Los últimos reportes del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina indican que las ayudas sociales y el congelamiento de precios son la causa de un incremento en las ventas. Pero el valor que reciben usinas y productores se mantiene muy retrasado contra la inflación.

Los subsidios sociales, el congelamiento de precios y las compras estatales sostienen el consumo nacional de lácteos, que sin embargo se orienta a productos menos elaborados y así disminuye la posibilidad de las usinas de mejorar el precio al tambero.
El reporte “Venta de Productos Lácteos en el Mercado Interno” del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) indicó que en septiembre el despacho promedio de artículos elaborados creció 5%, mientras que medidos en “litros equivalentes” (litros necesarios para producir los productos elaborados) fue de 3.2% respecto de igual mes del año pasado. En el ranking hay ganadores y perdedores: crecen fuerte leches no refrigeradas (Larga Vida), leche en polvo descremada y manteca; mientras caen leches chocolatadas o saborizadas, leches refrigeradas y postres lácteos y flanes.
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“El sostenimiento del consumo, incluso con valores por encima del año pasado, responde básicamente a las ayudas sociales en todas sus formas (AUH, tarjeta alimentaria, IFE, etc.), que se destinaron a un consumo de lácteos más básicos y a las mayores compras de los diferentes gobiernos nacional, provinciales y municipales de leches fluidas y en polvo para asistencia alimentaria”, analiza el informe. En el último año, según los últimos datos publicados por el Indec, la “canasta láctea” mostró una inflación interanual del 14.0% versus un 43.2 % el promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas en comercios y supermercados de la ciudad de Buenos Aires (CABA-GBA).
En detalle OCLA remarca que “crecen las ventas de productos más básicos como leches no refrigeradas, leches en polvo, quesos cremosos (pasta blanda), manteca, dulce de leche y yogures, que en general caen”, mientras que “aumentan las ventas en bebibles de litro (presentación predominante en la categoría).
Por otro lado, advierte: “los productos de mayor valor agregado y/o unitario, como yogures en potes, flanes y postres, leches saborizadas, quesos duros, semiduros y untables presentan caída. Lamentablemente, todos estos últimos son los que aportan mayor contribución marginal al negocio de la cadena industrial y por ende su traslación al sector primario”.
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Según el relevamiento, “hubo un cambio importante en las compras de productos lácteos, donde se hacen en forma más puntual, en negocios de cercanía y mayoristas, de mayor valor (canastos más grandes), con menor frecuencia en las misma (menos visitas)”. Comportamiento que se relaciona a “compras para stock familiar y por los controles de precios (máximos y cuidados), se visualiza un incremento significativo en las leches no refrigeradas y una situación similar en manteca, dulce de leche, quesos cremosos y yogures bebibles de litro”.
Por otra parte, en base al Balance Lácteo estimado por OCLA, entre enero y septiembre del 2020 surge un consumo total del 1,5% superior al año anterior, mientras el consumo per cápita acumulado hasta septiembre del 2020 es de 135,9 litros/habitante de leche equivalente, versus 135,2 en igual período de 2019 (+0,6%). “Si anualizamos el consumo per cápita corregido por igual cantidad de días entre años, el consumo para 2020 sería de 182,7 litros/habitante y por año, es decir un 0,2% superior al 2019”, agrega.
Mientras el congelamiento de precios y los subsidios benefician a los consumidores, los productores sufren un fuerte retraso en el precio que obtienen de las usinas. En octubre, el promedio ponderado de la leche pagado al tambero argentino a nivel nacional fue de 19,59 $ /litro (o u$ s 0.23), según datos publicados por la Dirección Nacional de Lechería en base a liquidaciones declaradas por 355 industrias lácteas en el Siglea. Se trata de un valor apenas 22% superior al de un año atrás, muy por debajo de la inflación del 37.2% de los últimos 12 meses.
Para los tamberos hay además un agravante: la suba del maíz le quita poder adquisitivo a su producción para comprar alimento, uno de los principales insumos del sector. Al considerar el promedio mensual Rosario del maíz disponible, en octubre con el valor de un litro de leche cruda se pudieron comprar 1,32 kilogramos del cereal, una cifra 15% inferior a la de septiembre de este año y 38% más baja que la de octubre de 2019.

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