Un estudio de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) sobre la carga tributaria que deben soportar las empresas de cinco sectores de actividad en treinta localidades de la Argentina ratificó el fárrago impositivo que soportan las empresas productoras de bienes o proveedoras de servicios del país.
Los sectores relevados fueron Frigoríficos, Metalmecánica, Hotelería, Supermercados y Transporte y el informe constató una gran dispersión en las cargas fiscales. Las empresas fiscalmente menos acosadas son los frigoríficos Pyme en la ciudad de San Luis, la capital puntana, y los más asediados los hoteles no pymes en Bariloche, el principal centro turístico de Río Negro y de la Patagonia.
De hecho, esos son los sectores extremos en términos de cantidad de tributos que deben afrontar: los frigoríficos, los que menos, y los hoteles, los que más. La constatación ocurre, además, al cabo de un año en el que la hotelería, al igual que la gastronomía, las agencias de viajes y de transporte y otros sectores altamente vinculados al turismo, fueron los que más sufrieron las prohibiciones derivadas de la extensa aplicación del “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio” (ASPO) para combatir la pandemia de coronavirus.
Al respecto, un reciente trabajo conjunto de Fehgra (sector hotelero-gastronómico) y ATH (Hoteles de Turismo) alertaron, ante el fin del programa ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción, que paga parcialmente salarios de las empresas más afectadas por la crisis, hasta un tope de dos salarios mínimos) que “el 95% de los establecimiento no subsistirán sin asistencia” y que en ambos sectores ya se destruyeron 225.000 empleos de los 650.000 que tenían en pre-pandemia y proyectan que el próximo enero los hoteles tendrán un 90% menos de ocupación de lo que tuvieron en igual mes de este año y los locales gastronómicos un 80% menos.
Según el estudio de la OPC, la cantidad de tributos que deben afrontar las empresas en función de donde están localizadas, considerando los tributos nacionales, provinciales y municipales, varía entre un mínimo de 21 a un máximo de 41 tributos.
El estudio señala también que las provincias o ciudades que tienen algún tipo de “franquicia” tributaria de Nación, como Tierra del Fuego, que figura entre los distritos de menor carga tributaria para los cinco sectores contemplados, y San Luis, por caso, para los frigoríficos, pero no para las empresas y talleres metalúrgicos.
Los principales impuestos nacionales pagados por las empresas en los cinco sectores relevados son el IVA, cuya incidencia es en realidad transmitida al consumidor final, por lo que no representa una “carga” sobre las empresas, salvo en casos de acumulación de créditos fiscales por largo tiempo, por el costo financiero que significan), el impuesto a las Ganancias, los aportes patronales y el impuesto a los débitos y créditos bancarios.
Tributos provinciales y municipales
Mucho más extensa es la lista de impuestos provinciales y municipales que si se toman en conjunto van desde un mínimo de 17 tributos a afrontar en Catamarca a un máximo de 36 tributos en Bariloche (Cuadro).
En todas las actividades, dice el informe, existe una dispersión mínima del 25% en cuanto al peso de la carga tributaria sobre empresas de una misma actividad pero en diferentes localidades (como el caso de la hotelería) hasta un máximo de 50% en el caso de los frigoríficos.
De las 30 localidades estudiadas, la peor para tener un tallercito metalúrgico o una empresa metalmecánica de mayor fuste es Rawson, la capital de Chubut, y los mejores la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o la capital de Corrientes.
Para los supermercados, el mejor lugar es Comodoro Rivadavia, y el peor Bahía Blanca.
Para las 30 ciudades y los 5 sectores estudiados la carga tributaria promedio es del 12% sobre la facturación, con un máximo de 16% promedio en el caso de los hoteles y un mínimo de 9% en el de los frigoríficos. “Los gobiernos de los tres niveles han generado incrementos tanto en la presión tributaria global como en las diferencias entre jurisdicciones”, dice el estudio.
En las 30 localidades estudiadas las empresas afrontan, invariablemente, 3 tributos provinciales: Ingresos Brutos (que los gobiernos podrán volver a aumentar a partir de la firma del “Nuevo Consenso Fiscal” firmado el viernes pasado por el gobierno nacional con, hasta ahora, 21 provincias), Sellos e Inmobiliario. Les siguen en incidencia, en cuanto a repitencia en los distintos distritos, el impuesto automotor, y luego los tributos comienzan a ser diferentes o más raleados entre las diferentes ciudades: tasa retributiva de servicios administrativos y judiciales, impuesto a las loterías, canon sobre el uso de agua de dominio público, impuesto sobre la nómina salarial, rentas diversas, derechos de explotación de áridos, tasa forestal, contribución por mejoras, tasa retributiva de servicios, fondo de emergencia agropecuaria, tasas por tramitación y visado de urbanizaciones y obras de arquitectura, impuesto al ejercicio de profesionales liberales, impuesto a la venta de combustibles, tasa de pesca e impuesto a la transmisión gratuita de bienes, entre otros.
Luego aparece el listado de cargas y tasas municipales: Seguridad e Higiene y Habilitación de Comercios e Industrias, Alumbrado, Barrido y Limpieza, Conservación de Sumideros, Derechos de Cementerio, de Delineación y Construcción, Tasa por actuaciones administrativas, Publicidad en Vía Pública, Derechos de venta ambulante, Impuesto inmobiliario, Tasa de Inspección eléctrica, derecho de catastro, tasa ambiental, carnet de conducir, tasas por derecho de inspección de pesos y medidas, Transporte Público y Remoción y Estadía de Vehículos, Tasas de ordenamiento de Tránsito y Señalética, por Control de Marcas y Señales, Tasa por uso de terminales de ómnibus y, donde los hay, de Aeropuertos. En fin.