Emmanuel Zappa (foto) es técnico agropecuario y la segunda generación de tamberos en “La Victoria”, un tambo de la localidad de Patricios, en el partido de 9 de Julio. Con su padre y su tío están al frente de esta firma.
“Hace un par de años que ya analizábamos en la empresa familiar instalar un galpón con sombra, ventiladores y aspersores para refrigerar a las vacas en esta época, con pleno estrés calórico”, recuerda el técnico, respecto a la inversión que comenzó a avanzar en agosto/septiembre del año pasado y se puso en funcionamiento en diciembre.
¿Y los resultados? Están a la vista, reconoce. “El animal está en mayor estado de confort, más tranquilo, entrega más leche en el tambo y come más”, dice, casi como un combo perfecto a un mes de que la nueva sala de espera refrigerada comience a funcionar.
La Victoria es un tambo mediano de 400 vacas en ordeñe (900 cabezas el rodeo total con todas las categorías), que están divididas en tres rodeos, según los litros de producción. Sin embargo, los tres grupos reciben el mismo tratamiento: tres ciclos de refrigeración, dos antes del ordeño y uno a media mañana.
El tinglado tiene 25 metros de largo por 12 metros de ancho. Según explica el productor, “la estructura soporta chapa, aunque por ahora tiene una cobertura mejor que la media sombra”, dice.
Dentro de la superficie que armaron se calculó la instalación de cinco ventiladores y ocho picos de aspersión (Mirá el video).
“La aspersión moja a las vacas y los ventiladores la secan, en varios ciclos de 5 a 6 minutos. Es bueno bajar el estrés calórico, pero no es bueno que la vaca ingrese mojada al tambo o regrese así al lote de pastoreo”, señala el productor, respecto a que la falta de secado puede ser contraproducente.
Los Zappa están conformes con la inversión considerando la nobleza de este negocio. “El dinero invertido se recupera, a más tardar a mediados de este año. La vaca en algún momento te lo devuelve. Al mitigar el estrés calórico ya podemos producir más durante el verano, una época del año en que hay una baja de la producción”, analiza. Ellos, respecto al negocio, actualmente entregan la materia prima a tres industrias lecheras diferentes de la provincia de Buenos Aires.
Entusiastas con las mejoras, el productor apunta a lo importante. “Estamos con muchas ganas de seguir y, además, de seguir invirtiendo, a pesar de los años malos. A la lechería siempre se la dejó de lado. Se han cerrado muchos tambos y nosotros siempre nos mantuvimos en pie. Es mucho sacrificio, el tambo no para nunca; son muchos gastos, producimos en peso y compramos en dólares. Hemos quedado atrás con las devaluaciones, esperemos que esto siga mejorando”.
Siempre hay un motivo para seguir produciendo y mirar con optimismo lo que viene. Eso transmite esta historia de producción y de inversión.
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