La comercialización sufre las consecuencias del estado de alarma y ha bajado tanto en las ventas directas en los llocs, en los mercados y, sobre todo, en los bares y restaurantes. Los pedidos para estas fechas han sido devueltos por hallarse cerrados todos los establecimientos de hostelería y sin fecha concreta todavía para abrir.
Queserías artesanas de fabricación y venta propia calculan que las ventas han bajado un 50 por ciento. Las empresas de recogida de leche y todos los maduradores de queso están recogiendo todo el queso artesano de las fincas, reconocen, eso sí, que se topan en los predios «con mucha tristeza, rabia, impotencia y desánimo pero seguimos igual, de momento», valoran desde el Consell Regulador del Queso Mahón Menorca.
El trabajo se realiza además con las dificultades añadidas de reorganizar horarios para, en el caso de las industrias, aplicar todas las medidas preventivas y en los llocs por haberse agregado la atención a los niños que estas cuatro semanas están sin colegio.
Exportación
No se han cerrado los mercados y la exportación sigue activa, pero muy resentida desde la política arancelaria de Trump. Se ralentizó entonces la actividad exportadora a los Estados Unidos y la de la Unión Europea estaba funcionando mejor en lo que va de mes de marzo.
«No hay ningún impedimento legal para vender al extranjero pero los canales de comercialización no están tan ágiles. Además en una situación de este tipo nadie se detiene en una tienda gourmet», argumenta la gerente de Coinga, Marga Tudurí.