y o bien comparten actividades. Es por ello que la intención es realizar un reempadronamiento de establecimientos”.
Cabe destacar que el cierre de tambos en el período que gobernaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner fue del orden del 2%, y esa cifra se duplicó en la gestión del ingeniero Macri, llegando a una cifra cercana al 4%.
En este punto hay que decir que también es real, que al calor de los subsidios que se entregaban a productores de menos de 3.000 litros diarios en la gestión anterior –y se replicó con el ministro Buryaile- se generó más de un Renspa de un solo tambo, lo que distorsionó el número, pero es claro también que la recuperación de la producción en la década pasada –con relación a la fuerte caída de 2002-2004- e inicios de ésta década, implicó apertura de nuevos tambos, en la inmensa mayoría de los casos, de un mismo productor.
Por otro lado, se esperaba que el Censo Nacional Agropecuario brindara mejores elementos, el resultado fue decepcionante: El censo realizado en 2018 logró contar 7.069 tambos en la Argentina, y se contabilizaron la existencia de casi 2,3 millones de bovinos lecheros. El dato fue suministrado al portal Infortambo por Agustín Lódola, coordinador general del Censo Nacional Agropecuario 2018. Con más de siete mil establecimientos productores de leche de vaca, el listado por provincia es encabezado por Santa Fe con 2.143 tambos, seguido por Córdoba con 1.899, Buenos Aires con 1.472 y Entre Ríos con 609 establecimientos.
Por qué estoy convencido que hay menos de 9.400 tambos comerciales
El convencimiento de que –a mi modesto entender- en nuestro país hay menos de 9.400 tambos comenzó a consolidarse a partir del relevamiento que hizo la provincia de Córdoba, cruzando datos de estamentos nacionales, provinciales, de vacunación y otros, trabajo que concluyó en que, en la provincia mediterránea hay 2.823 tambos que producen 3.500 millones de litros al año. Esto significa el 34% de la producción nacional de leche, un porcentaje similar de vacas de tambo y un 30,2% de los productores de Argentina. Por ende, si se nacionaliza esta cantidad de tambos el país tendría poco menos de 9.400 tambos activos, cifra muy distinta a los 10.281 que dice el Senasa, y exhibió la Dirección Nacional de Lechería en la última reunión de la Mesa de Lechería.
Si se nacionaliza, esa cifra de 2.823 tambos en Córdoba -donde fueron contados y geoposicionados con exactitud- el total de tambos a nivel país es de 9.347 tambos.
Pero a la vez, otro elemento que agrega una pequeña cuota de tambos que salieron fuera del sistema, fue dado por el impacto climático en años anteriores, que pegó más fuerte en la provincia de Santa Fe, en comparación a otras provincias, y eso agrega una cuota adicional de salida total de tambos del sistema.
Coincidencias
En línea con lo expuesto, el ingeniero Marcos Snyder, asesor de establecimientos lecheros, escribió en su portal Dairylando.com una nota titulada “Concentrando”, donde se incluye una tabla ordenada por quinquenio información que explica la evolución de los sistemas de producción de leche en Argentina en los últimos 34 años.
En ese escrito, Snyder puntualiza: “También agregamos una estimación para el año 2020 y una proyección para los 5 años que se vienen. Los datos de tambos y vacas son tomados de la información brindada por SENASA, pero a partir de la información actual aportada por el SIGLeA redujimos en 1.000 el dato Senasa reduciendo la info a tambos comerciales. La proyección del número de tambos hacia el futuro asume la tasa de desaparición actual de -0.7% anual.
En lo que respecta a las vacas, estamos apostando por un cambio de tendencia estimando un crecimiento a partir de 2020 de +0.5% anual (el ritmo del crecimiento del rodeo Holstein de EEUU). Esto es un tema clave para estimar evolución de producción ya que la producción individual viene creciendo pero pronto se ralentizará alcanzando un techo”.