Es un infaltable en nuestras cocinas, nos acompaña desde la niñez y, sin embargo, el dulce de leche guarda sus secretos.

Para asegurarnos de estar comprando uno de calidad, Alejandro Bertin, gerente general y director de Establecimientos San Ignacio, recomienda que detectemos su aroma a caramelo y su sabor láctico.
La textura debe ser cremosa y sin grumos y el color, castaño (ni muy claro ni muy oscuro). En cuanto a la conservación, es cierto que guardarlo en la heladera prolonga la vida útil, pero “la recomendación es almacenarlo en un lugar seco y fresco porque a temperatura ambiente se perciben mejor los sabores.
Una vez abierto, puede estar en la alacena por un par de semanas”, explica Bertin, y destaca el hecho de que no se eche a perder en altas o bajas temperaturas. “Nuestra receta nos acompaña desde1939. Lleva leche fluida de vaca, azúcar, glucosa, bicarbonato y vainilla natural. No contiene conservantes, es libre de TACC y, en relación con otros productos, no tiene un alto contenido de grasas”, asegura el directivo.
Dulce de leche argentino para todo el mundo
Por sabor, textura e ingredientes, nuestro dulce de leche se diferencia de propuestas como el caramel o el manjar chileno y es un emblema de la gastronomía local. “Chile, Canadá, Brasil y los EE.UU. son los principales compradores. Fuimos los primeros en exportarlo a Japón y planeamos llegar pronto a China, Vietnam y la India”, cuenta Bertin.
Ideas para golosos
Dale un upgrade a tu café colocando en la base de la taza una cucharada abundante de dulce de leche. Agregá el café, cortalo añadiendo leche espumosa y revolvé para que se disuelva el dulce. Si preferís un helado, integrá 250 cc de dulce de leche con una lata de leche condensada, añadí 250 cc de crema batida y freezá.

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