Ya se sabe, en el mundo empresarial las cosas se dicen utilizando eufemismos, que sirven para endulzar las malas noticias. En París no solo se anunció el retiro de su poderosa directora financiera sino que van a hablar con sus socios en la Argentina para un proceso que llamaron “revisión”.
Desde la filial local inmediatamente salieron a bajar los decibeles de los titulares: “El Grupo Danone revisará estratégicamente el desempeño de algunos activos. La Argentina forma parte de esa estrategia. Como empresa revisamos constantemente nuestro portafolio para asegurarnos que esté alineado con nuestras metas y objetivos. Este proceso está por comenzar y, por lo tanto, no implica ninguna opción concreta. Llegado el caso, la empresa informará oportunamente cuando haya completado su revisión”, señaló la compañía en un comunicado oficial.
Pero lo cierto es que su Director General, Emmanuel Faber, dijo el lunes que “la compañía está estudiando la venta de la marca de proteína en polvo Vega, así como una unidad en Argentina”.
¿Por que Argentina?
La respuesta es más sencilla de lo que parece. El mercado local es cada día más chico. Hoy no es negocio y no se ve un futuro promisorio en lo inmediato. El año pasado, previo a la pandemia Danone informó que su casa central le había aportado 11.000.000 de euros a la filial local por la caída de sus ventas.
Danone Argentina está sufriendo al mismo momento dos realidades que ninguna empresa tolera, pérdida de dinero y pérdida de mercado al mismo tiempo. Una de las dos se toleraría, pero las dos al mismo momento hacen inviable el negocio. Hace tres años tenía una cuota de mercado de yogures cercana al 65%, hoy apenas supera el 35% de las ventas del sector. Números similares se ven en postres y flanes.
A esta realidad, hay que sumarle la situación macro del país. Control de precios, restricciones al acceso al crédito, trabas para girar dividendos y cambios permanentes en las reglas del juego mque terminaron por llevar a la empresa a esta “revisión”.