La empresa de alimentación Calidad Pascual se conjuró este viernes con Catalunya en la celebración del 50 aniversario de la firma en el pabellón italiano de la Fira de Barcelona en Montjüic. “Catalunya es el primer mercado de Pascual y seguirá siéndolo”, afirmó este viernes el presidente de la compañía, Tomás Pascual, antes del acto que congregó a varios centenares de trabajadores. Según indicó el presidente de Calidad Pascual, el mercado catalán representa entre un 20% y un 25% para la empresa gracias a las ventas de agua Bezoya, aunque su planta de Gurb (Osona) tiene un peso industrial en el grupo del 15%.
La venta de leche ha caído el 30% en España desde el año 2000 y las empresas del sector y los productores han tenido que mejorar sus procesos para poder seguir siendo competitivos. La reacción del líder lechero español, con sede en la burgalesa Aranda de Duero, ha sido invertir y diversificar su oferta. Factura ya más de 700 millones de euros, dispone de seis plantas, emplea a 2.200 personas, y vende más de 200 productos que se exportan a 67 países.
Las inversiones acumuladas han sido en torno a 50 millones de euros en los últimos años, 15 de ellos destinados a la mejora de la planta de Gurb. Para Vic y la comarca de Osona Pascual forma parte arraigada de su imagen industrial y ganadera. Y esa estrecha vinculación de Pascual con Catalunya se dibuja como clave también para el futuro. Pascual factura ya 104 millones de euros en Catalunya a través de unos 13.600 puntos de venta.
“Para la fábrica de Gurb tenemos un objetivo principal, crecer. Estamos procesando actualmente casi 150 millones de litros y lo que queremos es llegar en los próximos dos años a los 200 millones de litros”, explica Pascual. Una parte de la capacidad productiva de la planta se destina al envasado de la producción de Llet Nostra, la marca cooperativa. Son algo más de 20 millones de litros. “Nosotros le aportamos aquello que no tienen que es la maquinaria, la parte industrial. Hay un entendimiento muy bueno y espero que sea durante muchos años y que ambos crezcamos”. se explayó el presidente de Pascual.
Calidad Pascual colabora actualmente con un total de 53 ganaderías catalanas, todas ellas con certificado de calidad, y el 70% de ellas mantiene una vinculación como proveedor de la firma burgalesa superior a los 14 años. Realiza anualmente compras a empresas catalanas por valor de 55 millones de euros.
Pero los gustos están cambiando de manera rápida y la vinculación comercial con el territorio ya no es suficiente para conquistar el mercado. Los 1,4 millones de hogares catalanes que consumen productos de la firma (una cuota de mercado del 47%) exigen la calidad de siempre y nuevas propuestas nutricionales. Ante la creciente complejidad del portfolio de productos, la firma se ha reorganizado recientemente y ha creado dos líneas de gestión diferenciadas con sus propios directores generales. Una dedicada a los productos lácteos, a cargo de Víctor Córdoba, y otra para bebidas y distribución (con Javier Ribera al frente). Ellos deben gestionar la transición hacia la era del consumidor 4.0, en la que Pascual está dispuesta como compañía a adentrarse con decisión. Serán líneas de negocio en las que se integrarán los súper alimentos, los envases inteligentes, los productos innovadores para restauración, los alimentos de síntesis…
“Es muy importante que los centros de producción y la materia prima estén cerca de sus mercados”, explica Pascual. Es una cuestión primordial si se quiere mantener la máxima calidad sin dejar de lado búsqueda de rentabilidad en momentos de márgenes escasos. “Pasa el futuro por la innovación, pero también por mejorar la productividad, explica el presidente, por lo que orienta la compañía al diseño de instalaciones con procesos más eficientes, ahorros energéticos y volcadas en la economía circular, sin despilfarros. “Es clave encontrar una cadena de valor más equilibrada, con precios adecuados. Hay que diseñar productos más nutritivos, nuevas líneas de negocio, nutrir de una forma diferente”.