La decisión de Alpina de rebajar de manera sustancial el precio del litro pagado a sus proveedores, y la notificación que dejará de recoger el 10% de lo que produzcan, es el anuncio. De nuevo, las exigencias extremas de calidad al recibo, el pico y placa, y el abandono de rutas de veredas y municipios distantes, llevarán al abandono de la actividad a otros miles de pequeños y medianos ganaderos. Asoleche en su fatídico comunicado del pasado miércoles, justifica el accionar de sus afiliados por una falaz enlechada, para ellos causada por el aumento del precio de la leche pagado al ganadero, que llevó, afirma, a la disminución del consumo interno; señalan además que ya “socializaron esta información con el gobierno nacional”, bogan por acaparar todos los apoyos oficiales y ponen de nuevo sobre la mesa su exigencia de “libertad de precios”.
Las masivas importaciones de leche realizadas al amparo de los TLC, son la causa del nuevo desbarajuste que se inicia en el sector lácteo. Los 7.300 millones de litros de leche que al año producen los ganaderos del país abastecen el mercado interno, y en las dos épocas de invierno se generan excedentes que deben suplir la baja de la producción en los veranos. Las 41.261 toneladas importadas en 2016, fueron superadas con creces el año pasado cuando importamos 61.300 toneladas, cifra que será rebasada de nuevo en el presente; en los primeros cinco meses ya han ingresado más de 40 mil toneladas de productos lácteos, lo que augura la llegada de cerca de 80 mil toneladas, 25% más, al finalizar el año, volumen con el que ya se reemplaza cerca del 10% de la producción nacional.
Enlechada no ha habido, las lluvias han sido tardías en la costa y el interior y la producción se recupera de manera lenta; los precios pagados con bonificaciones más altas lo demuestran y los inventarios de la industria, de leche líquida 27 millones y, 9.300 toneladas en polvo, son normales.
Seis grandes empresas, casi todas importadoras, ya procesan el 60% de la leche acopiada, definen el precio de venta al consumidor a su arbitrio, con márgenes de rentabilidad cada día mayores que hacen inalcanzable el valioso líquido a los más de 30 millones de compatriotas que se debaten entre la pobreza y la miseria; burlan el precio de pago al productor al tener la potestad de manera absurda, de definir las bonificaciones que por calidad deberían recibir de manera rigurosa los productores, rechazan el aumento del precio pagado por litro, desconociendo que en la última década los costos de producción se incrementaron en un 60% mientras que lo recibido solo en un 44%; lograron ya, con la Resolución 083, pagar la leche más barata en las denominadas áreas Zomac y hoy, insaciables, de nuevo exigen libertad de precios que, de ser otorgada haría más despejado el camino para la destrucción del sector lácteo nacional, y a sus anchas suplir con importaciones la demanda interna de los colombianos.
Lo que está en juego no es de poca monta: es la lenta pero segura desaparición de más de 300 mil pequeños, medianos y aún grandes productores de leche, que no tienen alternativa viable en otra área del agro del país; es el incremento de manera dramática del desempleo rural con su corolario de miseria e inseguridad; es reemplazar el trabajo nacional por el extranjero y aumentar la pérdida de la seguridad alimentaria, bien debilitada hoy con las 14 millones de toneladas de alimentos que importamos y que podríamos producir.
Solo la modificación de la política impuesta desde hace 30 años al país y que el presidente Duque representa y profundiza, logrará salvar al sector lácteo de la debacle. La inmediata revisión y modificación de los TLC, que son el paraguas para las masivas importaciones de productos lácteos, es la exigencia.
Desde Dignidad Lechera que hace parte de Dignidad Agropecuaria, llamamos a los productores, a sus organizaciones Cooperativas y a las gremiales, a los transportadores y jarreadores, a las pequeñas y medianas industrias de queso y quesillo, a tender puentes de manera urgente para ampliar la discusión sobre la delicada situación que vive el sector, compartirla con los productores de otros renglones que son o han sido afectados por la misma causa, con las organizaciones políticas y sus voceros a nivel regional y nacional que compartan la responsabilidad de defender la producción nacional y así preparar de manera organizada la resistencia y definir las tareas necesarias para lograr modificar la causa principal del desastre del agro nacional, que lleva a la desaparición de miles de ganaderos, hoy notificados.