En este lugar se ordeña todos los días: a las 8, a las 16 y a la medianoche sin importar fecha. El bienestar de las vacas está por encima de los festejos navideños.

“El tambo no espera”. Es la frase que todo tambero conoce de memoria. No importa si es 24, 25, o 31 de diciembre. Los horarios para la extracción de leche son rigurosos para no provocar que las vacas se enfermen y esa es la base del trabajo; llueva, truene, o bajo cualquier condición.
Mario y Natalia son tamberos de Cabañas del Valle, ubicada en Oliva y son los encargados, junto a Ramón, de esta tarea todos los días del año llevando su trabajo con mucha alegría y con total normalidad. “Lo disfrutamos después. Si hay fiesta, se festeja igual”, comenta Natalia con una sonrisa en la cara.

“La vida de campo es sacrificada como cualquier trabajo, pero se soluciona con la pasión que uno le mete, hay que ser positivo”, completa José Maritano, uno de los responsables del establecimiento.
El cuidado de animales y la producción tambera es una tarea que lleva atención y para ello, es fundamental hacerlo con amor. “Mientras a uno le guste, no pasa nada, hay que trabajar con pasión”. A los animales mientras más cariño les das, más producción tenés. Les hablo, les rasco la cabeza, les pregunto si están bien. Hay una relación con las vacas. Si les agarras cariño y ellas te agarran cariño a vos, es lo mejor que hay” comenta Mario mientras acaricia a una de sus “chicas” en la previa del ordeñe.
La cabaña cuenta con vacas holando-argentino. Cada una de ellas da entre 26 y 40 litros por día. “Con el tercer ordeñe que incorporamos hace poco, pudimos aumentar la producción. Hay algunas vacas que dan hasta 70 litros por día y hay que cuidarlas.” Comentó con orgullo José Maritano, una vez más.
Esta es una larga cadena de producción que comienza en el campo, con todos los actores del tambo, veterinarios y criadores de vacas; con el transportista que lleva la leche a la fábrica, los empacadores, y todos los que los distribuyen a supermercados y a cada uno de los almacenes de barrio.
El tambo es el primer eslabón de esta cadena láctea. Hasta que una caja de leche llega a nuestras góndolas pasa por muchas manos, y no siempre es sencillo identificar el esfuerzo, el trabajo y la pasión que hay por detrás de cada una de ellas.
Hay que saber que, en estas navidades, para muchos, el brindis es con leche…. O gracias a la leche.

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