La pandemia está provocando diversos cambios en los hábitos de consumo de lácteos de la población, que repercuten sobre la cadena.
La cadena láctea recibe el impacto del Covid-19

Por un lado, las pymes queseras de Buenos Aires tienen serios problemas porque se derrumbó la venta de mozzarella en pizzerías y en restaurantes que tienen las puertas cerradas. “Enfrentan un aumento de stocks que afecta su liquidez y su economía”, observa el consultor Marcos Snyder. En Santa Fe, en cambio, los distribuidores no tienen suficiente stock de quesos para abastecer la demanda para aprovisionamiento preventivo de los consumidores. En ambas provincias “se nota un aumento de la compra de leche fluida, por el mayor consumo de alimentos al estar todo el día la familia en el hogar”, dice el técnico.
Hoy se está produciendo un 8-9% más de leche que en igual fecha de 2019, momento en que llovió mucho y los rodeos fueron muy afectados por la mosca brava y por los tábanos. Esa diferencia no se mantendría en la primavera de este año, según Snyder, porque se cuenta con las mismas vacas y el segundo semestre de 2019 fue muy bueno en términos productivos. Mientras tanto, algunas usinas están manteniendo los precios pagados al productor en el mes anterior, en tanto que otras los aumentaron un poco. Un valor corriente en tambos de Buenos Aires es $18,48 por litro. En el frente externo, la tendencia de precios en el mercado de futuros de lácteos muestra un valle desde mayo a junio, con posterior recuperación en el segundo semestre.

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