Según estimaciones oficiales, en nuestra provincia subsisten unos 3,300 establecimientos productores de leche. El número no es definitivo, ya que hay algunos que trabajan en la informalidad. De ese total, aproximadamente el 78% se ubica en la región Centro (Departamentos Castellanos y Las Colonias), mientras que un 16 % está radicado en el norte y un 6 restante en el sur provincial.
Otro dato interesante, es que de ese total, la mitad corresponde a tambos “chicos”, que ordeñan hasta 150 vacas cada uno, las que entregan una producción diaria de 2,150 litros de leche.
Grandes y chicos
Como cada 23 de febrero se conmemora el día del tambero, en homenaje a la creación de la Unión General de Tamberos en 1920, por lo que Campolitoral habló con Fernando Córdoba, titular de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe Meprolsafe), para hablar sobre la realidad productiva.
“Es un día para conmemorar, ya que es una actividad que es inmemorial para la región; además de ser uno de los pilares de la alimentación nacional y de la permanencia de los pueblos del interior. Por el arraigo que significa y por la generación de empleo (4 directos más unos 20 indirectos por tambo)”, asegura.
Según Córdoba, todavía no se registra un cierre masivo, pero hay motivos de alarma, porque si estas condiciones se mantienen, podrían desencadenar un colapso, sobre todo de los más chicos.
“No hay cierre masivo, pero si estamos yendo a una concentración. Pero si la situación sigue así vemos peligrar algunos tambos, más que nada los más chicos, que son los que menos tiene la capacidad de adaptarse”.
Incertidumbre
Meprolsafe es una entidad que hoy cuenta con casi 700 asociados, y viene trabajando en cuestiones gremiales y técnicas. “Estamos estudiando el impacto de los antibióticos en la leche; y el tema del contrato de tambero mediero, que podría reducir la facturación a la mitad”, afirma en referencia a los monotributistas que deberían pasar al Régimen General y comenzar a tributar ganancias, si la AFIP no toma una decisión pronto.
Vulnerabilidad
Otro de los aspectos que le pegan duro a los tamberos es el aumento del precio de los granos. “Están en una situación de vulnerabilidad muy grande. Hace 4 meses que estamos cobrando abajo de los costos de producción. Cambió la ecuación drásticamente con el aumento de los cereales a nivel internacional, ya que el maíz es el costo más alto en la alimentación de las vacas, y el precio de la leche lo fue acompañando muy de atrás. Somos consumidores de maíz, lo sembramos para uso propio”.
Agenda superadora
A nivel gremial, Córdoba destaca que están trabajando en poder implementar el sistema de pago por calidad (en base a los sólidos y composición higiénico sanitaria). “Que no nos paguen por la leche blanca, sino por lo que tiene adentro. Y en ver cómo lograr un mecanismo de fijación de precios de la materia prima”, y afirma que están llevando adelante reuniones con todas las entidades y el director de Lechería Arturo Videla de forma semanal vía zoom. “En su anterior gestión ya estaba todo para hacerlo, incluso se había acordado en ese momento empezar a implementarlo, pero el CIL interpuso una medida cautelar ante la justicia, que falló 2 veces a favor del Ministerio de Agricultura para avanzar en el pago de calidad, pero la gestión de Sammartino nunca lo implementó”.
En este sentido, explicó que para los productores más chicos, generalmente el mayor problema está en la unidad formadora de colonias y células somáticas. “Lo primero se arregla de un día para el otro, ya que implica un limpieza del tanque y de la ordeñadora. Lo otro lleva un poco más de tiempo, pero un año se podría hacer”. Y se explaya aclarando que la ventaja de los chicos, es que al hacer menos producción, su leche contiene más sólidos, “por lo que creemos que solucionando esos temas, el tambero chico podría cobrar un mejor precio que lo que recibe hoy”.
Si bien siempre habrá diferencias en cuanto a la bonificación por volumen que manejan las industrias , “pero creemos que hay que terminar con que los sólidos de los tambos chicos subsidien el agua blanca de los tambos grandes. Hoy si uno mira los controles lecheros que se publican en determinadas revistas, ve que muchas veces los grandes no llegan con la cantidad de sólidos a cumplir con lo que dice el código alimentario argentino, una injusticia que se tiene que terminar”.