No suele suceder, pero a veces pasa. El interés general de la lechería no coincide con el beneficio de algunos productores.

Veamos, por ejemplo, la manera en la que vendemos nuestro producto: por litro, o por atributos.
Aunque la industria por lo general aprovecha más la leche de mejor composición y calidad, suele comprar y pagar más que nada por volumen. Esto que de por sí es inexplicable, es una de las causas de la poca competitividad que tiene nuestra cadena a la hora de salir a ofertar al mundo. Esa falta de eficiencia se traslada a todos los eslabones, y fue configurando una manera de producir que seguramente no es la mejor para el desarrollo, pero es la que consigue mayores ventajas en el corto plazo. Es evidente que producir con calidad es más caro y laborioso, pero si esa calidad no se paga deja de tener motivación. Algo parecido pasa con la composición: cuanto mayor sea la cantidad de agua que llevan los sólidos industrialmente útiles, mayor será el costo de fletes y de procesos, sin contar con el desperdicio energético de la producción de lactosa.
Este asunto, en el marco de una falta de confianza entre nosotros, es una de las realidades que deberemos cambiar si aspiramos a salir del estancamiento en el que nos encontramos. Y por su naturaleza es una tarea colectiva. Forma parte del núcleo estratégico para el desarrollo de la cadena láctea y las entidades que representamos a los productores necesitamos el respaldo y la lucidez de la opinión y compromiso de todos.
Algunos ven atajos simples y solicitan al Estado que determine las formas en las que tendremos que desempeñarnos. Otros se abroquelan en posiciones tan iluminadas como irreductibles.
Afortunadamente hay mayorías que aspiran al diálogo y a la construcción perseverante de un curso común. La perfección no está en la concreción de ideales utópicos, sino en la progresión de lo factible.
Y para esto, los representantes que trabajamos junto a otras entidades, necesitamos conocer la voluntad de nuestros representados, para no quedar alumbrados solamente con nuestra opinión y propósito. Para salir de la paralización sectorial hace falta esfuerzo para modificar la acción productiva y para acordar los mecanismos de progreso.
Quedamos escuchando.
Editorial de la revista “Leche, Cámara, Acción” de la CAPROLECOBA.

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