El ingreso de productos lácteos de Nicaragua y, en menor medida, Honduras, sigue preocupando a los ganaderos salvadoreños. Insisten en que se apliquen controles sanitarios pues aseguran que mucho de lo que entra al país, no cumple con las normas de calidad y sanidad.
En 2017 asociaciones de productores comenzaron a denunciar un exceso de importación, sobre todo de Nicaragua, que estaba afectando los precios en el mercado local. El precio de la leche —que se le paga al productor— llegó a niveles mínimos y estos no lograban competir con los demás países, en donde la ganadería es mucho más extensa.
De hecho, El Salvador es el principal destino de las exportaciones centroamericanas de leche y de sus derivados con 34 % del total, según datos de 2015 publicados por la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA).
Alfonso Escobar, presidente de la Asociación de Productores de Leche de El Salvador (PROLECHE), explicó que lo que afecta los precios en el mercado informal es el ingreso de quesillo y queso morolique, otros lácteos como el mozarella no tienen este efecto.
Además, agregó que “las crisis” para el sector se dan cuando los montos de importación sobrepasan las 3,000 toneladas.
En agosto y septiembre del año pasado la importación aumentó a un punto en que la situación se volvió “crítica”, según Escobar, pero luego se redujo.
“El mercado está todavía muy por encima de lo que debería de estar, pero no en un punto en donde nos esté haciendo el daño que nos hacía”, agregó.
Mario Espinal, presidente de la Asociación de Ganaderos de El Salvador (AGES) coincidió en que “hubo un incremento fuerte en entre agosto y septiembre, pero disminuyó a final del año”. E insistió en que se deben de fortalecer los controles sanitarios.
Actualmente los productores encuentran un precio de entre $0.40 y $0.43 por botella de leche “lo que sí permite salir con los gastos. Pero siempre es difícil competir con el producto de Honduras y Nicaragua, que tiene un costo mucho menor”.
Los productores no piden que se bloquee el ingreso del producto extranjero, pero que se apliquen mejores controles. Escobar propone que no se realicen revisiones solo en las fronteras, sino que en las bodegas donde los importadores almacenan el producto.
“Si queremos una política de reactivación de la ganadería, tenemos que ver como vamos a hacer con estas importaciones, que todos sabemos que es producto contaminado en su mayoría”, afirmó Escobar.
El país pasó de importar 17,858 toneladas de queso de Nicaragua a 40,000 toneladas en el 2019. , según cifras del Banco Central de Reserva.
“Lo que más nos aqueja es la entrada de productos lácteos, siempre debemos de controlar las fronteras. Esa es la mayor queja del ganadero”, agregó Espinal.
Este medio consultó al Ministerio de Agricultura y Ganadería cuáles son las acciones que se están tomando pero, al cierre de la nota, no hubo respuesta.