“El problema es simple, ponen a gente ignorante a hacer estos relevamientos y las consecuencias son estas, ahora resulta que tenemos que enseñarles que la producción de leche no es estable todos los meses del año y que no podés comparar de manera lineal lo que se procesa en noviembre con lo de febrero”
En estricto off the record alguien que conoce y mucho al sector se reía mientras leía la noticia, pero claro, como no le tocaba a su empresa prefirió que su nombre no trascienda, “ya veo que nos vienen a hacer el mismo control y pretenden que procesemos la misma leche en febrero que en octubre” agregó.
Pero si bien no quiso que su nombre apareciera, se prendió a un juego hipotético, tratar de pensar dónde se meten la leche que no procesan las empresas, veamos las opciones.
– Llaman a las vacas y les dicen que den menos leche, o las ordeñan cada dos días.
– La tiran a las cloacas.
– Se la venden a los chinos que pagan en dólares.
– La guardan en un bunker subterráneo esperando a que el precio suba para engordar sus ya astronómicas ganancias.
– La usan para regar los campos y producir soja.
Y así seguimos por un largo rato, tratando de que el humor nos permita superar la realidad, porque cuando hablamos en serio nos queda la sensación de estar hablando en el desierto.
Hace apenas 10 días explicábamos aquí que “Nadie puede por decreto controlar el precio de un producto y el volumen de la oferta al mismo tiempo. Lo saben, y eso es lo grave.” Pero hay una insistencia en buena parte del gobierno en gastar energía y recursos en acciones inútiles.
El año pasado la cadena láctea perdió 5736 millones de pesos, el sector industrial perdió dinero todos los meses del año, salvo marzo, abril y mayo. La razón, el fuerte control de precios que aqueja al sector. Esta rentabilidad negativa del sector industrial se tradujo inevitablemente en que durante el segundo semestre del año pasado los tambos también terminen trabajando a pérdida.
Estos datos no son de la oposición, son los números que relevan el IAPUCo (Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos) y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), este último dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la nación.
Pero claro, se ve que en la Secretaría de Comercio Interior no leen a los que saben, al parecer les preocupa más instalar discursos anacrónicos que permitan aplicar soluciones inútiles que a la larga terminen agravando el problema.