“Tengo 47 años y casi 30 en la vuelta del tambo. Amo la naturaleza, amo ser productor rural. Amo mi profesión y esta actividad en particular. Mi padre me inculcó este amor por la lechería.
La vaca lechera es de los animales más nobles de esta tierra. Aguanta todo, el clima, los errores del hombre, todo. Un novillo con muy buena comida gana 1 kg de peso por día. Una vaca holando de buena genética recién parida, puede llegar a producir 4 a 5 veces esa cantidad en solidos de leche. Además de todo eso, bien alimentada a los 2-3 meses se le puede brindar servicio para preñarla y que vuelva a parir dentro de 9 meses. No hay nada que se le asemeje. Echas un toro de repaso y a los 20 días ya está medio detonado. Las vacas siguen yendo religiosamente dos veces por día a buscar su alimento en el campo y vuelven al tambo a entregar su fruto. Llueva o truene, con 0 grados o 35 grados. No hay animal más noble.
Cansado de estar seco
No estoy cansado del tambo, ni de la gente. Estoy cansado de estar seco de plata. Hace 4 años, cuando tome el establecimiento tras el fallecimiento de mi padre, entré en un espiral del que no pude salir. La mayoría de los problemas que tuve que me llevaron a tener que cerrar son de porteras adentro y yo soy el responsable. Todos los días, trabajé, me equivoque, medí, aprendí y corregí errores. En la vida se aprende hasta el día que uno se muere. Hoy para la estructura de gente que trabaja conmigo, tengo un problema de escala de superficie de tierra que no puedo solucionar. Si tuviera campo para ordeñar 250 vacas, probablemente me endeudaría más y seguiría luchando. Hoy estaría haciendo reservas de pasto para el año que viene. Planificando la siembra. Amo lo que hago. Pero no puedo más.
Poco asistido y defendido
Porteras afuera está Conaprole y el Estado uruguayo. Siempre defendí a muerte a Conaprole. Pero este año no nos ayudó como lo ha hecho históricamente. En el último año el precio de la leche en dólares (el 75% de los costos son en esta moneda) cayó un 7%. La evolución de los salarios sigue otros parámetros totalmente distintos a la realidad del sector. Necesito 200.000 litros de leche para la plantilla anual de sueldos. Antes tenía más gente trabajando, hoy menos pero más productiva. Pero menos gente que la que tengo hoy es imposible. El Estado dio pequeñas ayudas pero que no cambian la realidad. Algunos precios como el gasoil (se gasta mucho en un tambo que funciona los 365 días del año) son prohibitivos. El capítulo deuda venezolana a Conaprole es otro cantar. Si pagaran los 30 millones que deben, yo recibiría aproximadamente 30.000 dólares. Probablemente, con ese dinero hubiera resuelto el bache de este invierno y seguiría ordeñando. Al igual que muchos otros colegas que dejaron de hacerlo como yo. Sé que es un problema entre privados como lo dijo el ex ministro Tabaré Aguerre. Pero si el Estado uruguayo hubiera logrado financiar esa deuda, otra sería la historia.
No hay otra actividad agropecuaria más compleja que esta. Estoy intentando hace dos meses vender todo el ganado preñado para otro tambo para no tener que mandarlo al frigorífico. Hay vaquillonas de 7ª generación de registros de cría de mi propiedad. Es mucho tiempo, mucho trabajo, mucha dedicación.
En pleno boom agrícola 2008-2012 también era contratista de siembra. Llegue a tener 10 personas trabajando conmigo. En zafra todos trabajaban. Fuera de esta, les inventaba trabajo para mantenerlos todo el año. Ahora quedará solo un matrimonio ayudándome.
Mi padre me inculco su amor casi irracional al tambo en una zona marginal para esta producción. Yo le inculque el mismo amor a mi hijo que hoy tiene 13 años. Le gustan las vacas holando, le gusta ordeñar, le gustan los caballos. No pude hacer sustentable económicamente mi empresa que el tanto quiere. Me duele mucho. Hoy me preguntaba si la gente iba a dejar de tomar leche porque me escucho decir que Dean Foods había entrado en bancarrota en Estados Unidos por no haber podido ajustar su estructura a una tendencia de disminución del consumo de leche fluida de los últimos años. Su sueño es tener su tambo y ordeñar 500 vacas. Juro que lo voy a ayudar con toda mi alma como lo hizo mi padre para que logre alcanzar su sueño. Pero este pedazo de mi historia se terminó acá.