Tras el fallo, NavarraCapital.es recoge el sentir de los principales agentes ganaderos de la región ante el fenómeno de las macrogranjas. En este sentido, los productores de leche de vaca se muestran preocupados, ya que temen perder competitividad, que se produzca una caída aún mayor de los precios y, en último término, que peligre la supervivencia de sus negocios. Entre 2009 y 2019, Navarra perdió el 14,76 % de sus explotaciones vacunas.
La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) abrió una vía para la instalación de macrogranjas ganaderas en Navarra. Su sentencia tras el recurso contencioso-administrativo interpuesto por la empresa Valle de Odieta, ubicada en Caparroso, otorgó a esta el derecho de obtener la Autorización Ambiental Integrada para ampliar sus instalaciones y pasar de 3.450 a 7.200 cabezas de ganado. El fallo suscitó la respuesta del Gobierno de Navarra, que dijo acatarlo aunque, al mismo tiempo, matizó que se encuentra trabajando en la modificación de la Ley de Sanidad Animal. El objetivo: “lograr la necesaria seguridad jurídica que evite la ubicación de instalaciones de estas dimensiones en la región”.
A juicio del Ejecutivo foral, las explotaciones de gran tamaño pueden conllevar “consecuencias graves e irreparables” para el sector ganadero navarro, para el medio ambiente y para el territorio, “dado su importante impacto desde el punto de vista social, económico, medioambiental y, sobre todo, sanitario”. Por eso, NavarraCapital.es quiso testar el sentir de los principales agentes ganaderos sobre este tipo de instalaciones. Su implantación preocupa sobre todo a los productores de leche de vaca, que temen ver cómo el número de granjas sufre un descenso significativo. Por el contrario, los productores de carne vacuna y otras especies no se muestran preocupados, entre otras cosas porque dentro de sus mercados no existe ese tipo de empresas.
Gonzalo Palacios (UAGN): “A las centrales les interesa recoger la leche en un solo punto. Esto pronunciaría la disminución de granjas vivida en los últimos años”.
Gonzalo Palacios, vicepresidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN) y ganadero, no apoya aquellos modelos que se imponen ante “la tradición ganadera más pequeña y familiar”, ya que esta “sostiene el tejido económico de las zonas rurales y previene su despoblación”.
“Las explotaciones dispersas y pequeñas están en los valles de Baztan, Ulzama o Barranca, donde comercian con núcleos urbanos reducidos. Pero a las centrales que van a estas zonas rurales más desfavorecidas les interesa por logística recoger la leche en un solo punto, con muchos camiones, y no tener que andar de un lado para otro llenando las cisternas. Esto pronunciaría la disminución de granjas que se ha vivido en los últimos años”, alerta.
EHNE: “El daño que hacen las macrogranjas a los ganaderos de vacuno de leche es parecido al impacto de las grandes superficies en el pequeño comercio”.
Los datos del censo ganadero del Gobierno de Navarra confirman esta apreciación. En 2019, la región contaba con 8.596 explotaciones de todas las especies (un 1,41 % más que en 2018), pero las de vacuno bajaron un 1,55 % hasta sumar 1.525. La mayoría de estas (unas 945) se concentran precisamente en la Navarra húmeda del noroeste. Además, hay una tendencia a la baja desde 2009 hasta 2019, período en que las granjas de vacas disminuyeron su número en 264 (-14,76 %). El vicepresidente de UAGN incide en la “poca rentabilidad” que obtienen los productores de vacuno de leche como otro de los factores de la caída, debido a los “bajos precios” que reciben por sus ventas.
En líneas generales, el sindicato de agricultores y ganaderos Euskal Herriko Nekazarien Elkartasuna (EHNE) también comparte este análisis: “El daño que hacen las macrogranjas a los ganaderos de vacuno de leche es parecido al impacto de las grandes superficies en el pequeño comercio. Si ya los precios de la leche son ajustados, con un aumento de la oferta disminuirían drásticamente”. A este respecto, el precio del litro en la actualidad ronda los treinta céntimos.
Javier Ayechu (IGP Cordero de Navarra): “Es inviable una macrogranja de ovejas por la demanda que tienen sus productos, así que no nos preocupa esta situación”.
Dentro de la producción de leche en Navarra, la de vaca representa el 94,19 %, frente a la de ovino (5,7 %) y la de cabra (0,1 %). Quizás por ello, las macrogranjas no preocupan a los productores de estas dos últimas especies. “Ahora mismo, es inviable una macrogranja de ovejas por la demanda que tienen sus productos”, atestigua Javier Ayechu, presidente de la IGP Cordero de Navarra.
Sin aludir al caso de Valle de Odieta y centrando su valoración en el sector cárnico, la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) sí respalda “el derecho de las empresas a su desarrollo dentro de la legalidad” y siempre que exista un cumplimiento de “todos los requisitos medioambientales, que son el eje de desarrollo del sector”. Así mismo, rechaza “el concepto de ‘macrogranja’, ya que no existe en la legislación”, y destaca que “el sector ganadero-cárnico español cumple rigurosamente con lo establecido en la normativa nacional y europea”.
Patxi Vera (UCAN): “No vale decir que no haya macrogranjas en Europa, pero luego importemos de este tipo de explotaciones. Es una suerte de hipocresía“.
En este sentido, Patxi Vera, director gerente de la Unión de Cooperativas Agrarias de Navarra (UCAN), incide en el hecho de que la legislación no termina de concretar a partir de cuántas cabezas de ganado se puede hablar de ‘macrogranja’. “Hay que definir el número porque esta cuestión sigue siendo muy subjetiva. Y el problema es que, muchas veces, el mercado y las políticas comunitarias obligan a las explotaciones a crecer para ser competitivas”.
Vera tiene claro que para él “no es deseable la implantación de este tipo de instalaciones en Navarra”. Y, en el actual contexto fruto de la pandemia, ve fundamental revisar el modelo productivo que Europa desea para el sector: “No vale decir que no haya macrogranjas en Europa, pero luego importemos de este tipo de explotaciones. Es una suerte de hipocresía”.
El representante de UCAN cita un ejemplo concreto para ilustrar este fenómeno: la plantación de espárragos en Namibia y Etiopía, que ya comienzan a comercializarse en España. “Tenemos que hacer que los productos que lleguen a venderse al consumidor no procedan de instalaciones similares, ubicadas fuera de Europa. Si no se tiene en cuenta esto, estamos cerrando explotaciones aquí y haciendo más competitivas las de otros países”, analiza.
El pasado viernes, este medio también se puso en contacto con la empresa Valle de Odieta con el fin de recabar sus valoraciones al respecto. Pero, al cierre de esta edición, aún no había obtenido respuesta de la compañía.