El ministro de Agricultura, Luis Planas, llamará en los próximos días a las principales empresas de la distribución para buscar soluciones al malestar que ha cundido en el campo en las últimas semanas como consecuencia de la caída de los márgenes en las pequeñas y medianas explotaciones y que ha puesto en alerta a algunos gobiernos socialistas. Planas pedirá a las grandes distribuidoras, como Mercadona, Carrefour, DIA o Alcampo, que formen “parte de la solución del problema”. “Me parece muy importante que la distribución contribuya a valorizar desde un punto de vista económico, y también social, el trabajo de los agricultores y ganaderos”, ha explicado Planas.
Este diálogo con la distribución forma parte de la estrategia que pretende poner en marcha el Ministerio de Agricultura para corregir los desequilibrios del sistema de formación de precios en el mundo agroalimentario, que condena a la caída de márgenes en los productores y eleva los beneficios de las comercializadoras. Planas ha señalado que quiere iniciar un “diálogo con las grandes empresas de distribución” porque su participación “es un elemento fundamental” para calmar al campo.
La condena del campo: los agricultores asumen el 90% de la caída de los precios
El ministro ha mostrado su preocupación por los precios de los productos agrícolas y ganaderos, que están continuamente afectados por ofertas y promociones que ni siquiera cubren los costes de producción y que son asumidos, en muchas ocasiones, por los propios productores. “Me preocupan las campañas que dicen que el futuro es una espiral de rebajas“, ha explicado Planas, “estoy convencido de que la distribución será sensible”. Esto significa que el ministerio no estaría cómodo con que los precios de venta al público de estos alimentos fuesen tan bajos, ya que se estaría condenando a toda la cadena de producción a sobrevivir con unos márgenes muy reducidos.
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Planas ha explicado que el problema en la formación de precios “no es otro que la dispersión de la producción respecto de la concentración de la compra y la distribución”. En España, hay unos 800.000 productores agrícolas y ganaderos y unas 4.000 cooperativas agrarias, mientras que entre las cadenas de distribución, las 10 más grandes controlan el grueso del mercado. El ministro también ha remarcado que “no tenemos ninguna cooperativa entre las primeras 50 de Europa“. Esta dispersión de la producción “es una anomalía que evidencia la necesidad de aumentar la dimensión del mundo cooperativo y, en general, de la oferta productora”.
La inmensa clase media de la agricultura y la ganadería es la que está pasando problemas y es a la que tenemos que ayudar
Una de las vías que quiere estimular el ministerio para fomentar el asociacionismo serán las ayudas económicas a las cooperativas. Planas ha señalado que trasladará a las comunidades autónomas, que son quienes tienen competencias sobre las cooperativas regionales, la necesidad de priorizar las ayudas al asociacionismo dentro de la política agraria común 2021-2027. “Hay que incrementar, vía dimensión, la competitividad de nuestro sector”, ha explicado.
“El Gobierno lo tiene muy claro, la solución implica el diálogo con todas las partes”, ha explicado Planas en la reunión posterior al Consejo de Ministros, donde ha presentado un informe con la situación en la mesa de diálogo agrario constituida este lunes. “La inquietud y preocupación de nuestros ganaderos y agricultores es muy clara: los precios y la disminución de los márgenes comerciales. Y el Gobierno comparte esa preocupación“, ha remarcado.
Corregir los desequilibrios
Planas ha señalado que el ministerio quiere corregir el funcionamiento del mercado y, aunque no puede fijar precios, sí puede fomentar la competencia y la correcta asignación de los costes de producción. Para ello, pondrá en marcha una modificación de la Ley de la Cadena Agroalimentaria para corregir las “prácticas comerciales desleales”. Entre las medidas que pretende adoptar el ministro, se encuentran la regulación de la venta a pérdidas y la obligación de “incluir los costes de producción como factor de referencia en el establecimiento de precios”.
El aumento de los costes intermedios para el campo debería trasladarse inmediatamente a los precios para así no afectar a sus márgenes
Esto significa que el aumento de los costes intermedios para el campo debería trasladarse inmediatamente a los precios para así no afectar más a sus márgenes. Así, por ejemplo, la subida del salario mínimo interprofesional en el campo debería repercutir sobre el precio de venta de los productos, de modo que se cargaría definitivamente sobre el bolsillo de los consumidores.
Por último, el ministerio aumentará la partida presupuestaria destinada a las ayudas a los seguros agrarios que protegen a los agricultores frente a los imprevistos medioambientales. Esta línea de ayudas se incorporará a los futuros Presupuestos Generales del Estado que apruebe el Gobierno, por lo que será necesario esperar unos meses, o incluso un año, hasta que los agricultores puedan beneficiarse de ellas.