La brecha cambiaria en 150% pega sobre las ventas en el día a día y aumenta el desabastecimiento.

Con el dólar blue ya coqueteando con los $ 200 y la brecha cambiaria en 150%, el mercado informal se empeña en contradecir el discurso oficial que marca que las cotizaciones paralelas no impactan en la economía real.
“Cerras una venta, le decís al cliente gracias por la compra y cuando estás entregando el producto no lo querés soltar. Es que no sabés si estás ganando plata o perdiendo, ni a qué nivel del dólar vas a tener que pagar la reposición”, resume un importador de marroquinería de alta gama.
Entre el cóctel de medidas homeopáticas con las que el Gobierno intenta controlar la brecha figuran las restricciones del Banco Central que obligan a solicitar permiso para acceder al mercado de cambios a partir de US$ 50.000. Esto aumento la incertidumbre, ya que los importadores no tienen certeza de que van a poder operar al dólar oficial mientras ven como la escalada del blue se retroalimenta con la del contado con liqui.
La consecuencia de esto es que “no hay precios”, según consignan en el mercado. Y sin precios, no hay ventas.
“El veranito de las ferreterías se terminó hace poco más de un mes”, le dijo a Clarín Sergio Angiulli, presidente de CAFARA, la cámara que agrupa al sector. Como comercios esenciales las ferreterías estuvieron abiertas desde el principio de la cuarentena. Y con la gente en sus casas, entre abril y agosto las ventas en cantidades de estos locales aumentaron 20%. Angiulli, dueño de un comercio en Rosario, contó que ahora la situación es otra. “Hoy las ventas están más resentidas, la situación económica cambio muchísimo. A esto se suma que hay muchos faltantes y grandes aumentos, tanto de productos importados como nacionales”.
“Hay importadores que nos dicen que no pueden conseguir dólares, que tienen que manejarse con otro tipo de cambio que no es el oficial. E incluso los que tienen acceso al oficial también remarcaron. Los aumentos más bajos de los últimos dos meses son del 10%. Y además achicaron los plazos de pago. Antes ofrecían 90 ó 120 días, hoy prácticamente hay que hacer pagos anticipados”, detalló.
A parte de ese desabastecimiento Angiulli no les encuentra explicación. “Hay faltantes de ladrillos pese a que se producen a 20 kilómetros de Rosario. Tampoco hay alambres; conseguimos esa mercaderia a cuentagotas. Los distribuidores dicen que los fabricantes no les entregan y éstos dicen lo mismo de los proveedores de insumos”.
“También es cierto que hay productos que faltan porque en las fábricas hay personal que no puede trabajar a causa del Covid. Tenemos fabricantes de cerraduras del Gran Buenos Aires que nos están dando fecha de entrega para febrero”, contó.
Rubén Jara Ibaceta es fundador de Fan, una empresa especializada en venta de autos usados premium con concesionarias en Pilar y Nordelta. Comercializan marcas como Audi, Alfa Romeo, BMW, Mercedes-Benz, Porsche y Land Rover. “Con la importación de autos de alta gama restringida para que no se vayan los dólares, los usados de hasta tres años, que son los que nosotros ofrecemos, ganaron mucho terreno”, explicó. “Pero hoy con el dólar moviéndose minuto a minuto, la situación es de incertidumbre. Para concretar las operaciones es necesario que el dólar se quede quieto”.
“Antes se daban buenas ventas, incluso cuando ya había una escalada del dólar, pero lo que hay ahora es una estampida, no sabés donde va a terminar”, señaló Jara.
De todos modos Jara se muestra optimista. “Hay gente que está esperando desde hace meses para cambiar el auto. Cuando el dólar se quede quieto, el que tiene los billetes podrá ver las oportunidades que hay”.
La incertidumbre también se hace sentir en las compras del día a día. Desde una de las principales cadenas de supermercados del país reconocieron que “la situación de desabastecimiento es compleja, sobre todo en categorías básicas. No tiene que ver tanto con el dólar sino con el congelamiento de precios máximos. El proveedor prefiere vender al canal tradicional porque ahí hay menos controles y entonces puede vender más caro”, sostuvieron.
Respecto de la espiral del dólar blue señalaron que “en el mediano plazo va a haber algún impacto en los insumos. Por ejemplo en los laminados que se usan para empaques o en productos de limpieza y perfumería que tienen componentes químicos”.
“El Gobierno se está quedando sin reservas y por una multiplicidad de factores, entre ellos el social, se rehúsa a devaluar”, indicó Walter Morales, presidente de la consultora Wise. “Pero lo cierto es que el factor social igualmente se ve afectado porque hoy hay empresas que no están entregando bienes. No quieren vender el stock a $ 80 o $ 90 porque no saben dentro de 15 días cuál va a ser el valor de ese stock. La incertidumbre lleva, entonces, a una parálisis productiva”.
Un trabajo de Consultatio muestra que en la historia argentina “las brechas por encima del 90% suelen durar menos de dos meses y son seguidas de devaluaciones de 25%”. Pero si se incluye el período que va de enero de 1971 a noviembre de 1975 “las brechas por encima del 90% se pueden mantener por mucho más tiempo (siete meses), pero a un precio muy alto: devaluaciones mayores, como el Rodrigazo”.

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