El gran interrogante es si la Secretaría de Comercio aceptará o no una suba puntual en algunas familias de productos más sensibles a la devaluación del peso.
A la espera de una decisión oficial, son cada vez más los empresarios que en forma, más o menos velada, se pronunciaron contra el congelamiento y reclaman que se les autorice algún tipo de aumento.
Más allá de estas críticas, el congelamiento que busca prorrogar el Gobierno tiene cuatro frentes abiertos que ponen en duda su capacidad de cumplimiento por parte de todos los jugadores.
Aumentos en puerta
El primer desafío que enfrentan la secretaria Paula Español y su equipo es una virtual rebeldía por parte de las empresas fabricantes. Si bien el congelamiento de precios sigue vigente al menos hasta el próximo martes, en las últimas dos semanas las grandes cadenas de supermercados empezaron a recibir nuevas listas de precios con subas que llegan hasta el 30 por ciento.
La ola de aumentos es liderada por las grandes empresas proveedoras de los principales rubros de alimentos . “Solo en la última semana nosotros recibimos 56 nuevas listas de precios en los productos de almacén y 15 de proveedores de perecederos. Las empresas que están más activas son algunos frigoríficos y los proveedores más grandes, de Molinos a Arcor o Danone”, explicaron en una cadena de supermercados.
Al menos por ahora, los grandes supermercados tienen las espaldas suficientes para no aceptar las listas de precios, pero el panorama es diferente en otros canales como mayoristas, autoservicios chinos y negocios de cercanía, que juntos representan el 60% del mercado de consumo masivo a nivel nacional.
“Nosotros tenemos la capacidad para plantarnos y rechazar los aumentos pero para los clientes más chicos la opción es tomar la nueva lista o que no te bajan la mercadería”, explicó un negociador de un supermercado de los grandes.
Peligro de desabastecimiento
En los últimos días en las góndolas de Carrefour aparecieron unos carteles invitando a los clientes “a llevar la cantidad adecuada” en categorías críticas debido a que “la disponibilidad de algunos productos puede verse afectada momentáneamente”.
Con menos eufemismos, en otra cadena explican los faltantes en forma más directa. “Como no les aceptamos las listas de precios con aumentos muchos proveedores decidieron cuotificarnos las entregas, repitiendo los volúmenes del año pasado. Y en otros casos, directamente te envían menos mercadería, lo que explica que los agujeros que se ven en las góndolas de huevos, carne o aceite” , explicó un supermercadista.
Una explosión de lanzamientos
En su muy interesante libro Todo precio es político , el actual ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Augusto Costa, hace un suerte de balance de su paso por la secretaría de Comercio en tiempos de Axel Kicillof como ministro de Economía.
Con humor, Costa recuerda sus peleas con las empresas de alimentos que le querían “colar” aumentos de precios encubiertos a través del lanzamiento de un nuevo producto. Con algunas variaciones, la estrategia se repetía sin importar el rubro. Una empresa que tenía un producto con el precio congelado, lanzaba una nueva presentación con un cambio pequeño en la fórmula. La clave era que el lanzamiento tuviera un valor más alto y de un día para el otro la presentación original que mantenía su precio congelado era cada vez más difícil de encontrar en las góndolas y al consumidor no le quedaba otra opción que llevarse la versión más cara.
Bajo esta lógica, las góndolas de los supermercados en tiempos de los acuerdos de precios de Guillermo Moreno, o del propio Augusto Costa, se vieron inundadas de lanzamientos del tipo de “aceite de oliva para chicos”, “lavandina premium”, “detergente edición especial” o “ketchup con más tomate”
La historia se está repitiendo ahora y cualquier consumidor atento puede descubrir cómo en medio de la cuarentena algunas empresas vieron la oportunidad para lanzar una leche descremada con multidefensas, un dulce de leche “tradición argentina” (¿una crítica velada contra los uruguayos?) o una nueva línea de una marca de yerba mate que ahora es acompañada por la leyenda de “selección”, como si se tratara de un vino reserva.
Adiós a las ofertas
Un efecto indirecto del congelamiento de precios es que muchas empresas decidieron renegociar las condiciones comerciales con sus grandes clientes. En el medio desaparecieron las bonificaciones que les otorgaban a las grandes cadenas de supermercados y que eran la base sobre la cual se acordaban las promociones de los fines de semana del tipo de “40% de descuento en la segunda unidad o “3×2 en gaseosas”.
“Este tipo de promociones se negocian para darle un empujón a las ventas el fin de semana y se comparten los costos con los proveedores. Hoy ya nos quitaron los descuentos y por eso tuvimos que reducir el nivel de ofertas”, se sinceraron en una de las cadenas líderes.