En el marco de las reuniones sectoriales que estaría llevando adelante el Gobierno, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios de Argentina (COPAL) manifiesta su creciente preocupación frente a la situación que se encuentra atravesando la Industria de Alimentos y Bebidas.
Hace casi un año, el sector está expuesto a un estricto congelamiento de precios, medida que fue acompañada por las empresas desde el comienzo entendiendo que ésta era de carácter excepcional. Pero, luego de haberse renovado en seis ocasiones, el sector advirtió en más de una oportunidad el riesgo que representaba para la sustentabilidad de las empresas debido a los persistentes incrementos de costos que han dejado a los distintos sectores, incluidas las economías regionales, en una situación crítica.
Mientras que solo fueron autorizados aumentos promediando entre 4 y 10,8%, el incremento acumulado de los costos que soportaron las empresas el año pasado, en muchos casos dolarizados, fue de un 35% en logística; entre un 45% y hasta 250% en materias primas; un 40% por la depreciación del tipo de cambio oficial mayorista; y alrededor de un 20% por costos COVID.
También es importante destacar que en materia salarial el promedio de incrementos ha sido entre 36 y 44%, porcentaje que supera entre 30 y 40 puntos a los incrementos de precios autorizados a la industria. “Esto evidencia que la industria de alimentos y bebidas no es responsable de la inflación, sino que sufre sus consecuencias” afirma Daniel Funes de Rioja, presidente de COPAL.
Con visión de largo plazo y convencidos del valor agregado del sector de alimentos y bebidas y del rol relevante para el desarrollo sustentable del país, COPAL reitera la necesidad de dar respuesta efectiva a desafíos estructurales, aun no atendidos por las últimas medidas adoptadas por el gobierno. Precios congelados y costos al alza, discontinuación del consenso fiscal, aumentos de los derechos de exportación, doble indemnización, prohibición de suspensiones y despidos y el desfinanciamiento, que se evidencia con la caída en el stock otorgado al sector y las dificultades para el acceso, no hacen más que poner en riesgo la competitividad y sustentabilidad de la industria.
“La situación crítica a la que está sometida la industria de alimentos y bebidas del país tiene su origen muchos años atrás. Los espacios de diálogo y articulación deberían permitir establecer una agenda de reconstrucción del sector para revertir esta situación. Cuentan con el compromiso de COPAL siempre abierta al diálogo y a la construcción colectiva”, concluye Funes de Rioja.