El reporte mensual de la Cámara de Productores Lecheros del Oeste de Buenos Aires destaca que “por la cuarentena aparecieron algunos problemas de logística y está muy afectado el circuito de la mozzarella, pero los tambos no paran”.
La entidad destaca todo el aporte de la lechería argentina y su competitividad, al decir: Somos competentes para producir un alimento esencial (costo/cantidad/calidad). Esta crisis económica que arrastramos, no nos toma mal parados, como otras.
Nuestros tambos se ubican lejos de los centros de aglomeración de personas. Crece en los tambos el trabajo para el desarrollo de su capital humano.
“Nuestra lechería puede ser efectivamente un gran motor para el crecimiento del país. Claro que no depende todo de nosotros, y es importante que esto lo visualicen también la sociedad, la política y los equipos de gobierno”, puntualiza la cámara y agrega: “En la emergencia, es crucial que trabajemos juntos. Empresarios, trabajadores, técnicos y funcionarios. Para cuidar las vidas, la economía y el trabajo, que están unidos, no enfrentados. Es de todos la responsabilidad de restablecer la confianza allí donde se perdió y darnos una mejor convivencia ciudadana y un mejor futuro”.
Lo que sugiere una posición bastante equilibrada en la cadena. Con el tambo mejor parado que la industria. Pero en marzo, la pandemia viral, la caída del precio del petróleo y la cuarentena, agitaron el escenario, y nos obligaron a revisar y ajustar rutinas y presupuestos para este año. Asumimos que al brindar un producto esencial, el mercado interno sostendrá su consumo, a pesar de todo. Pero preocupa si será posible absorber bien la mayor producción del 2do semestre, ubicándola en un mercado externo en el que se necesita leche, pero nuestros clientes están con capacidad de pago reducida, mientras la producción va creciendo más de lo esperado.