El mal estado de los caminos rurales es historia repetida y se agrava con la lluvias. En Entre Ríos, la ruta provincial Nº 31 no es la excepción. Este camino atraviesa los departamentos entrerrianos de Nogoyá y Tala, y por allí circula el grueso de la producción de la zona. Lo que supo ser un ripio firme que le daba seguridad a un centenar de productores para sacar su producción, hoy son más de 70 kilómetros “intransitables”.
“Los días de lluvia son terribles, porque tenemos que sacar la producción hasta el lugar donde el camión pueda llegar y transbordar la leche que viene del tambo”, explicó Pedro Brandi, ingeniero Civil y propietario del establecimiento El Caraguatá. Y añadió a La Capital: “La intensidad de la lluvia determina la distancia que hay que recorrer. A veces son más de 20 kilómetros para llevar la leche al camión. Y seguimos perjudicando al propio camino al transitarlo en esas condiciones”.
“Si estamos así en verano, en otoño será tremendo”, aseguró Pedro Brandi.
El Caraguatá es uno de los tambos más grandes de Entre Ríos. Cuenta con cinco establecimientos, con 2.200 madres en ordeñe y genera 70.000 litros de leche diarios en los meses de mayor productividad. “En época pico sacamos dos equipos, y si llueve el camino lo siente”, comenta Brandi.
A pesar de que 2020 fue seco, las lluvias de diciembre lo hicieron volver a acarrear leche en forma frecuente. “Nuestra preocupación son los meses del otoño, que es la época de mayor concentración de lluvias. Si estamos así en verano, en otoño será tremendo”, aseguró.
Cuenca lechera
El Departamento Nogoyá forma parte de la principal cuenca lechera entrerriana, junto a los departamentos Paraná y Diamante. Según el INTA Paraná, representan alrededor del 78% de las unidades productivas de la provincia. La lechería entrerriana se caracteriza por la presencia mayoritaria de explotaciones pequeñas y medianas, con predominancia de gestión y mano de obra familiar. La producción total se encuentra estancada en los 350 millones de litros promedio, pero con mucha variabilidad interanual, lo que denota lo sensible que es la producción a eventos climáticos adversos y señales de mercado.
Con las precipitaciones de enero, Víctor Veick realizó una salida diaria para trasladar su producción desde su pequeño tambo, ubicado en Colonia Nº 21 –Departamento Nogoyá– por la ruta provincial camino hacia Maciá. “En 2013, cuando empezamos a vender leche, tuvimos muy en cuenta esta ruta. Lo tomamos como el punto para sacar la leche los días de lluvia, ya que al asumir un tambo sabés que si llueve, los caminos de tierra se hacen barro. Con el ripio uno suponía que no íbamos a tener este problema, pero hace seis años que es parte del problema”, indicó Veick, luego de recorrer ocho kilómetros de camino de tierra y 12 kilómetros de ripio con su tractor para trasladar su producción. “Por culpa del mal estado de la ruta tengo que hacer 800 kilómetros más al año de recorrido”, dijo.
De no poder salir con la leche, el productor contó que tratan de guardarla en frío dos o tres días para evitar romper los caminos de tierra, “pero cuando querés salir, te pasa como hoy, que tuve que hacer 20 kilómetros, en vez de ocho del tambo hasta el ripio”, lamentó.
Consorcio caminero
Los productores agropecuarios conforman uno de los pocos consorcios camineros de la provincia que se abocan al mantenimiento de los caminos secundarios. Trabajan en casi 40 kilómetros garantizando la transitabilidad hacia la ruta provincial 31.
La falta de mantenimiento de esta ruta clave para la salida de la producción entrerriana sumado a los pronósticos de lluvias frecuentes para los próximos meses, preocupa de sobremanera a los productores.