La presente entrega es la segunda parte del artículo publicado el día 6 de febrero del presente año, acerca de la producción lechera en Israel.
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En esta segunda parte se repasan los hechos más significativos desde la creación del Estado de Israel hasta nuestros días y se intenta entender cuál será el papel del sector lechero en un Israel que deberá adaptarse rápidamente a los cambios que la sociedad moderna propone.
Los primeros pasos…
Con la creación del Estado de Israel, el sector agrícola en general y la producción de leche en particular transitaron un periodo de desarrollo económico bajo condiciones extremadamente difíciles. Se conjugaron las deficiencias que poseía una economía joven con pocos ingresos e importantes necesidades de inversión en infraestructuras básicas que un Estado recién creado necesitaba, con la permanente amenaza de guerra con los países vecinos que obligaba al gobierno a invertir en seguridad en detrimento de las otras necesidades de la población. Paralelamente era claro que el gobierno, a pesar de las dificultades, debía dar respuesta a la temática de seguridad alimentaria de la creciente población.
Este hecho obligó a los diferentes gobiernos a generar condiciones que permitieran el autoabastecimiento de productos básicos y en muchos casos se aceptó la existencia de monopolios que pudieran asegurar el abastecimiento continuo de productos. La leche y sus subproductos era uno de estos alimentos
Entre los años 1948-1951, el crecimiento de la demanda de leche y sus derivados, obligó a comprender la necesidad de aumentar la cantidad y calidad de la materia prima producida por los hatos lecheros existentes. Para lograr el aumento de la producción fue permitida la importación de vacas productivas. Se importaron vacas lecheras de Estados Unidos, Canadá y Europa. Con los años la producción aumentó básicamente debido a dos factores: el primero fue el mayor número de animales y el segundo, el aumento productivo por unidad productiva gracias al aporte genético de las vacas importadas a los hatos lecheros existentes.
Este proceso no fue uniforme y a pesar que la tendencia se mantuvo a lo largo de los años en el camino se registraron muchos fracasos, básicamente debido a la falta de conocimientos y experiencia que el manejo de hatos lecheros exigía. Debe recordarse que la mayoría de los nuevos colonos no poseían experiencia y conocimientos en actividades agropecuarias.
La filosofía de producción se basaba en el concepto de fincas de producción mixtas. Esto significaba actividades agrícolas y pecuarias en la misma finca. Este concepto generó en los nuevos colonos la necesidad de obtener animales para poder producir lo cual era dificultoso debido a la escasez y costo de los mismos. Los nuevos asentamientos comenzaron produciendo leche con un número reducido de animales, por ejemplo, los “nuevos agricultores” comenzaron con 1 a 3 vacas en moshavim y en los kibutzim la cantidad de vacas alcanzaba las 50.
Si bien estas nuevas fincas contribuyeron al aumento de la producción nacional, la oferta no era uniforme, existiendo periodos del año durante los cuales el gobierno se vio obligado a importar polvo de leche para responder a la demanda, evitar el mercado negro y con él, un aumento desproporcionado de los precios. El significado era claro: importar más animales y paralelamente más polvo de leche y como consecuencia de ello, mayores gastos y uso de divisas que no siempre estaban disponibles. Otro de los datos que debió tenerse en cuenta en la toma de decisiones fue el uso alternativo de las tierras y el agua. Durante las décadas del 50 y 60 la alimentación de los hatos lecheros se basaba en pastos de corte y reservas forrajeras (henos) los cuales usaban agua y ocupaban tierras. Los henos eran cultivados para generar reservas que se utilizaban para alimentar al ganado en aquellas épocas de escasez de recursos alimentarios debido a las condiciones climáticas existentes en la región. La inversión se debía medir no solo en dinero, sino también sobre la base del recurso de agua disponible y el uso alternativo de la tierra. Debía evaluarse la existencia de alternativas más convenientes económicamente.
Estos hechos generaron dudas en la viabilidad económica del sector. ¿Más vacas en el hato? ¿más leche por vaca? ¿importar o producir?
En definitiva, el gobierno decidió dar apoyo a los productores y asegurar el autoabastecimiento de leche y sus derivados. Este apoyo tuvo dos niveles. El primero por intermedio de medidas económicas como subsidios a insumos de producción, precios máximos etc. Estas medidas intentaron dar respuesta a desbalances que se generaron entra la oferta y la demanda, paralelamente se fue creando una base profesional y de infraestructuras que aseguraron a mediano y largo plazo un sector productivo con herramientas que permitieron aumentos de producción eficientes. Ejemplos como la tecnificación de las fincas, el ordeñe mecánico y la transferencia de conocimientos por intermedio de la extensión rural, permitieron mejorar la eficiencia de producción y contribuyeron al aumento no solo de la cantidad sino también de la calidad de la materia prima producida. Es esta base hasta hoy día una de las fortalezas del sector productivo. Además, se comprendió que la importancia de la agricultura estaba también dada por el hecho que los asentamientos agrícolas permitían la dispersión de la población a lo largo y lo ancho del país, uso de tierras marginales y limítrofes, función tan importante como la seguridad alimentaria.
Bajo la amenaza de conflictos bélicos…
Si bien se observaba un aumento constante en los niveles de producción, los años 60 y 70 se caracterizaron por las guerras que tuvieron lugar y sin duda a la importancia de asegurar el suministro continuo de alimentos, también en aquellos periodos en los cuales existían irregularidades en el suministro de insumos y otros aspectos como por ejemplo la electricidad, alimento para los animales, falta de personal entrenado para el manejo de las fincas lecheras, etc.
Otro de los factores que caracterizaron la producción lechera durante los años 60-70 fue el crecimiento de los niveles de producción y las diferencias en los niveles de producción estacional. Diferencias entre las producciones de verano (periodos de escasez) y otros con exceso de producción (invierno). Estos desbalances, generaron costos adicionales que encarecían la producción de materia prima y posteriormente el precio al consumidor.
Básicamente se actuó a dos niveles. El primero fue aquel que estudió como mejorar las condiciones de los animales en producción para facilitarles la producción durante los cálidos veranos. A nivel de infraestructuras se comprendió la importancia de adaptar las infraestructuras a las condiciones climáticas existentes en la región y se comenzaron a reemplazar las construcciones cerradas copiadas en cierta medida de lo existente en Europa y se optó por modelos como los que existían en California. Corrales abiertos que aprovechen la ventilación natural existente, mayor espacio por vaca y con posibilidades más sencillas de manejar el estiércol producido por los animales. Con los años, también este modelo evolucionaría y se optaría por construcciones que, paralelamente a las exigencias climáticas de la región, den respuesta a las exigencias medio ambientales, lo cual significa, reducir al mínimo la contaminación ambiental, especialmente la de los suelos y aguas subterráneas. Estas tecnologías y técnicas de manejo fueron acompañadas por medidas económicas. Las autoridades, en acuerdo con los líderes del sector, implantaron un sistema de cuotas de producción. A cada productor se le entregó una cuota de producción anual. Excedentes se castigaban con multas y en caso de no alcanzar a producir la cuota anual el significado era el desaprovechamiento del medio de producción que se poseía con las consiguientes perdidas económicas.
Cuotas de producción y tecnificación como herramientas para el desarrollo del sector
Las cuotas de producción permitieron la planificación de la producción teniendo en cuenta las necesidades de la población y su crecimiento natural, las diferencias en la producción acorde a zonas geográficas y el clima a lo largo de todo el año. El funcionamiento de este sistema de cuotas no siempre funcionó correctamente, por ejemplo, los excedentes de invierno o falta de materia prima en el verano. La planificación permitió ajustar la oferta y disminuyó los excedentes. Los excedentes se transforman en polvo de leche (procesos de secado que requieren inversión de energía y de altos costos). El polvo de leche durante el verano se rehidrata para su uso como leche reconstituida. La posible reducción de procesos de deshidratación y rehidratación podían contribuir a la reducción de costos. La comprensión de la fuerte influencia del clima en los niveles de producción, llevó a los profesionales a la búsqueda de soluciones que reduzcan en forma significativa las diferencias de producción estacional y es sin duda uno de los alcances más importantes del sector productivo que, por intermedio de manejo inteligente de los hatos (infraestructuras y sistemas de refrigeración), logró y logra hoy día ajustar la producción del verano a la demanda de la industria y los consumidores. En este mismo aspecto se desarrollaron tecnologías y sistemas de manejo que dieron respuesta a cada vaca en forma individual. Es común ver a las vacas israelíes que durante los veranos son llevadas a corrales especiales en los cuales se las refrigera por intermedio de duchas y ventiladores para poder disminuir el estrés calórico producto de la alta humedad y temperatura reinantes en el verano israelí.
En líneas generales, la programación y manejo del sector permitió a lo largo de los últimos años asegurar el suministro constante de leche fresca y derivados, incluso en situaciones extremas como en los años 90 cuando llegaron a Israel más de un millón de inmigrantes provenientes de la Unión Soviética y se logró suministrar toda la demanda que el aumento de la población generó.
La década del 90 y los primeros años del siglo XXI caracterizaron al sector lácteo por un continuo aumento de la producción y eficiencia bajo la importante exigencia generada por una profunda reforma del sector desde el punto de vista ambiental. Las fincas lecheras renovaron sus infraestructuras, adaptándolas a las nuevas exigencias ambientales que obligan a dar tratamiento a todo el estiércol producido, aguas negras, etc. Fue mapeada cada finca para definir el grado de riesgo de contaminación de las aguas subterráneas. La consecuencia fue en muchos casos el cierre de fincas o la necesidad de asociación entre productores para poder afrontar los gastos que las nuevas leyes de protección al ambiente exigieron.
El incierto futuro del sector
Actualmente, los datos publicados por el Ministerio de Agricultura señalan claramente una fuerte disminución en la cantidad de productores lácteos durante los últimos años. Entre los años 2018 a 2019 aproximadamente la cantidad de productores se redujo en un 24%. Pueden señalarse la importante disminución en la rentabilidad, la necesidad de realizar fuertes inversiones en infraestructuras para poder responder a las exigencias ambientales cuando el futuro del sector es incierto y no menos importante la falta de una generación joven que continúe con la actividad de los padres. A pesar de lo mencionado, la producción de leche por vaca sigue manteniéndose como la más alta del mundo. El promedio de producción es de más de 12,000 litros/vaca/año. ¿Qué significa? ¡Que cada vaca en Israel produce en promedio casi 34 litros de leche fresca por día! ¡Esta cantidad de leche puede cubrir las necesidades diarias de calcio de 65 adolescentes!
Sin lugar a dudas el sector productivo lácteo está atravesando cambios importantes. Estos cambios están relacionados con los cambios globales de una economía que exige mayor apertura y menor cantidad de barreras arancelarias, menos subsidios, etc. La entrada de otros países en el comercio internacional de insumos agrícolas que aumenta la demanda y con ella el aumento de los precios son también factores de importante influencia en el sector. El mercado de insumos agrícolas se muestra con alta volatilidad que a su vez genera desestabilidad y detiene las inversiones a largo plazo. Estos hechos poseen alta influencia sobre el precio internacional de la leche, polvo de leche y los diferentes derivados.
A nivel local se suman el continuo desgaste de la rentabilidad del sector, la disminución en los presupuestos oficiales que permitirían al sector seguir innovándose, el aumento en el precio de los recursos como el agua y los granos, etc. El productor se ve obligado a buscar alternativas para sus tierras y cuotas de agua. Debido a las influencias de la producción animal sobre el cambio climático, el sector productivo se debe enfrentar a nuevas exigencias desde el punto de vista ambiental, demandas de los consumidores en referencia a calidad, precio y condiciones bajo las cuales los animales producen (protección animal), el cambio climático y la necesidad de dar soluciones a vacas que deben producir leche bajo temperaturas que superan los 37 oC.
No menos importante es la exigencia de apertura del mercado para generar competencia con productos provenientes del exterior. En este aspecto debe mencionarse que la producción en cuotas sigue vigente y junto con las cuotas de producción existe un sistema de pago por litro que en cierta medida protege al productor asegurándole un precio que tiene en cuenta la cobertura de los costos de producción y un salario por trabajo.
Estos sistemas (cuotas y pago por litro), generan fuertes desacuerdos. Por un lado, la posición de los productores que proponen mantener el sistema, argumentando la necesidad de asegurar el suministro de materia prima también en épocas de conflicto, uso de tierras marginales, etc. frente a la idea de liberalización total del mercado, que las empresas lácteas y el Ministerio de Finanzas proponen. La ideología propuesta es producto directo de la globalización y la creencia que la apertura del mercado permite buscar alternativas económicas que bajen los precios al consumidor. Cabe aclarar que en muchos casos esta competencia no toma en cuenta el apoyo en forma de subsidios que reciben esos productos en los países de origen, mientras que aquí la producción lechera de Israel no cuenta con ningún tipo de subsidios. Desafortunadamente la toma de decisiones se enfoca en los dividendos a corto plazo y no siempre toma en consideración o evalúa las consecuencias a mediano y largo plazo.
El presente artículo, como la primera parte del mismo, pretenden describir la situación desde el punto de vista “profesional productivo”. Es claro, que para entender la situación general del sector lácteo se deberá entender el papel de la industria y no menos importante las demandas del consumidor quien es en definitiva el último y muy importante eslabón de la cadena láctea. Esta cadena representa uno de los más importantes sectores alimentarios de Israel. Posee fuerte influencia en los gastos de la familia israelí, e Independientemente de su influencia en la canasta familiar provee trabajo a miles de familias en forma directa e indirecta. De aquí que las decisiones que se tomen deberán tener en cuenta todos estos factores, además del ya mencionado aporte a la seguridad alimentaria y a la seguridad nacional por intermedio del uso de tierras en zonas marginales y limítrofes lo cual permite mantener la soberanía en dichas regiones.
Es curioso que las preguntas acerca del futuro del sector lácteo son las mismas que los tomadores de decisiones se preguntaron de inmediato con la creación del Estado de Israel. Las respuestas en aquella época fueron claras.

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