En la actualidad, la producción mundial de lácteos se puede dividir en 2 por los sistemas productivos que imperan. El sistema más utilizado es en confinamiento total, con los animales encerrados y basado en el consumo de alimentos conservados, granos y concentrados. El segundo es el sistema a pastoreo, que utiliza la pradera como principal fuente de alimentación.
Los mayores productores mundiales de leche como India, Estados Unidos, China, Pakistán y Brasil producen leche en sistemas confinados, mientras que el principal productor y exportador de leche en base a pastoreo es Nueva Zelanda, país que se ha convertido en una tremenda potencia exportadora de lácteos, con un sistema estacional basado en la pradera, el alimento más nutritivo y económico considerando el costo de materia seca por hectárea y los elementos que aporta a la nutrición animal, sin embargo, todos sabemos que este país es una isla y que, por lo tanto, no tiene hacia donde ampliarse.
Además, ha llegado a un nivel de eficiencia muy alto entonces no le ha quedado más opción que buscar otros territorios que tengan características similares. Debido a eso, a la estabilidad económica y otros factores relevantes a considerar, en los últimos años grandes productores e inversionistas, entre ellos Fonterra, han llegado a instalarse a Chile, un país donde hay productores empresariales de leche que tienen parámetros de eficiencia incluso más altos que los “kiwis”, pero con un segmento mayoritario, especialmente de pequeños productores, que tiene niveles bajos y por lo mismo una gran opción de crecer en productividad, si es que logra incorporar tecnología y asociarse. Así las cosas, y tomando en cuenta la experiencia de Nueva Zelanda y de otros países, consideramos necesario impulsar 3 programas potentes y ambiciosos para dar el salto que el sector lechero y el país requieren.
El primero, un gran programa de transferencia tecnológica y extensión, especialmente destinado a la agricultura familiar campesina y a los medianos productores, para que incorporen prácticas de manejo más eficientes, adopten las nuevas tecnologías y junto con ello cuenten con el apoyo en materia de fomento y el financiamiento necesario para crecer.
El segundo, un programa de diversificación y diferenciación de los productos lácteos, con recetas propias, innovadoras, de alta gama, siguiendo las tendencias mundiales de consumo y poniendo en valor la calidad diferenciada de la leche nacional.
El tercero, un plan de comunicación y marketing que permita el posicionamiento de los lácteos chilenos en el mundo, a través de una campaña sectorial de alto impacto que muestre las características y calidad que distingue a los lácteos chilenos, para no seguir compitiendo en el segmento de los commodities.
Estos 3 pasos deben ir juntos y en paralelo, porque no sacamos nada de tener más producción y productos de alta gama, sino tenemos mercado para ellos, así como tampoco podemos dejar una demanda insatisfecha una vez abierto un mercado de nicho para productos de calidad diferenciada.
Hoy sabemos que existe demanda para productos finos, de alto valor agregado, como quesos maduros y con recetas únicas por ejemplo, por eso es momento de trabajar unidos, en forma coordinada, con el convencimiento del sector privado y el apoyo del Estado para invertir en estos 3 programas, que a nuestro juicio permitirían dar un salto definitivo y subir de nivel, accediendo a las grandes ligas del mercado mundial de lácteos.
Equipo Marketing Alimentario Diario Lechero