Mientras que en 2018 se produjeron 7.300 millones de litros de leche en Colombia, el año pasado la cifra habría sido de aproximadamente 6.600 millones de litros, según las cuentas estimadas de Asoleche.
De acuerdo con Juan Burgans, presidente del gremio, este comportamiento representa una caída anual de alrededor de 10%, panorama que habría sido resultado de los problemas climáticos a los que se enfrentaron los ganaderos y a la creciente ola de importaciones, que sumó US$150 millones el año pasado.
De hecho, un estudio realizado y publicado por Fedesarrollo ayer, sobre el precio regulado de este líquido en el país, concluyó que efectivamente la productividad, entendida como la cantidad de leche que se produce por cada vaca, es bastante inferior que el promedio mundial, y que el de los países a los que Colombia importa este alimento, como es el caso de Estados Unidos.
Problemática a la que se suma que, según Mauricio Reina, investigador del mencionado centro de pensamiento, el hecho de que el precio sea regulado agudiza la falta de competitividad de la leche colombiana, pues para los compradores locales es más barato abastecerse con la importada. “Tenemos un precio mínimo final y cada vez más importaciones a menos precio, y para poder competir en medio de ese panorama, mucha gente empieza a migrar a la informalidad porque allí puede vender más barato. De modo que pensamos que las políticas públicas se deberían reenfocar”, manifestó Reina.
Una de las propuestas planteadas a partir del estudio realizado por Fedesarrollo es que se permita hacer a nivel nacional lo mismo que sucede en los municipios afectados por el conflicto armado (Zomac) para poder promover las ventas externas de leche que hoy en día son marginales. En estos territorios del país, cuando existen excedentes de producción, se permite la venta de este líquido a un menor precio.