En las últimas semanas los productores lácteos de Cantabria que distribuyen a la empresa Iparlat tenían sobre la mesa listo para firmar un contrato anual que reducía el precio de venta en 11 euros la tonelada. Una bajada que ponía en «riesgo» la continuidad del sector y por el que no estaban dispuestos a pasar los ganaderos. Es así como 35 de ellos formaron una plataforma de negociación, que se gestó en Trasmiera pero que representa a profesionales de toda la región, y gracias a la cual se consiguió que la reducción fuera de 4,5 euros y no 11 por tonelada como se contemplaba.
No hay sabor a victoria en las granjas con el acuerdo alcanzado, tan solo de conformidad. Más aún cuando miran atrás y recuerdan que el pasado febrero estaban sus tractores desfilando por Santander para hacerse escuchar y denunciar que su modo de vida estaba agonizando. «Entonces pedíamos un aumento del precio, y lo hacíamos con esperanza», rememora José Ramón López, ganadero de Suesa y presidente de la plataforma que nació el pasado mes en Ribamontán al Mar para representar a buena parte de los distribuidores regionales de Iparlat.
La esperanza, como tanto, se esfumó con el covid. «Tras la manifestación empezó todo esto y nosotros asumimos que no era momento de protestar», reconoce López, que a su vez insiste en que «en la pandemia el sector primario no ha podido parar». No obstante, el problema para los productores lácteos llegó en mayo, cuando se les comunicó desde la empresa que querían reducir 11 euros por tonelada el precio de compra. Una diferencia que, según apunta López, se equipara a lo que ganaban hace «30 años» y que suponía dejar de ganar miles de euros a cada una de las granjas el año vista, «28.000» en el caso de la de López, en Suesa.
La unión hace la fuerza y, siguiendo el dicho, los ganaderos empezaron a gestar la formación de una plataforma negociadora con Iparlat. Oficialmente, se han adherido a ella 35 afectados, que en suma distribuyen «el 65% de la leche que recoge la empresa en Cantabria», además, apunta el presidente, «del total de los 80 afectados nos apoyaban la mayoría al retrasar la firma del contrato». La plataforma se creó en Suesa tras tres reuniones de los ganaderos en las que se escogieron a siete representantes (el presidente, un secretario y cinco vocales) de los que se intentó que cada uno de ellos fuera procedente de una zona de Cantabria distinta para defender los intereses de todos los puntos por igual. «El nuestro es un sector muy individualista, el unir todos fuerzas con esta plataforma es algo sin precedentes», destaca López.
Tirar la leche
Dejar de ganar 11 euros por tonelada era una posibilidad que no admitían los ganaderos porque «antes de malvenderla estábamos dispuestos a tirar la leche para sentar un precedente». Al respecto, uno de los compañeros de Reinosa, José María Serna, señala que el arrojar su sustento por el desagüe habría sido «una forma de crear opinión pública y demostrar que nuestra queja no es por capricho, que estamos en una situación inasumible».
No hubo que llegar a ese límite, porque la pasada semana en una reunión de la plataforma en Hoznayo se decantaron por firmar con una reducción de 4,5 euros en lugar de 11 euros. No es una buena noticia, pero no es tan mala. «Es un contrato nefasto, pero dentro de lo que cabe intentaremos aguantar la campaña de 2020-21», señala Ángel Arronte, con granja en Loredo. en su caso dejará de ganar «27.000» euros este año con el convenio firmado en lugar de los «72.000» que habría implicado la reducción inicialmente planteada.
Los productores explican que Iparlat achacaba la bajada a la crisis de la pandemia. Sin embargo, el ganadero Manuel Presmanes opina que esto «habría sucedido con y sin covid» y todos señalan que «siempre buscan apretarnos un poco más las tuercas». De hecho, apuntan a que «es Mercadona» ~Iparlat es su distribuidora principal de leche~ la que «exige cada vez más y quiere ajustar los precios a los productores, pero luego al consumidor le cuesta lo mismo en el supermercado».
Por su parte, los ganaderos insisten en que la pandemia sólo ha demostrado que el suyo es un sector esencial. «El 14 de marzo teníamos la sartén por el mango», comenta el ganadero cayonés Jesús Alonso, sin embargo, inciden en que «comprendimos que no era el momento de subir precios, pero tampoco de bajarlos».