Productores e industriales coinciden en la necesidad de revisar de manera urgente el esquema de precios máximos. Aseguran que en los últimos dos meses se disparó el valor de los insumos.

Con los incrementos en el valor del maíz y la soja que se dieron en el mercado internacional y el consecuente impacto en el plano local, el esquema de costos del tambo quedó en rojo. Es que el maíz, insumo básico para la alimentación, tuvo un incremento superior al 60% desde que comenzó el año y se aceleró en las últimas semanas. Ante esta situación, los productores de las cuencas lácteas de Córdoba y Santa Fe denunciaron que el precio pagado por la industria no permite equilibrar las cuentas.
Un informe reciente sobre lechería que publica la Asociación de Consorcios Regionales (AACREA) confirma que sólo en el mes de octubre se experimentó un aumento del 16% en el índice de costo en relación con el mes anterior. Por su parte el índice de precio, al estar relacionado con el precio de la leche, mostró un aumento de sólo el 2,8%. Los números no cierran para la cadena láctea, por eso se reunieron con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, para buscar una solución a los problemas que tiene el sector.
Fernando Córdoba, presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe, confirmó que el último precio pagado al productor -informado por el SIGLEA- fue de $19,59. “Estamos muy mal, porque los precios de la alimentación se dispararon. Hoy el precio que se necesita para lograr rentabilidad ronda los $25 pesos por litro, es decir que estamos un 20% abajo. Córdoba se basa en la relación insumo – producto que habitualmente tienen en la cabeza los tamberos, mediante la cual calculan que con un litro de leche se puedan comprar 2 kilos de maíz. Esa relación hoy arroja 1,3 kg, se ubica un 32% por debajo del promedio de los últimos 5 años y es la más baja desde 2011.
El dato es preocupante cuando se contrasta lo que pasa en Argentina con el resto de los países importantes en producción de leche. En Brasil, Uruguay y Nueva Zelanda los productores reciben entre u$s0,30 y 0,39 por litro mientras que en nuestro país reciben u$s0,25, uno de los valores mas bajos a nivel global.
Las industrias también atraviesan una situación compleja. Ercole Felippa, quien en los próximos días asumirá formalmente la presidencia del Centro de la Industria Lechera (CIL), aseguró que “la cadena láctea no esta generando valor y cuando eso pasa no hay nada para distribuir entre sus integrantes. Esto lo hemos hablado con Luis Basterra y Arturo Videla (director nacional de Lechería) y les advertimos que vamos hacia un problema”.
Felippa confirmó que “no se le puede pagar mas al productor porque en el mercado interno hemos tenido desde marzo hasta ahora autorizaciones para aumentar sólo un 3% y un 2%, cuando la materia prima en el ultimo año aumento un 25%, la mano de obra alrededor de un 40% y el resto de los insumos mas del 30%. Así no hay negocio que aguante”.
Es importante destacar que por cuestiones climáticas durante el verano pasado se generó un buen caudal de pasto que sumado a otras variables permitieron que se produjera entre enero y septiembre un 7,8% más de leche en comparación con el mismo período del 2019. Ante este panorama y teniendo en cuenta que el consumo interno prácticamente no cayó -gracias a la pandemia- se genera un excedente que hay que exportar para evitar la sobreoferta en el mercado interno y la consecuente baja de precios.
En cuanto a las exportaciones, el precio promedio anual para la tonelada de leche en polvo osciló los u$s3.000 pero con el 9% de retenciones y al tipo de cambio oficial, las industrias aseguran que no se genera una gran rentabilidad.
Queda claro que en la cadena láctea la situación es tensa. Del lado de la producción, Córdoba aseguró que el productor ya piensa en achicar su rodeo para el año próximo y desde la industria, Felippa indicó que “la rentabilidad en la industria láctea es menor al 2% y hoy tampoco se logra, justamente por eso hay balances de empresas del rubro que muestran pérdidas preocupantes”.
El flamante titular de CIL precisó que “existe una necesidad imperiosa de salir de este esquema de precios máximos porque se esta asfixiando a la industria”. Desde la entidad confirmaron que ya hay diálogo entre el gobierno y algunas empresas del sector para flexibilizar el acuerdo de precios que vence en enero del año próximo. Se requerirá creatividad y precisión para poner en marcha un esquema que le de un respiro a la industria y al mismo tiempo evite un incremento de precios en la góndola que desaliente el consumo.

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