Caída la exportación y con el consumo afectado por Covid-19 y recesión, se viene una sobreoferta de millones de litros de leche. ¿Impactará en la góndola?

Complicado al extremo por una pandemia que liquidó fuerte la demanda interna, y con una perspectiva de exportación reducida a partir del derrumbe económico que muestran los países que son clientela habitual, el segmento lácteo prevé una segunda mitad del año marcada por la sobreoferta de leche y un escenario de precios que amenaza la supervivencia del grueso de las pyme del rubro.
Entre los organismos de la lechería hay coincidencias en habrá una sobreoferta de al menos 10.500 millones de litros y, por efecto de ese mismo volumen, se viene una segunda parte de 2020 en la que proliferarán las promociones en supermercados, y la multiplicación de marcas y productos a precios por debajo del rango actual.
Distintas voces consultadas por iProfesional, tanto en el ámbito de la producción láctea como en el procesamiento y la comercialización en góndola, coincidieron en que la caída de la demanda derivada de la expansión del Covid-19, sumado una recesión que se hará sentir con mayor fuerza en el segundo semestre, permiten anticipar que no habrá variaciones hacia arriba en los valores fijados en las heladeras.
En el ámbito explican que la sobreoferta también responde a un incremento en la producción que tomó forma en el primer cuatrimestre del año, con una suba en el caudal de leche del orden del 8 por ciento respecto del mismo período pero de 2019. El incremento en cuestión ocurre, justamente, en un contexto de demanda retraída y exportación en baja.
Este último aspecto, indicaron fuentes del sector, podría aportarle alivio a la cadena pero para ello la Argentina debería llevar sus ventas fronteras hacia afuera desde un nivel del 18 por ciento registrado a principios de 2020 hasta un rango de al menos 30 por ciento.
Directivos y productores reconocen que, dado el escenario internacional de consumo desacelerado y decisión de los países de privilegiar la producción interna, concretar una suba superior al 10 por ciento en las ventas externas representa una utopía. Los esfuerzos, por ende, deberán ajustarse a promover de alguna forma el negocio en los canales domésticos de venta al público.
“Lo ideal sería exportar ese sobrante, pero el mercado externo está totalmente paralizado por la expansión del coronavirus. Por otro lado, también los lugares de destino de la producción argentina que sale al exterior paralizaron todo o compran muchísimo menos. China es un ejemplo de eso. Después ocurre que los países que compran también tienen una producción propia, así sea chica. Y que en este momento de crac financiero generalizado pondrán más énfasis en producir lo propio”, dijeron a este medio desde una de las compañías con más participación en el segmento lácteo.
Qué ocurre con la exportación
Hay otra variable que juega en contra de las exportaciones: el precio internacional de la leche en polvo. Hoy por hoy la tonelada araña los 2.600 dólares la tonelada, esto es, casi 600 dólares por debajo de los valores del mismo período pero de 2019.
“El valor está muy bajo, eso hace que no sea conveniente pensar en el exterior en este momento. Eso obliga a redireccionar, entonces, la venta hacia adentro”, explicaron a este medio desde una compañía que supo tratar con SanCor.
El énfasis, entonces, estará puesto en incrementar la venta local pero sin dejar de asumir que la salida de la cuarentena será con complicaciones en el bolsillo para la mayoría de la gente. Desde Caprolecoba, la cámara que integra a los productores de la cuenca oeste de la provincia de Buenos Aires, sostuvieron ante iProfesional que elevar el consumo será un desafío por demás de complejo en tanto los números de la macroeconomía se volverán peores a los del año pasado. Y 2019, vale señalarlo, estuvo entre los peores períodos de comercialización doméstica de toda la década pasada.
En 2019, justamente, el consumo anual de leche bajó a los 182 litros por habitante siendo que en años previos promedió los 210. Entre los actores de la producción y venta aseguran que, siendo por demás de optimistas, diciembre concluirá con un promedio siempre por habitante del orden de los 180 litros.
“Es un momento complicado para el consumo, pero que así como va se pondrá dramático para toda la cadena láctea por la saturación que habrá en el mercado interno. Aunque es muy difícil determinar el futuro porque todo cambia semana a semana, vamos a tener a muchas empresas generando más quesos, buscando la forma de procesar esa leche abundante, tratando de obtener cierta rentabilidad”, dijo a iProfesional Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba.
“Lo más probable es que no veamos variaciones en los precios, aunque los productores enfrentan un incremento constante en los costos. El desafío será encontrarle un destino a toda esa sobreoferta y eso derivará en más mercadería en las góndolas con un rango más amplio en cuanto a los valores de comercialización”, pronosticó.
Muy cerca de gigantes como La Serenísima reconocieron el sobrante a partir, también, de la inactividad que muestra el canal de los restaurantes, hoteles, pizzerías y otros ámbitos de la gastronomía por efecto de la pandemia y el aislamiento establecido.
“Todos esos miles de litros de leche ya no tienen destino. Por eso ahora de pronto comenzaron a verse ofertas de quesos, sobre todo blandos, de marcas que hasta hace muy poco no estaban. Tiene que ver con esta sobreoferta de leche y lo que viene es una profundización de esa tendencia”, comentaron las voces interpeladas.
“Desde la perspectiva de que la recesión desalentará el consumo, probablemente asistamos a una ampliación de las ofertas. Precios promocionales para que el consumidor se lleve más de una leche larga vida, por ejemplo. Acciones similares para los quesos cremosos, las alternativas blandas. Si el sobrante no se va a poder exportar, entonces habrá que ingeniárselas para hacer de la venta interna una vía de escape”, añadieron.
La cadena avisa
Atentos a lo que ya ven venir, tamberos nucleados en la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (MEPROLSAFE) notificaron recientemente que la actividad se encuentra en estado crítico y que el excedente previsto para el segundo semestre podría derivar en un cierre multiplicado de establecimientos productivos.
Desde la organización ratificaron que la sobreoferta rondará los 10.500 millones de litros en la segunda parte del año, y exigen respuestas del Estado para garantizar la subsistencia del sector.
“El panorama que se nos presenta es preocupante y sabemos hacia dónde nos conduce: congelamiento y/o baja del precio de la leche cruda al productor en un contexto inflacionario previsto en el orden del 40 o 45 por ciento anual”, señalaron desde MEPROLSAFE.
Además, expusieron “que estas condiciones provocan una renta negativa, baja de la producción en el corto plazo y al cierre de tambos de baja escala que pierden competitividad”.
Desde la mesa aportaron, para finalizar: “Entendemos que el sector industrial también debe aportar ideas para mantener el equilibrio de la cadena”.

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