Agaprol, la mayor Organización de Productores de Leche (OPL) de España, reclama a las administraciones públicas que promuevan e incentiven las adhesiones de los ganaderos a estas entidades como fórmula para garantizar una mayor capacidad de negociación y de logro de un precio justo del producto que ponen a disposición de la cadena alimentaria.
El director de Agaprol, Francisco Fernández, en una explotación de vacuno de leche. Efeagro/Agaprol

Así lo asegura en una entrevista con Efeagro el director de Agaprol, Francisco Fernández, quien resalta que esta OPL lidera ahora el ránking nacional, con un volumen de producción cercano a los 750.000 toneladas anuales y cerca de 500 ganaderos.
Fernández reconoce que Agaprol ha tardado “siete años” en conseguir que “todas” las industrias se sentasen con los productores a negociar la compra-venta de la leche, dadas las reticencias de las fábricas lácteas a negociar, por su “posición y dominio brutal” y por dar por hecho que los productores tienen que ceder ante sus pretensiones.
MIEDO A REPRESALIAS Y AMENAZAS
Sobre su petición de fomento de las adhesiones a las OPL, el máximo ejecutivo de Agaproll considera que los productores “muchas veces” se niegan a efectuarlas por miedo a “represalias” y a “amenazas veladas” por parte de la industria, relacionadas con “no recogerles la leche o pagarles menos”.
Reconoce que, incluso perteneciendo a una OPL, ha habido “algunos casos” en los que se ha vendido el producto por debajo del precio de coste para evitar que los ganaderos tuviesen que tirarlo.
“Hasta febrero cuando se cambió la Ley (de la Cadena Alimentaria) era muy difícil desterrar” la venta a pérdidas, afirma Fernández, quien confía en que esa modificación normativa “ataje” estas prácticas.
POSICIÓN DOMINANTE DE LAS INDUSTRIAS
Se trata de un producto perecedero “y eso da posición de dominio a las industrias”, por lo que “muchas veces” se vende la leche “como puedes y no como se debería”, insiste.
Aun así, admite las ventajas de estar dentro de una OPL y sentarse en una mesa a negociar con la industria: “Algunas mejoras se han conseguido”.
En ese sentido, señala que “hasta 2012 -año de creación de Agaprol-, sus ganaderos no sabían cuánto cobrarían por su leche hasta el día del pago y ahora se hacen contratos y se saben los precios” con antelación, lo que ha logrado “que se consigan mejores condiciones”.
JUNTAR LA MÁXIMA OFERTA POSIBLE
Y subraya que el fin de una OPL es “juntar la máxima oferta posible” para “poder negociar los precios con las industrias lácteas”.
Su figura está “regulada por la normativa comunitaria”, lo que supone una “excepción” dentro de las normas de competencia comercial, recuerda, ya que, de no ser así, plantearían un problema porque “seríamos un cartel también nosotros”.
Esa “excepción” se ha permitido porque “todo el mundo es consciente de la posición de dominio de la industria y sus prácticas abusivas con los productores”, a su juicio.
Desde su nacimiento hace ocho años, han tenido que enfrentarse al fin de las cuotas lácteas (2015), que supuso la liberalización de la producción en la Unión Europea y desencadenó una “crisis de precios”.
En 2017, según detalla, se estabilizaron “un poco” las cotizaciones y ahora la situación es de “expectación” ante cómo afectará la crisis generada por el coronavirus, aunque en el lácteo “no tiene por qué ser relevante”.
INCREMENTO DE VENTAS POR EL CONFINAMIENTO
De acuerdo a sus datos, entre marzo y mayo las ventas de lácteos sufrieron una “importante subida” por el confinamiento en los hogares, si bien en junio ya se contrajo la compra, hasta alcanzar niveles normalizados respecto a un año medio.
“Hay que tener en cuenta”, añade, que España es deficitaria en producción, por lo que depende de la importación; unas entradas que, por cierto, llegaron “a precios más baratos” que de costumbre durante la covid-19, lo que ha perjudicado a la producción nacional.
Actualmente, la producción mundial se está reduciendo y “se espera una recuperación” de precios “a partir de otoño, si no pasa nada”, apunta.
Agaprol fue una iniciativa de un grupo de ganaderos de Valladolid que ha incrementado su volumen de producción asociada desde los 207.000 toneladas/año y 208 productores con los que contaba al principio a las 750.000 toneladas y medio millar de ganaderos, lo que la convierte en la principal del país, además de carácter supraautonómico.

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