Sector lácteo. Los ganaderos mantienen la producción e incluso se aprecia un leve crecimiento, en algunos casos, estacional.
Ganado vacuno en la granja Las Nieves de Logroño. / MIGUEL HERREROS

La leche riojana (independientemente de que su procedencia sea el ganado vacuno, ovino o caprino) está en muy buen estado. El sector mantiene su producción e incluso, en algunos casos –aunque sea sólo un efecto estacional– ha aumentado levemente. Los precios se mantienen estables, al menos de momento, porque la mayor parte de la producción de leche de la región la absorbe Lácteos Martínez, con quien los ganaderos establecen acuerdos anuales.
La granja Las Nieves, en Logroño, es ejemplo de explotación ganadera de vacuno orientada a la producción láctea, apenas quedan 8 o 9 como ellos en La Rioja (dos en el entorno de la capital, y el resto en La Rioja Baja). En Las Nieves 400 cabezas de ganado ‘trabajan’ en una explotación que orienta buena parte de su producción a la venta directa al sector de la hostelería (son habituales en las cafeterías riojanas las bolsas de leche de esta granja), y el resto se vende a Lácteos Martínez.
Pese a que la hostelería estuvo cerrada durante el estado de alarma, esta granja de 30 años de vida, «no llegó a acogerse a ningún ERTE», explica José Manuel Ruiz, responsable de Las Nieves, que reconoce que durante los meses de confinamiento «creció más el consumo de leche líquida y bajó el de la leche que se utiliza para los productos elaborados». Esto es tendencia en España, en contra del resto de Europa: «En el continente el 30% de la producción va a la venta como leche líquida y el 70% para productos elaborados; en España es al revés», afirma, y explica que las nuevas ‘leches’ como la de arroz, soja, almendra… «no son leches, sino otro tipo de bebidas que tienen otros mercados» por lo que no les están afectando.
El ciclo vital de las ovejas hace que, en primavera, siempre suba la cantidad producida de lecheLa leche de cabra, cada vez más valorada, ha elevado su producción y el precio de venta
En Las Nieves, de hecho, están centrados únicamente en la leche entera: «Solo vendemos la leche que dan las bajas, pasteurizada. Utilizamos el frío como conservante», señala Ruiz.
En Préjano, Javier Guridi dirige una explotación ovina con 1.500 cabezas, donde más que el COVID, el daño lo están haciendo los ataques de perros que no sólo matan a las ovejas sino que les generan un estrés que merma su producción.
Ahora en primavera, la explotación Vía Verde es cuando ve cómo crece su producción: «Es el momento en el que hay más leche como consecuencia de que las ovejas se cubren más fácilmente. Nosotros tratamos de controlar eso porque también es el momento en el que menos se paga por la leche porque la oferta es mayor, pero nunca acabas de controlarlo del todo y como hay gente que ni lo intenta, se crea una mayor oferta que hace bajar los precios. Es algo que ocurre cada primavera, no ha sido por la situación de crisis sanitaria».
En cualquier caso, Guridi reconoce que ni la producción ni el precio se ha movido sustancialmente por el COVID o sus consecuencias: «Nosotros firmamos contratos anuales y veremos qué pasa cuando haya que renovar, pero de momento, Lácteos Martínez –al que se vende la mayor parte de la leche– ha sido muy respetuoso con nosotros».
La venta de la leche para productos elaborados es mayoritaria entre las granjas ovinas. «Falta una distribución de leche líquida, pero creo que podría tener un mercado porque cuenta con más grasa y proteína que la de vaca o cabra», afirma Guridi.
Sergio Maiso tiene su granja con 300 cabras entre Huércanos y Alesón. Desde allí producen una leche que compra Lácteos Martínez para sus elaboraciones «por lo que nosotros directamente, no nos hemos visto afectados por la pandemia», afirma.
La leche de cabra es un producto en alza, «cada vez se nos conoce más y mejor. Los quesos elaborados con leche de cabra se están convirtiendo en una delicatessen, en algo exclusivo y cada vez más valorado». Eso ha hecho que el consumo aumento y los precios también experimenten un ligero crecimiento.
Pese a ello, Sergio –que ahora cuenta con 25 años– reconoce que la ganadería es un sector complicado y duro. Él lleva desde los 19 años, aunque cuando tenía 8 ya contaba con 4 o 5 cabras que él cuidaba. «Pero esto es muy duro. La gente joven huye de la ganadería…» y lamenta, «en 15 años, el 80 por ciento de los actuales ganaderos estarán jubilados. El sector necesita gente joven».

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