El discurso y las acciones concretas del Gobierno tendientes a planchar todo lo que sea posible la inflación luego del rebote del último trimestre del 2020 puso en alerta a uno de los sectores más dinámicos de la actividad económica: las compañías alimenticias. La preocupación se centra ahora en la política de Precios Máximos, el congelamiento de 2.200 productos que supuestamente vence a fin de enero. Pero si bien la promesa era salir de este esquema para ese momento, en el sector nadie espera un descongelamiento.
La cámara que agrupa a las principales compañías alimenticias de la Argentina, Copal, advirtió en un comunicado que la industria se enfrenta a “una crisis sin precedentes” y advirtió por la continuidad de los puestos de trabajo. Muchas empresas de primera línea están presentando balances en rojo y muchas logran seguir con ganancias porque tienen otro tipo de negocios, como los relacionados a la agro exportación.
“La idea era que Precios Máximos sería un programa específico por la pandemia. Pero ahora vemos que es parte de una política de Estado. Es muy peligroso porque es algo insostenible para las compañías, teniendo en cuenta los aumentos de costos”, señaló uno de los principales directivos del sector.
La política de congelamientos o fuertes controles de precios llegó para quedarse. El peligro es que los aumentos de costos superan ampliamente los incrementos autorizados por el Gobierno, lo que pone a empresas como las alimenticias en situación crítica
La decisión presidencial de retrotraer el aumento de 7% que ya se había definido para las prepagas y el límite de 5% para el rubro telecomunicaciones resultaron señales contundentes sobre los próximos pasos. Por eso el temor es que se mantenga el congelamiento en alimentos, posiblemente con una nueva autorización para pequeños incrementos.
Pero la ecuación para el sector es cada vez más finita. De acuerdo al comunicado de Copal, las subas registradas en el año dentro del sector van del 4% al 10,5%, pero al mismo tiempo advierten que “los aumentos de costos llegan en algunos casos al 100%” a lo largo del año pasado. De esta forma, las alimenticias buscaron desligarse de la suba del índice de precios relacionado con alimentos y bebidas, que creció más de 40% en 2020, aún a pesar de la política de congelamiento.
Mientras tanto, también avanzan las discusiones para elaborar la nueva lista de Precios Cuidados, que incluyen una serie de productos de la canasta básica que actúan además como referencia. Tal como informó Infobae, aún siguen las discusiones entre el Gobierno y las empresas para determinar cuál será el nuevo listado. Una opción, según comentaron en las empresas, es ir hacia una convergencia que implique ir saliendo gradualmente de los congelamientos y al mismo tiempo incluir más productos dentro de Precios Cuidados.
En 2021, el foco del gobierno está en evitar una nueva pérdida de poder adquisitivo de los salarios y de las jubilaciones, lo que podría tener duros efectos en sus chances electorales.
Los congelamientos o férreos controles de precios son una parte fundamental de la estrategia del Gobierno para enfrentar el año electoral. Luego del pico de inflación del último trimestre de 2020, que proyecta una suba de precios de más del 50% para este año, el objetivo ahora es postergar todo lo posible las subas, pese al fuerte aumento de costos que sufrieron las empresas.
En el corto plazo pueden funcionar, pero a riesgo de una caída de la inversión y de la producción, además de un deterioro de la calidad de prestación en el caso de empresas de servicios. Sin embargo, el foco está en evitar una nueva pérdida de poder adquisitivo de los salarios y de las jubilaciones, lo que podría tener duros efectos en las chances electorales del oficialismo.
El Presidente Alberto Fernández declaró ayer que su intención es “cuidar el bolsillo de los argentinos” y realizó referencias concretas a lo elevado del precio de la carne. Los alimentos frescos, sin embargo, no forman parte por el momento de ningún acuerdo de precios. Pero hay negociaciones con frigoríficos para ofrecer determinados cortes a precios populares. Una política que se intentó en el pasado, pero que solo funciona por cortos plazos de tiempo.