A esta fecha, en el verano pasado, los pastos de Valdivia y Osorno —las principales zonas productoras del país— sufrían por la sequía. No así esta temporada, ya que ha llovido cada 10 a 15 días, lo que ha permitido que los animales cuenten con buenos pastos para alimentarse.
Esta proyección que hacen diferentes actores de esta industria, sin embargo, puede variar si cambian las condiciones climáticas.
‘Estamos en plena cosecha de forraje y gracias a las precipitaciones se están logrando rendimientos adecuados en cuanto a las praderas; entonces, eso ya te marca cómo va a quedar tu despensa de forraje conservado para el próximo invierno. Si es que la industria mantiene los precios constantes y no se vienen bajas significativas en el invierno, esperamos sostener la producción y aumentarla un poco, cosa de hablar para el 2020 de alrededor de 3% de incremento’, afirma Eduardo Schwerter, presidente de Fedeleche.
Schwerter adelanta también que este año las importaciones podrían ser sustituidas por producto nacional.
‘Nosotros como país fuimos mucho tiempo exportadores de productos lácteos y con niveles de importación bastante razonables de 15% respecto del consumo interno. En marzo de 2015 se produce un quiebre, y de ahí hasta la fecha hemos sido importadores. Entonces, el desafío como industria es ir sustituyendo’, destaca Schwerter.
Producción 2019
En enero, la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura (Odepa) dio a conocer, en el ‘Boletín de la Leche 2019’, que la recepción nacional cayó 1,4% en 2019 respecto de 2018, al pasar desde 2.174,4 millones de litros a 2.144,6 millones. Es decir, alrededor de 30 millones de litros menos, cifra que se sustenta en un contexto de producción que tuvo altos y bajos.
Fue un verano seco que se extendió hasta abril en el cual la lluvia estuvo poco presente. En paralelo, las importaciones de productos lácteos disminuyeron en comparación con 2018, mientras que las exportaciones aumentaron, lo que disminuyó la disponibilidad de materia prima en alrededor de 2%. Antes de que se iniciara el invierno, los productores debieron utilizar las menores reservas de forraje que habían guardado de la temporada anterior producto de la sequía, lo que empujó la producción a la baja. Sin embargo, al llegar la primavera la industria procesadora incrementó los precios ante la necesidad de leche.
Factor climático
Como la leche, al igual que las demás producciones agroalimentarias, depende de las condiciones climáticas, porque si no llueve y hay sequía las praderas no crecen lo suficiente para alimentar a los animales, para contrarrestar el riesgo los productores de leche creen que la ayuda de las autoridades es primordial respecto de la necesidad de incrementar los recursos para el cofinanciamiento de proyectos de riego.
‘Hicimos un estudio de seis temporadas que determinó que uno de los factores que más deja vulnerable al productor lechero, incluso a veces más que el precio de la leche, es estar indefenso frente a cambios climáticos como la sequía. Dos sequías seguidas te pueden sacar del negocio, porque te genera una tremenda complicación en tu sistema productivo’, afirma José Luis Delgado, director ejecutivo de Aproval.
Delgado explica que la única forma de combatir el riesgo climático que supone una disminución en las precipitaciones es a través del riego en los sistemas pastoriles.
‘Si miras y comparas las tasas de crecimiento de una pradera de secano, que solo recibe riego desde la lluvia, versus el crecimiento de una pradera que es regada, es casi el doble en algunos casos. Entonces, eso significa que la gente que ha tenido la posibilidad de hacer la inversión en riego, pasa un verano muy holgado’, cuenta Delgado.